Sonsoles Ónega: «Estoy haciendo la tele que quiero y escribo lo que me da la gana»
«Para una mujer que es madre y que tiene una carrera profesional, es cuatro, cinco, seis o diez veces más difícil escribir que para un hombre»
Un millón de euros por haber escrito 'Las hijas de la criada', la novela con la que ha logrado el Premio Planeta 2023. Diciendo ... que ha sido un sueño cumplido nos quedamos cortos. Sonsoles Ónega, periodista y escritora madrileña nacida hace 45 años –en un 50% gracias a su padre, el veterano y respetado Fernando Ónega, también periodista–, estaba exultante en la noche del domingo, cuando fue hecho público, en una cena multitudinaria celebrada en el imponente Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), el nombre de la triunfadora de la 72 edición del premio literario con mayor dotación económica del mundo, al menos del que conocemos. Exultante, radiante, simpática, agradecida y, por fin, algo más relajada justo a las dos menos cuarto de la madrugada del lunes, cuando bajo una incipiente lluvia, y con toda Barcelona de fondo, pudo fumarse tranquilamente un cigarro que le supo a gloria (más gloria todavía). Llega para ella un futuro de novela...
La historia que cuenta 'Las hijas de la criada' es la de una familia gallega, los Valdés, dedicada a la industria conservera de pescado y con la que se atraviesa el siglo XX desde 1900. Y en ese recorrido se suceden episodios de venganzas, retratos de las mujeres del mar, amores y desamores encendidos, y la constatación, una vez más, por si acaso, de lo cruel que puede llegar a ser el destino.
Entre las primeras felicitaciones de escritores que recibió Ónega: las de María Dueñas, tan vinculada a la Región de Murcia y tan elegante como siempre; y la del lorquino Agustín Martínez, quien junto a Jorge Díaz y Antonio Mercero –ellos son Carmen Mola– está de enhorabuena por la publicación de 'El infierno'.
–Así empezó todo.
–Hace cinco años conté en 'Ya es mediodía' [Telecinco] una noticia que me impactó: la del intercambio de dos niñas al nacer que se produjo en Logroño hacía 18 años. Intentamos hablar con ellas para que nos contasen su historia, pero no quisieron. La noticia disparó mi imaginación y, ¡madre del amor hermoso!, supe que ahí había una historia. A partir de esa noticia, fui eligiendo el momento histórico, el contexto, los escenarios...
«Estoy expectante por ver cuál es la fórmula que va a encontrar este Gobierno para amnistiar a un no juzgado [Carles Puigdemont]»
–Los escenarios.
–No tiene mucho mérito que la historia transcurra en Galicia, tierra por la que siento una gran querencia y que me resulta muy inspiradora. La Galicia de mi infancia siempre es abrigo para mí, y en este caso, además, abrigo literario. También una parte de la novela transcurre en Cuba.
Estamos ante la historia de tres generaciones de una misma familia que «hicieron de una lata de conservas de pescado un imperio», y ante el retrato de una industria que «nunca ha sido justa con las mujeres, que se han dejado las manos limpiando sardinas y cerrando latas, pero que jamás tuvieron su patrona, aunque probablemente ejercieran de patronas y fueran las que realmente humanizaron las fábricas y las condiciones de todas aquellas mujeres y hombres que trabajaron en el mar».
Estará el lector ante «personajes femeninos muy potentes», y ante una búsqueda de la verdad que nace tras un hecho cruel: «Tanto la señora como la criada del señor Valdés están embarazadas de él. Dos niñas nacen un mismo día de febrero de 1900, y en la noche posterior al parto de ambas, la criada las intercambiará».
–El tiempo dedicado a la novela.
–Ha sido una novela difícil [tiene otras siete, seis de ellas publicadas por Planeta] que he escrito en medio de muchos avatares. Tres años de trabajo esforzado...; es una novela escrita en los camerinos de dos televisiones distintas, en fines de semana, en veranos sin mis hijos... No pretendo victimizar mi trabajo, porque lo hago con mucho gusto y con toda la pasión; yo no podría vivir sin escribir. Les dedico este premio a las escritoras con hijos, y a los hijos de las escritoras, porque creo que las escritoras sufrimos más que los escritores, porque tener hijos y tener una carrera profesional es durísimo. Para una mujer que es madre y que tiene una carrera profesional, es cuatro, cinco, seis o diez veces más difícil escribir que para un hombre.
–Su aspiración.
–Poder seguir escribiendo toda mi vida, aunque sea a tiempo parcial, porque yo soy escritora a tiempo parcial. ¡Ojalá pudiese dedicarme sólo a escribir!.
–Otra más.
–¡Tener un millón de lectores! [Risas]. Cuando veo esos libros de María Dueñas que logran tener un millón de lectores, o de Juan Gómez Jurado y todos estos escritores que llegan a tantísimos lectores, a mí me da muchísima envidia porque son cifras que en mi vida me habría imaginado.
Explicaciones
–En noviembre su novela estará en las librerías de todo un país que, por cierto, ¿por qué momento diría usted que atraviesa?
–Pues... estamos en un momento delicado de tensión y estrés institucional importante; yo estoy expectante por ver cuál es la fórmula que va a encontrar este Gobierno para amnistiar a un no juzgado [Carles Puigdemont]. A partir de ahí, leeremos la letra pequeña a ver cómo lo hacen. Me lo tendrán que explicar.
–¿Un país del que a usted qué le gusta y qué le disgusta?
–Me gusta su talentazo, creo que somos un país creador, lleno de talento, a pesar de su clase política, que no está a la altura de la sociedad civil en modo alguno.
–¿Está haciendo la televisión que quiere? [Presenta en Antena 3 el magazín 'Y ahora Sonsoles!?
–Pues sí, porque yo pensaba que a mí sólo me gustaba la información pura y dura, y no. Desde que hago un magazín he descubierto lo apasionante que es contar las cosas, la actualidad, de otra manera. Lo que más me gusta de lo que estoy haciendo ahora es que combinamos todos los elementos, salvo la política. No tocamos la política para nada. Y creo que estamos haciendo una crónica social que intenta poner en valor a la gente que hace cosas. Estoy haciendo la tele que quiero y escribo lo que me da la gana.
–¿Qué hay que saber hacer?
–Bajarse siempre del tacón cuando toque, tener muy claro que todo lo que sube, baja. Seguro que mi padre me dirá: 'Recuerda que el año que viene el Planeta se lo darán a otro'. Hay que aprovechar el momento y seguir trabajando y siendo una persona honesta.
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