En los ochenta años de cuerda que le dio la vida, José Hierro planeó como gavilán esquivo por los altos aleros de la literatura. No ... fue, no quiso ser, un poeta al uso y abuso cortesano, un atildado poeta de usar y tirar. Tampoco es que le importara mucho quedar, permanecer, inmortalizarse. Antes bien, fue un descreído de todo, incluso de sí mismo. En los juegos de espejos encontró su particular manera de estar en el mundo, su personal forma de ser. Plantó árboles, tuvo hijos, escribió libros, hizo rica a Tabacalera fumando con avaricia, plantó viñas en secano y produjo vinos sin pretensiones, bebió chinchón para entonar la escritura, escribió en servilletas de papel, en las mesas y barras de los bares, tosió de continuo, muriéndose a chorros, habló y dejó hablar, escudándose en la máscara que mejor le cuadraba: la palabra trastocada en máscara, la cual entonaba de un modo muy especial, como emanada de un piano de cola en el que tocaran a la par Bach y Mozart, y al relevo Bach, a varias manos.
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Mi traslado a Santander, en 1970, nos permitió habitar espacios comunes, compartir experiencias y críticas artísticas y literarias. A poco de dejarnos, publiqué, en su honor y memoria, 'Villancicos sin zambomba'. Publicación que en las antologías no figura porque la edición, numerada, fue solo para bibliófilos. Naturalmente sí figurará, como es de rigor, en el libro que en la actualidad preparo para una editorial madrileña, que mentar no debo, que llevará por título 'Diccionario Hierro' y que caudalosamente se va formando, día a día, con fragmentos de su obra literaria, en prosa y verso.
Para LA VERDAD, periódico que de pantalón corto frecuentaba, a espaldas de la catedral, en la plaza de los Apóstoles, he seleccionado, espero que no al tuntún, el pomico de voces que sigue, voz de las voces del descreído de sí que en sí creía.
[A]
AGUA. ¡Ay si pudiéramos abrir los ojos / y ver el agua / desnuda y libre, virgen de historia, / agua que mueve nuestros molinos / cada mañana! 'Tierra sin nosotros' (1947)
ABRIR Y CERRAR LOS OJOS. Hundió el cuchillo hasta la empuñadura. / Se desangró en el agua su memoria. / Manos de olvido, con la vieja escoria, / modelaron la nueva criatura. 'Cuanto sé de mí' (1957).
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ALEGRÍA. Llegué por el dolor a la alegría. / Supe por el dolor que el alma existe. / Por el dolor, allá en mi reino triste, un misterioso sol amanecía. 'Alegría' (1947).
AMOR. Demasiado amor aquél. / Poco para llenar toda una vida, / suficiente cuando pensamos / que este momento es un silencio, / un abismo entre dos orillas / lleno aún del aroma del amor, / de su recuerdo vivo, de la seguridad / –a qué vivir, si no– de que un día la vida / desplegará otra vez –no sé si fugazmente, pero basta– ante nosotros sus mágicos colores. 'El libro de las alucinaciones' (1986).
ÁNGEL. ¡Si el ángel llega a ser sordo! / oiría y diría, pez / en la tierra, en vez de pas. / Iría Julio [de Pablo] a Belén, / llevando peces, no orujo, para el padre San José. / Para la madre María / peces y peces, en vez / de sobaos y mantequilla. / Y para el Niño otro pez, / en lugar, como Dios manda / de oro, mirra, incienso y miel. / ¡Si el ángel llega a ser sordo! 'Villancicos sin zambomba' (2015).
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ÁRBOL. Acuérdate que tenías / voz de fuego. / No eras árbol que se arranca, / junco que desmaya, eco / de una voz desconocida: / eras voz de fuego. / Tú mismo eras fuego. 'Quinta del 42' (1952).
ÁSCUAS. Se alza el telón. El decorado: flores, / ascuas (un naranjal de orfebrería), / nieve al fondo. La escena está vacía. / Se oyen susurros entre bastidores. 'Villancicos sin zambomba' (2015).
[B]
BAJO TIERRA. Aquí me dejan bajo tierra. Es una tarde de febrero. Todo es negro cuando se van. Y mucho. Se ha extinguido / esa música gris que antes sonaba. / También el tiempo se ha borrado, y su sufrimiento, / de mi cuerpo. / Ya el sufrimiento y el tiempo / van deshaciendo poco a podo lo que fue, / y tuvo fe y desánimo, fantasía y amor. ¡Qué pequeño es ahora, a esta distancia / absoluta el afán diario! ¡Qué pequeño lo grande / lo grande aquello! ¡Qué pequeñas las iras / ante los hombres y sus actos! 'Libro de las alucinaciones' (1986).
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BALLENAS EN LONG ISLAND. Las he visto varadas en la playa. / Los niños han abandonado / carruseles, montañas rusas, / nubes de azúcar, blanca o rosa, palomitas de maíz / y suspendidos de sus cometas de colores / han llegado a la orilla. Atrás quedó / la música crispada de los altavoces. / Ahora escuchan otra música más sosegada y misteriosa: / jadeo de olas, disnea de cetáceos agonizantes, / chillidos de las aves marinas, estremecedora polifonía. 'Cuaderno de Nueva York' (1998).
[C]
CANTAR. Del vivir nace el cantar. / El cantar es como el vino / de sus uvas. En la copa / cae, sonoro y amarillo, / el vivir. 'Cuanto sé de mí' (1992).
CASA. Esta casa no es la que era. / En esta casa había antes / lagartijas, jarras, erizos, / pintores, nubes, madreselvas, / olas plegadas, amapolas, / humo de hogueras. 'Libro de las alucinaciones' (1952).
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COPLILLA DESPUÉS DEL 5º BOURBON. Pensaba que sólo habría / sombra, silencio, vacío / Y murió. Estaba en lo cierto. / El mismo Dios se lo dijo. 'Cuaderno de Nueva York' (1998).
CUNA. La Virgen tiene manto; / barbas tiene San José; la mula tiene cascos / y cuernos tiene el buey / y el Niño de la cuna, / ¿qué? 'Villancicos sin zambomba' (2015).
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