David Galindo: «No hubiese sabido en qué gastarme el millón de euros del premio Planeta»
'El arpista', la novela con la que quedó tercero en los anhelados galardones, se publica en Cosecha Negra y agota ejemplares en la Feria del Libro de Murcia
Estuvo muy cerca, este domingo hará justo un año, de ganar un millón de euros, o al menos doscientos mil. Su novela 'El arpista', que ... acaba de ser editada por Cosecha Negra y cuyos ejemplares en venta se han agotado en la Feria del Libro de Murcia 2023, quedó tercera en los premios Planeta 2022. Luz Gabás, con 'Lejos de Luisiana', resultó ganadora, y para ella fue el montante económico más cuantioso que ofrece en todo el mundo un premio literario, mientras que Cristina Campos, con 'Historias de mujeres casadas', quedó finalista. 'El arpista', ambientada en La Manga de finales de los sesenta, es una novela negra «de desapariciones, deserciones y agonía de mundos que se saben heridos de muerte», una crónica «de conflictos internos, de magia, dioses antiguos y música, de payasos muertos y de conspiraciones internacionales que tal vez les alcancen con sus tentáculos...».
–¿Recuerda la primera vez que le llamaron de la editorial Planeta para decirle que su novela estaba entre las diez finalistas a la edición del premio 2022?
–Sí, ¡menudo susto! [Risas] Sentí entre una gran alegría, muchos nervios y una especie de zozobra muy extraña.
–¿Y cómo vivió la noche del fallo del premio en Barcelona, en la que usted quedó tercero, entre 846 originales de todo el mundo, a un paso del premio –un millón de euros– y de ser el finalista –doscientos mil–?
–Fue una noche muy especial y muy intensa, la disfruté mucho. Era muy consciente de las pocas posibilidades que tenía de ganar, porque no soy un autor famoso, ni mediático, y me dediqué a pasármelo bien sentado en la mesa con otros siete finalistas. Todos nos reímos mucho comentando las barbaridades que diríamos de haber tenido que salir a recoger uno de los dos premios. La cena del Planeta impone mucho, ¡tantos invitados, tantos medios de comunicación, los ministros...!
–¿Y cuando vio el título de su novela en una gran pantalla, ya al final de la gala, en la terna de la que saldrían los dos afortunados de la noche?
–Llegados a ese punto, los nervios sí que se dispararon, porque me dije: '¡Coño, a ver si voy a tener que salir de verdad a decir las barbaridades que hemos estado comentando!'. Me puse de mil colores, dejé de comer y de beber...; pero cuando me quedé el tercero, me sentí satisfecho. Me había presentado al Planeta sin esperar nada.
–¿Qué le dijeron sus conocidos esa misma noche?
–Que yo era el ganador moral del Planeta 2022, que mi novela le había gustado mucho al jurado y que ¡enhorabuena! Pero yo respondía, de cachondeo, que mi cuenta corriente no estaba de acuerdo con esa afirmación de 'ganador moral del Planeta 2022'.
Frugal
–¿Y después?
–Haber quedado tercero en el Planeta me ha dado una visibilidad literaria que no me hubiese dado, incluso, haber ganado cualquiera de otros muchos premios que hay.
–¿Pensó en lo que habría hecho con el millón de euros?
–[Sonríe] No hubiese sabido en qué gastarme el millón de euros del Planeta. Yo soy muy frugal en casi todo, no hubiese hecho ninguna excentricidad con ese dinero. Seguiría viviendo más o menos como ahora, aunque está claro que con más desahogo y pudiendo disponer mucho más de mi tiempo; y tener tiempo sí que es una gran riqueza.
–¿Ahora vive feliz?
–Pues sí. Creo que por una cuestión de equilibrio neuronal y de química cerebral y, también, porque pienso que he tenido más o menos claro desde jovencito lo que quería conseguir, y que lo he logrado, sobre todo desde hace cuatro o cinco años.
–¿A qué se refiere?
–Vivo en la playa, tengo muy claro en lo que no malgastar mi tiempo, soy autosuficiente, me llevo bien con la soledad, no tengo dependencias de ningún tipo, ni quiero que nadie sea vitalmente dependiente de mí, y creo que escribo cada ve mejor...; lo cierto es que vivo un poco en plan eremita, aunque cuando necesito socializar me voy a Murcia o a Cartagena.
–¿Se imagina sin poder leer ni escribir?
–Sería un ser bastante triste. A mí la literatura, tanto la que leo como la que escribo, me aporta libertad: para soñar, para crear, para desparramar, para ser psicodélico, nostálgico o distópico, y para hacer lo que me dé la gana. En lo personal soy bastante contenido, en lo que escribo para nada.
'El arpista'
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Género. Novela.
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Editorial. Cosecha Negra.
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Autor. David Galindo.
–¿Siempre quiso ser escritor?
–Desde muy jovencito he sabido que tengo una voz peculiar para contar historias, y que cuando me esmero, modestia aparte, soy incluso un buen escritor. Lo que pasa es que también soy muy perezoso y he estado muchos años sin escribir.
–¿Qué autor le ha influido especialmente?
–[Julio] Cortázar me voló la cabeza y me hizo pensar en que nada es imposible a la hora de jugar con la literatura.
–¿Cómo imagina al lector de 'El arpista'?
–Zarandeado, cogido de la solapa y recorriendo veredas que ni se imagina, nostalgias imposibles, realidades que le sorprenderán...; creo que no se arrepentirá de haber confiado en ella.
–¿No se puso en contacto con usted ninguna editorial murciana para su publicación?
–No, pero me hubiera encantado. También le digo que yo soy muy pudoroso a la hora de pedir.
–¿Cómo llegó su novela a la editorial Cosecha Negra?
–Paco Marín, de Cartagena Negra, me habló de ella y lo cierto es que se interesaron muy amablemente en publicarla.
–Usted dio clases de literatura a presos durante varios años, ¿cómo fue la experiencia?
–Pues muy bien, estaban muy receptivos e interesados en las clases, y en cuanto a mi relación personal con ellos, recuerdo que un día les dije: 'Tengo amigos en la calle que son más chungos que vosotros'. La relación con ellos tú a tú desarma muchos prejuicios.
–¿Qué está escribiendo ahora?
–Estoy terminando una novela, 'Curlandia'. Todo empezó con un estudio sobre las concomitancias, con respecto a la flora, la fauna, la salinidad..., entre la zona del Mar Menor y Curlandia [situada en el golfo de Riga, a orillas del mar Báltico]. Comencé a especular y a crear distopías a partir de las semejanzas que hay entre el sur-sur y el norte-norte de Europa.
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