La escritora valenciana Elísabet Benavent. ANDREA COMAS

Elísabet Benavent: «Si nos convencemos de que no podemos, es difícil que lo logremos»

La escritora participa el jueves 20 vía 'online' en el ciclo 'Escritores en su tinta' con su nueva novela, 'El arte de engañar al karma'

Martes, 18 de mayo 2021, 02:05

Imagine que es usted una actriz o un actor frustrado, que por más que se ha formado –y mucho– no ha logrado el trabajo de ... sus sueños y se emplea en otro que no le gusta para poder pagar el alquiler. Pero la suerte –o al menos eso parece– le cambia, y se tropieza por casualidad con unos cuadros de una tía abuela suya que han despertado el interés del mundo del arte. Podrían alcanzar un gran precio en el mercado; el problema es que el mercado cree que los ha pintado usted.

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Eso es lo que le ocurre a Catalina, la protagonista de la nueva novela de la escritora superventas Elísabet Benavent (Gandía, 1984), quien en 'El arte de engañar al karma' ha conseguido unir sus dos pasiones: el arte y la literatura. Autora de una veintena de novelas, algunas de ellas llevadas a la ficción audiovisual, Benavent ('En los zapatos de Valeria', 'Fuimos canciones', 'Toda la verdad de mis mentiras') participa de forma 'online' el próximo jueves día 20, en el ciclo 'Escritores en su tinta' organizado por el Ayuntamiento de Molina de Segura y coordinado por la periodista Lola Gracia.

–¿Se puede engañar al karma?

–La protagonista al menos lo intenta, pero creo que el resultado es más bien el contrario y que el karma termina engañándola a ella. Empieza con una pillería que ni siquiera es una mentira; la pobre cree que tiene la oportunidad, mintiendo un poquito, de equilibrar el mal karma que siempre tiene, pero el cosmos la redirige hacia donde le tocaba estar y ella no veía.

CONFINAMIENTO: «La realidad estaba pidiendo mucha atención y me fue imposible sentarme a escribir»

–Dice en el epílogo del libro que escribir esta novela le ha costado bastante, ¿por qué?

–Pensaba que el confinamiento iba a ser propicio para crear. Al estar encerrada en casa no tenías otra cosa que hacer y escribir era una manera de escapar a una realidad que no estaba siendo muy amable. Pero fue dificilísimo abstraerse de todo lo que ocurría. La realidad estaba pidiendo mucha atención y me fue imposible sentarme a escribir. No me salía una palabra, y en un momento dado no me vi capaz de entregar en fecha. Fue una pelea conmigo misma.

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–¿Qué aprendió de aquellos días?

–Antes había tenido bloqueos; en todos los proyectos pasas temporadas en las que estás más seco, pero lo que viví con en este libro no lo había experimentado nunca. Me di cuenta de que la cabeza es muy potente y de que si nos convencemos a nosotros mismos de que no podemos, es muy difícil que lo logremos. Aprendí que tenemos que hablar con nuestro propio yo desde el amor y la empatía.

ENTRETENIMIENTO: «Si consigo que la gente se meta en el libro y se olvide del exterior, mi objetivo está cumplido»

–Para usted, ¿escribir es ya un trabajo o sigue considerándolo una pasión?

–Son las dos cosas. He tenido que profesionalizar un poco los procesos, pero eso no significa que no me guste lo que hago. El reto está justo ahí, en no perder la ilusión con la que te enfrentas a algo que te apasiona.

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–¿Qué siente que ha ganado en estos años de andadura? 'El arte de engañar al karma' es su novela número veinte.

–Me siento muy afortunada. Desde el principio he notado siempre el abrazo y el respaldo tanto de la editorial como de los lectores, que han seguido fieles hasta ahora. En estos años he aprendido muchísimo, y también he madurado, la experiencia es un grado, y he conseguido hacer mi trabajo de una manera más efectiva, pero sin dejar de lado mi parte más pasional. En realidad estoy viviendo un sueño. No soy una ferviente defensora de 'si puedes soñarlo, puedes hacerlo', pero, en algunos casos, si no lo intentas, nunca vas a saber si podías haberlo cumplido

–¿Qué objetivo perseguía con este libro?

–Entretener, algo que para mí es muy importante, sobre todo en un momento en el que la realidad ahí fuera es dura, ardua y se nos empieza a hacer un poco de bola. El libro plantea, además, una situación pospandémica, con todo superado. Si consigo que la gente se meta en el libro y se olvide del exterior, mi objetivo está cumplido.

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'El arte de engañar al karma'

  • Autora: Elísabet Benavent

  • Editorial: Suma de Letras

  • Precio: 18,90 euros

–¿De dónde surgen sus historias?

–A veces aparece primero una pincelada de la trama y a partir de ahí construyes todo lo demás. Otras surge el personaje, y otras, como en este último libro, partes del contexto. Yo llevaba mucho tiempo queriendo ambientar una novela en el mundo del arte contemporáneo, que es otra de mis pasiones, y decidí hacerlo.

–¿Qué le atrae del arte?

–La capacidad que tiene de producir en el espectador una reacción. Siempre quise trabajar en el gabinete de comunicación de una galería de arte.

–Dígame cómo es Catalina, su personaje en esta ficción.

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–Catalina es una actriz frustrada que está a punto de tirar la toalla cuando acude con su madre a vaciar la casa de su tía abuela y allí encuentra unos cuadros que esta debió pintar antes de morir. Entonces decide venderlos para sacarse unas pelillas pero en el camino se encuentra con Eloy, un marchante de arte que quiere convertirla en la nueva artista revelación. Y ahí está el papel de su vida: si lo hace bien, y nadie se entera de que está actuando, puede cambiar su suerte.

–¿Siente que necesita descansar?

–Sí. Me lo había planteado y lo había comentado con la editorial. Tengo, además, proyectos audiovisuales en los que me gustaría estar más implicada, pero, como siempre me suele pasar, ha llegado el momento de la entrega y me ha entrado la prisa por escribir una nueva historia, así que, más o menos, ya tengo cerrada la fecha de la próxima publicación. Tengo que admitir que no me gusta estar tranquila [ríe].

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–Su intervención en Molina será por Zoom.

–Uno no se termina de acostumbrar porque estamos muy anclados a los apegos físicos, y se echa de menos el contacto con los lectores, pero mientras que las cosas no mejoren me parece una buena solución.

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