Urgente Un terremoto de 2,6 grados sacude Murcia y alarma a los vecinos
Portada de 'Arde Murcia' y fotografía del autor, José Manuel Sala. Dilatando Mentes Editorial

'Arde Murcia': algo huele a podrido en la huerta del Segura

José Manuel Sala firma una mordaz novela de terror social en la que disecciona el lado oscuro de la explosión urbanística de principios de siglo

Sábado, 8 de febrero 2025, 07:53

Al igual que la historia de Murcia está marcada por la presencia y la ausencia de agua, la historia de la huerta está estrechamente ligada ... al curso del río Segura. No es casual, por lo tanto, que la trama de 'Arde Murcia', de José Manuel Sala (Murcia, 1988), avance siguiendo el modelo narrativo de una novela río, con las tramas de los cuatro personajes principales fluyendo en paralelo hasta desembocar en un final demoledor. «Me preocupa mucho el ritmo y quería que no parara, que fuera como una corriente. Lo que le pasa a un personaje después le afecta a otro. Todo, de alguna manera, está comunicado», explica el autor a LA VERDAD.

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Ambientada a principios de siglo, antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, la historia arranca con el 'Mandao' regresando a su casa de la 'Güerta' a las tantas de la madrugada, tras hacer de chófer en una cena de empresa. Bajo la promesa de un contrato fijo que nunca llega, no solo lo explotan sin ningún miramiento sino que tiene que soportar continuas humillaciones a costa de su acento murciano. Mientras tanto, Carolina, su hija pequeña, lo espera en casa, con una viva imaginación que la hace vulnerable ante los fantasmas que parecen habitar la mota del río Segura. La acompaña su niñera, Yolanda, una joven que tiene ya la cabeza puesta en el inminente Bando de la Huerta y la promesa de olvidar todos sus problemas entre risas y carros de supermercado cargados de botellas. Al mismo tiempo, un inmigrante recién llegado en patera es transportado en furgoneta para trabajar en unos invernaderos del Campo de Cartagena, donde el sueño de una vida mejor en España está a punto de convertirse en pesadilla.

'Arde Murcia' es un detallado retrato de un momento de gran explosión económica y urbanística para la capital, con la construcción de los grandes centros comerciales, los resorts, el nuevo estadio del Real Murcia, la llegada del tranvía e hitos culturales como el arranque del Festival SOS 4.8 y la inauguración de la Filmoteca Regional. Pero también es una exploración de su lado oscuro y un miedo al futuro que comparte la que se vendió como la generación mejor preparada de la historia, un término que José Manuel Sala no duda en calificar como «la gran mentira». Actualmente profesor de Literatura y Cine en Londres, este murciano criado en Torrevieja fue uno de tantos jóvenes que tuvieron que emigrar en busca de trabajo al inicio de la década pasada. «En la Navidad de 2012 aquello había pegado un bajón tremendo, aquí no había nada», recuerda.

Terror con acento

Aunque su autor está de acuerdo en catalogar la novela dentro de género de terror, hace hincapié en que su acercamiento es «diferente». Los monstruos que pueblan sus páginas no son sobrenaturales, sino que nos resultan familiares. Algunos son muy palpables, como la precariedad laboral, los efectos de la sequía y la contaminación, pero también explora aspectos psicológicos menos evidentes, como la dicotomía entre el orgullo de ser murciano y los complejos.

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Izquierda: El autor de 'Arde Murcia', José Manuel Sala. Derecha: Ilustración interior de unos limones sudorosos. Cedida / Dilatando Mentes Editorial

Esto último se aprecia especialmente en el arco del personaje de Yolanda, una chica que se avergüenza de su acento murciano, pero que sin embargo se engalana para disfrutar del Bando de la Huerta como si la vida le fuera en ello. Para José Manuel Sala, el personaje «representa eso de sentirte muy murciano y al mismo tiempo querer largarte de ahí». «Conozco a gente que iba a Madrid a buscar trabajo y le decían que no la podían tomar en serio por su acento. Con los andaluces es diferente, dicen 'mira, qué gracioso es el gaditano o el sevillano', pero en ese aspecto se ha tratado muy mal a la gente de Murcia», lamenta.

El propio autor lo sufrió en sus carnes tras finalizar sus estudios de Filolofía Inglesa en la Universidad de Murcia: «Quería dar clases de inglés y me decían 'tienes todos los títulos, todo perfecto, pero es que tienes acento y queremos gente que sea británica'».

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El rechazo hacia lo murciano, según se recuerda en el libro, se remonta incluso a los orígenes del día grande de las Fiestas de Primavera, que nació a mediados del siglo XIX como algo muy diferente. «El Bando era una fiesta clasista. La gente de bien se vestía como los huertanos para mofarse de ellos», señala José Manuel Sala. Tuvieron que pasar décadas para que se le diera la vuelta y esa caricatura se convirtiera en la actual exaltación del estilo de vida en la huerta.

Murcia, un saco de boxeo

El propio autor no escapa a esa dualidad. La narración está llena de críticas y observaciones mordaces sobre esta tierra, pero también emana de sus páginas un sentimiento de nostalgia hacia una década que el escritor califica como «fascinante», en la que «de pronto había muchas cosas en marcha». También deja patente su aprecio sincero hacia muchos aspectos de los murcianos, que son «gente muy generosa».

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«Murcia tiene algunos inconvenientes y problemas internos que van más allá de los individuos, como lo de mirarse el ombligo o decir que nuestras fiestas son lo mejor que existe en el mundo, pero intento ser amable con ella porque le dan de hostias por todos lados. A nivel nacional es una especie de saco de boxeo. He intentado defender ciertas cosas que me parecían injustas y que están asumidas en el resto de España», explica.

Aunque ha encontrado la estabilidad laboral en su exilio británico, José Manuel Sala espera regresar a su patria algún día. «Yo tengo mucha esperanza en Murcia, pienso que algún dia me iré a trabajar y me jubilaré allí. Mi mujer -también murciana- y yo decimos que si conseguimos que nuestro hijo estudie en la Merced y se sienta tan murciano como nosotros habremos triunfado como padres», concluye.

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