El ultramarinos de lujo con el que no pudo el comunismo pero sí el virus
Eliseevsky, una palaciega tienda de alimentación abierta en Moscú en 1901, sucumbe ahora ante la crisis provocada por la pandemia
Ana Vega Pérez de Arlucea
Sábado, 10 de abril 2021, 10:36
Ni la URSS ni la triste política del abastecimiento soviético pudieron con ella, pero el Covid-19 sí. Eliseevsky, la tienda de alimentación más famosa y fotografiada de Moscú, cerrará sus puertas en breve. Sus lámparas de araña, su decoración neobarroca y sus suntuosos techos dorados dejarán dentro de poco de oler a embutido para convertirse seguramente en una tienda de moda o tecnología más. Los últimos curiosos se apresuran para, móvil en mano y mascarilla en ristre, capturar el brillo del que fuese el ultramarinos más lujoso de la época zarista y también de la era soviética.
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Eliseevsky, abierto con pompa y boato el 5 de febrero del año 1901, resistió los embates del racionamiento implantado por la URSS bajo el nombre de Gastronome nº 1. Incautado tras la revolución de 1918 a sus dueños, los hermanos Eliseeff, este comercio se convirtió en el único establecimiento de Moscú ajeno a las estrecheces y la austeridad del comunismo.
Por los salones del mismo palacio dieciochesco en el que residieron los príncipes Volkonski se pasearon luego las élites soviéticas, pasillo arriba y pasillo abajo, eligiendo manjares con los que llenar la cesta de la compra. Incluso en los peores años de hambruna Eliseevsky siguió teniendo en sus estanterías caviar, champán y frutas tropicales. Lujos que la mayoría de rusos no podía siquiera oler pero que ayudaban a mantener la ensoñación, por un lado, de que el país no estaba aislado comercialmente, y por otro de de que todos los ciudadanos eran en teoría libres para comprar allí. La tienda y su escaparate de la calle Tverskaya han sido objeto de deseo de los moscovitas desde hace 120 años, pero este mes sus puertas cerrarán definitivamente debido a la falta de turistas extranjeros, a la crisis económica que la pandemia ha provocado en los bolsillos rusos y a la larga pero definitiva caída de ingresos que el negocio ha vivido desde hace unos años.
La extravagancia de los productos ofertados en este ultramarinos principesco atrajo en su momento a la aristocracia zarista, seducida por los vinos franceses y los quesos italianos, por las inmensas estanterías repletas de caviar del Volga, su restaurante privado, su panadería de inspiración vienesa o su bien abastecida frutería, surtida con frutas y verduras procedentes de cualquier rincón del mundo. El retrato de Grigori Grigorievitch Eliseeff (1865-1949), su fundador, sigue colgado de uno de las paredes. Desde allí vigila los pasos de los clientes, ajenos al hecho de que fue él, procedente de San Petersburgo, quien decidió abrir en Moscú un comercio de alimentación digno de la capital rusa. Formado como enólogo y especializado en la importación de bienes coloniales, Eliseeff mandó unir los dos primeros pisos del edificio para crear estancias tan inmensas como suntuosas. Su aguzado instinto empresarial le llevó a tapar con andamios la tienda hasta el mismo día anterior a su apertura, despertando así la curiosidad de los transeúntes, y también a exhibir los productos (aceite de oliva, café, té, trufas o los primeros vinos modernos de Crimea) por categorías y colocados formando llamativas pirámides.
Así siguió este ultramarinos incluso en tiempos del gulag o de la perestroika. Cerrado entre 1918 y 1921 y luego de 1942 a 1944, Eliseevsky supo sobreponerse a las circunstancias adversas y mantenerse como símbolo de la vieja opulencia de los zares: fue el único lugar de la URSS en que podían comprarse piñas, por ejemplo. En 1992 la gerencia de la tienda se privatizó y pasó primero a manos de un colectivo laboral y después a diversos grupos inversores, aunque el local siguió siendo de titularidad municipal. En ese último punto y en la declaración del espacio como patrimonio cultural residen las esperanzas de los moscovitas, que hoy cruzan los dedos para que este magnífico ultramarinos siga oliendo a comida.
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