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Huida en pareja. Una de las obras de gran formato que expone Esteban Campuzano hastael 20 de noviembre en AdB. Guillermo Carrión/ AGM
Pintura

Esteban Campuzano: «Ser murciano me enorgullece y al mismo tiempo me hace sufrir»

El artista, presente en el Museo del Barrio de Nueva York, expone en Murcia 'Distopías', reflexión sobre los seres sufrientes de tantos dramas de este tiempo

Jueves, 26 de octubre 2023, 00:28

Dice Esteban Campuzano (Archena, 1939) que cada uno sabe sus cosas, y cada uno madura en su dirección y en su línea. Impulsor del grupo ... Aunar con otros enormes hijos de esta tierra como Párraga, Avellaneda, Cacho, Aurelio, Elisa Séiquer, Hernández Cano, González Marcos, Francisco Toledo y José Toledo, Campuzano nunca vivió del arte, más bien lo compaginó con la docencia. Fue profesor de pintura y dibujo en las facultades de Bellas Artes de Bilbao y de Murcia, en cuya creación fue parte activa. Dedicó diez años a una tesis doctoral sobre las técnicas y procesos creativos, publicada por la Universidad Complutense. El Museo del Barrio de Nueva York tiene dos obras suyas en la colección permanente, y estos días la galería Arquitectura de Barrio (C/Julián Calvo, 6, San Antolín), el espacio artístico con más aire neoyorquino de Murcia, expone una selección de trabajos desde 2017 bajo el título 'Distopías'.

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La estética es muy importante para Campuzano. «Pero la estética con mayúsculas», incide. «Y no me refiero a la estética filosófica». Lo que hizo Marcel Duchamp le tiene «muy preocupado». «Decía Duchamp que había que acabar con el arte retiniano. Y es porque él no sabía dibujar. Marcel Duchamp tuvo dos intentos de entrar en la facultad de Bellas Artes de París, y no lo logró. No lo admitieron. Bien es verdad que hace una aportación al mundo del arte, que es el inicio del arte conceptual, cuando empieza con el 'ready made', con su mingitorio y con sus cosas... pero es que eso ha dado pie a todo lo que tenemos». Campuzano embiste contra Duchamp: «Se cargó la belleza del arte, y ha habido muchos seguidores que han estado de acuerdo con eso. A mí, sin embargo, me gustaría retomar otra estética, la de la belleza en el arte. Porque entre otras cosas es algo que los seres humanos necesitamos. Si la necesitamos, ¿por qué destruirla?». El archenero asegura que «todo se desmadró» a partir de la reunión fundacional del dadaísmo en l916 en el café Cabaret Voltaire de Zurich. «Incluso en Londres se llegó a hacer una convención en la que se prohibió la belleza. ¡Así estamos! Este es el mundo del arte que funciona, y me alegro que esto esté decayendo porque en casi todos los medios artísticos se está volviendo a recuperar la pintura».

¿Qué espacio ha dado a la belleza en su pintura? Dice Campuzano que aunque haya drama, aunque pongas elementos simbólicos, «tú puedes ver que hay un color, que hay una materia, que hay un juego de posiciones, una armonía en la ubicación de los elementos, etcétera. En mis obras ves que ha habido un intento de belleza. Y en cualquiera de las obras la puedes encontrar». Hace unos días una espectadora le dijo que la belleza y la plasticidad en su obra salvan el drama, que la paleta dulcifica la parte dramática. Y está «muy de acuerdo» con ella.

Las piezas seleccionadas para 'Distopías' reflexionan sobre dramas actuales como el exilio, los desplazamientos forzosos de un país a otro, la huida de personas que escapan del horror de la guerra, del hambre o de la persecución por distintas motivaciones. Dos de ellas estuvieron expuestos en la sala Cadena de Nueva York en 2018. Nos recibe una niña huyendo, a la que no alcanzamos a distinguir el rostro, y un vestido que queda atrás. «En el traje se percibe la ausencia humana: recuerda lo humano, pero lo humano ha desaparecido». Campuzano pinta a menudo perros, «es como el elemento noble, fiel, contra todo lo que está sucediendo». También hay una Piedad, una escena en la que se percibe a un hombre con su hijo muerto en los brazos. «No hago las cosas demasiado evidentes por pudor, pero se percibe en esas figuras de fondo lo que está pasando». En todos ellos se advierte una especie de lluvia. Es el efecto que provoca el elemento plástico de las manchas líquidas, los escurridos, «que ayudan en la calidad plástica y en el simbolismo también».

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«A buen recaudo»

El ser sufriente es también un motivo de preocupación para Esteban Campuzano, que el 10 de noviembre, a las 19 horas, realizará una visita guiada a la exposición (podrá verse todo lo que queda de octubre y en noviembre). «Las tensiones que vemos entre los pueblos me producen una sensación de angustia, como vemos entre israelíes y palestinos, y en tantos otros momentos de la historia», comenta el artista, que desearía que la obra más espectacular que se exhibe en Arquitectura de Barrio, donde pinta a una pareja huyendo con un niño, pudiera estar «a buen recaudo». Una editorial de Nueva York se ofreció a quedársela, pero Campuzano declinó la oferta: «Mi deseo es que pudiera verla mucha gente, por ejemplo, en el Museo de Bellas Artes de Murcia. Sería muy buena cosa que la adquiriera, no porque quiera ganar dinero con ella, que no me preocupa, pues nunca viví del arte, pero sí me preocupa que la obra, mis hijos, estén bien ubicados». La Comunidad Autónoma tiene en su colección al menos cuatro piezas de Campuzano. «Donde voy la cosa funciona, y esto te alegra».

«Si necesitamos la belleza para vivir, ¿para qué la destruimos?», se pregunta el archenero, que echa la culpa a Marcel Duchamp

Dice Campuzano que ser murciano «me enorgullece y me hace sufrir, porque me gustaría que Murcia fuera el no va más en todo, fundamentalmente en la cultura, que siento que no se cuida. Por ejemplo, ¿qué es lo que ha pasado en Murcia con José Planes, que ha estado en la Bienal de Venecia, de Alejandría y de Brasil, que ha innovado en todos los sentidos? Eso a mí me entristece, otros pueblos con gran celo miman, protegen y cuidan a los suyos. Pienso que hay obra suficiente de Planes para un museo», asegura el académico de la Real Academia de Bellas Artes Santa María de la Arrixaca. «Solo veo intereses políticos, que fallan».

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El artista intuye, busca, mete colores... «Lo que más me cuesta es meterme en trance, entrar y saber salir de ese estado». Campuzano lamenta la reciente pérdida de José Lucas, compañero de profesión muy acostumbrado a esa dificultad y a las dinámicas de este trabajo. «Yo necesito –proclama el archenero– la figura humana. Porque es la única manera de que la expresión que yo quiero dar esté presente. El individuo que sufre no se puede expresar con una abstracción solamente». Lo curioso es que aquí las figuras están desfiguradas.

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