Siempre ocurre lo mismo con quienes han logrado butaca en palco de la inmortalidad. Sobrevuelan el cielo de la cotidianidad y, en momentos concretos, también ... suelen engrosar, con mil y una recurrencias, la nómina anual propia de estas fechas.
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Y en ese resumen siempre aparecen motivos que devuelven a Paco Rabal a los inmateriales escenarios, estudios y platós de lo imperecedero.
Además del incansable trabajo y empeño de la Asociación Milana Bonita para contribuir al recuerdo del actor español más internacional, ahí están los certámenes de teatro y cine que llevan su nombre, y hasta un Premio de Periodismo Cultural que convoca y otorga la Fundación AISGE. O las instalaciones culturales y educativas que llevan su nombre.
Como recoge la jerga del argot deportivo, en los minutos de la basura de 2020 –faltaban tres semanas para que acabara el año– Paco Rabal y Albudeite recorrieron las redacciones de los medios de comunicación de toda España; la iniciativa del equipo de gobierno del ayuntamiento albuidetero de descolgar de la fachada de la casa de la cultura el nombre de Paco Rabal provocó la respuesta de la política, de la cultura, de la sociedad... Si para muestra, un botón, recordemos el eco que tuvo una 'Carta a Paco Rabal' que, firmada por Fernando Ónega, difundió Onda Cero en cobertura nacional: «Lo más miserable de este país se ha fijado en ti para nada menos que borrar tu nombre. (...) Perdónales, Paco Rabal, que no saben lo que hacen. Perdónales, que solo es aldeanismo. Perdónales, porque no saben quién fue, qué significa, quién sigue siendo Paco Rabal».
Nunca se llegó a perpetrar aquella zafia estupidez que dio paso a 2021, un año de aniversarios redondos: entre otros, 95 primaveras de su nacimiento; 60 de uno de sus más importantes trabajos, 'Viridiana' (Buñuel, 1961); 30 años se han cumplido, también, del premio al mejor actor en el Festival de Cine de Montreal por su interpretación en 'El hombre que perdió su sombra' (Alain Tanner, 1991); o 20 de la triste fecha de su fallecimiento (2001). Por lo demás, un año sin sobresaltospero que, en la órbita rabaliana,ha registrado sus claroscuros, sus luces y sus sombras, sus alegrías y sus penas.
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Y como, para mirar hacia el futuro, es mejor dejar para el final el estallido de luz, de color, del regusto y del regocijo, obligado es mostrar el desagrado y la tristeza por la pérdida de personas que participaron en el devenir de Paco Rabal. Con él trabajó, por ejemplo, Quique San Francisco en 'Así en el cielo como en la tierra' (J. L. Cuerda, 1995); Juan José Otegui, en 'Tiempo de silencio' (Vicente Aranda, 1986); o Ágata Lys, que se introdujo en el cine serio con 'Los santos inocentes' (1984) bajo la dirección de Mario Camus, también fallecido hace unos meses. Ha sido el extraordinario santanderino poco menos que un director fetiche en la filmografía de Rabal; además de en la adaptación cinematográfica de la obra de Delibes, también contó con la maestría del actor aguileño en trabajos como 'La leyenda del alcalde de Zalamea' (1972), 'Fortunata y Jacinta' (1980), 'La colmena' (1982), 'Los desastres de la guerra' (1983) y 'La vieja música' (1985).
Y respecto del escenario más propio de albricias, y además del libreto que recoge las interpretaciones más cotidianas por su regularidad, encontramos a nuestro internacional actor como protagonista absoluto en una obra que ratificará, otra vez, su inmortalidad. Estamos a punto de ver culminado el Centro de Interpretación Paco Rabal. En ello se está trabajado con mucho empeño y ahínco desde hace ya bastante tiempo, habiendo sido este 2021 el año en el que mayor impulso ha recibido. Y ante su inauguración, ya anunciada por la Alcaldía y la Concejalía de Cultura para el verano de 2022, Milana Bonita, por una parte, se congratula porque es una bandera que viene enarbolando desde 2012 (http://milanabonita.org/con-el-cipr-milana-bonita-ve-cumplido-su-mayor-objetivo); y por otra, agradece al Ayuntamiento que el trabajo emprendido en 2015 sobre planos, diseños, materiales y proyectos, y al que hemos aportado todo el material y tiempo necesarios, esté, por fin, a punto de dar el fruto que Paco Rabal tiene más que merecido.
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