José Manuel Carrasco: «Cuando uno se expone mucho en lo que hace, siente pudor»
El cineasta murciano estrena este viernes 'Miocardio', su segunda película, con Marina Salas, Vito Sanz y Luis Callejo en el reparto
Todos lo hemos deseado alguna vez. Dar marcha atrás en el tiempo para poder cambiar las cosas. Quizá ahorrarnos una acción, una frase o una ... simple palabra para transformar el futuro. De este planteamiento nace 'Miocardio', la segunda película del cineasta murciano –que nació en la ciudad francesa de Grenoble– José Manuel Carrasco, que se estrena este viernes. De momento no hay fechas confirmadas en los cines de la Región de Murcia, aunque la firme intención del realizador es mostrar la película en su tierra. «Si tuviéramos la oportunidad de volver atrás y corregir decisiones equivocadas, ¿lo haríamos mejor o volveríamos a cometer el mismo error? Contar esta historia ha sido un proceso de sanación personal, hecho desde el humor pero también desde el sentimiento. Espero que el espectador y espectadora se enamore de este canto a la vida bellamente imperfecto», explica y resume Carrasco sobre una película protagonizada por Vito Sanz, Marina Salas, Luis Bermejo y Pilar Bergés y producida por Malvalanda. La cinta es el segundo largometraje del director tras 'El diario de Carlota' (2010), una adaptación del libro de Gemma Lienas. Además de dirigir varios cortometrajes, entre ellos 'Padam...' (2007), nominado al Goya a Mejor Cortometraje de Ficción, ha sido guionista de las series 'By Ana Milán' y 'Xqesperar' y fue director de 'El Antivlog'.
–En su película tiene mucha importancia la palabra. ¿Cómo ha trabajado el guion?
–Yo parto de la idea de que a mí me gusta mucho que la gente hable en las películas. Será porque yo hablo mucho. Sus diálogos no necesariamente tienen que expresar lo que realmente sienten, pero incluso esa contradicción entre lo que puedan sentir los personajes y lo que dicen me parece muy interesante. También me gusta mucho trabajar con los actores y las historias de los personajes en general. Este es un guion muy hablado, donde hay mucho diálogo pero también hay giros sorprendentes. La película tiene una estructura muy curiosa y muy difícil para trabajar con los actores ya que el cine no se rueda en continuidad, obvio. Fueron muy importantes los ensayos previos para que, a la hora de poder rodarlo, ellos tuvieran claro en qué punto estaban de la historia, ya que hay situaciones que se repiten, que parece que son iguales, pero no lo son.
–Ya ha trabajado con Marina Salas y Luis Callejo, pero ha sido su primera vez con Vito Sanz.
–Sí. Con Marina creo que es la quinta o sexta vez que trabajo. Además, es muy amiga mía. Con Luis también he trabajado varias veces y para mí es uno de los mejores actores que hay en este país. Yo había visto y disfrutado mucho el trabajo de Vito Sanz tanto en el teatro como en el cine. Vito representaba muy bien el tono que quería para la película y, a pesar de ser la primera vez que trabajábamos juntos, me dio la sensación de que nos conocíamos desde hace mucho tiempo. Nos entendimos muy bien.
«Continuamente hay nuevas oportunidades para hacer las cosas mejor»
–Dice que la película tiene bastante de usted. ¿Se ha planteado en muchas ocasiones lo que significaría poder volver hacia atrás en el tiempo y corregir los errores del pasado?
–Sí. Es una idea recurrente y triste porque sabes que no puedes volver atrás, pero sí tiendo a pensar que si volviera atrás haría las cosas de otra manera o, incluso, yo gestionaría mejor esas situaciones. Hay un punto de melancolía pero lo que yo quería contar con esta película es, precisamente, que no se puede volver atrás, pero continuamente hay nuevas oportunidades para hacer las cosas de otra manera y, posiblemente, mejor, con el aprendizaje que llevas. Creo que, afortunadamente, la sociedad está cambiando, estamos aprendiendo mucho y eso es lo que nos puede salvar como sociedad.
«La hiperconectividad de las redes sociales nos hace distanciarnos mucho más»
–Es optimista con la sociedad. ¿No cree que está aflorando el individualismo y hay menos solidaridad y empatía?
–Aunque esto puede sonar raro, yo estoy dispuesto a hacer una revolución del amor, porque creo que no nos tratamos bien, que no nos hablamos bien. Creo, también, que este es un momento en el que todo está muy crispado y polarizado y es el momento en el que tenemos que cuidarnos un poco entre nosotros. En algunos aspectos como sociedad sí estamos aprendiendo, aunque también pienso que, por ejemplo, la hiperconectividad que nos proporcionan las redes sociales nos podría hacer estar más unidos y, sin embargo, nos hace distanciarnos mucho más. Ver las cosas con distancia hace que no lleguemos a empatizar del todo con el otro. Por eso yo me intento aferrar a los pequeños grandes gestos. Me resisto a dejarme llevar por el odio.
Aliento
–¿El cine es su gran herramienta para mandar un mensaje de esperanza?
–Sí. Yo tenía claro que quería hacer una película con un mensaje positivo. Afortunadamente, tengo esta suerte de poder crear, contar historias y, ojalá, transformar al público. Es una película para el público en general y en la que quería apelar a la emoción del espectador. Quería que rieran, que se emocionaran, que la película les hiciera pensar, pero, sobre todo que si hay alguien por ahí que está pasándolo mal y ve esta película, que por lo menos al terminar diga, «bueno, me voy a hacer la cena», es decir, no que se recupere de repente de su dolencia, pero sí que reciba algo de aliento.
–La película se estrenó en Sevilla. ¿Cómo han sido las primeras reacciones del público?
–Cuando uno se expone mucho en lo que hace, siente un poco de pudor cuando lo enfrenta al público. Fue muy bonita la proyección en Sevilla porque, realmente, lo que yo quería provocar en el espectador ocurrió. Es la gran magia del cine. Cuando tú estás batallando con tu guion durante años para conseguir la financiación, rodando casi a contrarreloj con mucha presión porque nunca hay tiempo y, de repente, juntas esos planos, estructuras la historia, pones música, enfrentas la película al público y ves que el público ríe y se emociona, es bonito. De hecho, me gustaría, tras alguna de las proyecciones en Murcia, realizar algún coloquio para tener la oportunidad de conversar con el público.
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