Jaime Lorente interpretando el monólogo 'Matar cansa'. PASCUAL LABORDA

Jaime Lorente, bendito sea(s)

CRÍTICA DE TEATRO ·

El actor murciano va sobrado de talento y de corazón, y su excelente interpretación del monólogo de Santiago Loza 'Matar cansa', en un Romea que no respiraba pendiente del intérprete, fue de altísimos vuelos

Martes, 9 de marzo 2021, 02:12

He aquí un grandísimo actor en apasionante camino ascendente y un teatro bellísimo: Jaime Lorente en el Romea de Murcia. Quien los disfrutó juntos, en ... el día de lluvia que brindó el pasado domingo, no olvidará la sensación de placer, el sentimiento de estar vivos, y alerta, que produce el arte teatral cuando se sirve bien surtido de dos ingredientes fundamentales: talento y corazón. Lorente va sobrado de lo uno y de lo otro, y su interpretación del psicópata, o de los psicópatas, que habitan torturados y peligrosos en 'Matar cansa', es excelente. Y lo es, digámoslo ya, desde que recorre el pasillo del patio de butacas, mientras suena de fondo el bolero 'Quizás, quizás, quizás', y subido a la escalera de acceso al escenario comienza a hablar(nos). Llegado ese momento, el silencio del público, y su atención y el pellizco en el estómago, están ya presentes y, lo que es todavía más importante, no desaparecerán hasta que concluya la representación, a la que el intérprete murciano se entrega como la minuciosidad y la cadencia precisa que requieren los ritos sagrados. He aquí una voz poderosa –hacía tiempo que no se escuchaba tan bien a un actor desde cualquier butaca o palco del Romea–, y una gesticulación que bordea con naturalidad la danza y que comienza por el alucinante despliegue de mensajes y emociones que sirven sus manos.

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Otro tema es el texto de Santiago Loza que ha elegido para volver a los escenarios, con producción propia, y las limitadas posibilidades que este encierra para que la función sobrepase los límites de lo puramente artístico y te conduzca a un terreno más filosófico, o de necesaria y urgente reflexión, como sucede irremediablemente con los de –sirva como ejemplo– Wajdi Mouawad. La fascinación por los asesinos múltiples y el intento de adentrarse en las profundidades del criminal, pese a la buena escritura del monólogo –ciertamente inquietante, incómodo y acertadamente revestido de tonos poéticos–, queda lejos de esa indagación ética, que planteaba Camus en 'Calígula', en la desesperación que conlleva a veces la condición humana.

Así fue

  • La obra: 'Matar cansa', un texto de Santiago Loza.

  • Intérprete: Jaime Lorente.

  • Iluminación: David Picazo.

  • Espacio sonoro: Ruben Berraquero.

  • Dirección artística: Antonio Mateos.

  • Dirección: Alberto Sabina.

  • Representación: Teatro Romea. Murcia. 6 de marzo de 2021.

  • Calificación: Muy interesante.

Al autor de 'Matar cansa' lo descubrimos con deleite en los escenarios españoles con el montaje de otra de sus obras, 'He nacido para verte sonreír', con la que nos dejaron mudos sus dos intérpretes: Isabel Ordaz y Fernando Delgado-Hierro. Pero en ese caso, a diferencia del monólogo seleccionado por Lorente, una ternura y delicadezas endiabladas, en mitad de un dolor áspero y de una ferocidad que te dejaba herido y que recorría la escena y a los personajes, contribuía a que pudiese realizarse un viaje de alto voltaje a la desamparada realidad con la que la mayoría de nosotros debemos lidiar en algún momento.

'Matar cansa' es una elegante producción, afortunadamente sin estridencia alguna, en la que el actor, iluminado de manera prodigiosa por David Picazo, y arropado por un excelente espacio sonoro de Rubén Berraquero –esa apenas perceptible presencia liberadora del lenguaje del mar–, se ha rodeado con evidente y emotivo acierto de queridos amigos de su etapa de estudiante en la Escuela de Arte Dramático de Murcia: Alberto Sabina en la dirección, y Antonio Mateos en la dirección artística. Y se nota que se siente a gusto, por el modo tan admirable en que se transforma y se despliega, logrando sin aparente esfuerzo dar pavor, o desplomándose de pura debilidad, insatisfacción, pérdida. Qué gran actor, ya se ha dicho: con ese rostro inusual como lo es el de Cillian Murphy, y ese físico singular, fuera de estándares, que también caracteriza a Ben Whishaw.

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Listón

Y esa pasión a prueba de desencantos y de los tentadores y calamitosos cantos de sirena que le podrían llegar desde el privilegio de la inmensa popularidad de la que goza. ¿Cómo no imaginártelo, por ejemplo, intentando subir el listón que dejó por las nubes Romain Duris en el montaje de 'La noche justo delante de los bosques', de Bernard-Marie Koltés, que dirigió Patrice Chéreau? ¿Y cómo no esperar poder verlo dando vidas a personajes con pólvora en el alma, como por ejemplo los creados por Sergio Blanco o por Andrew Bovell? Jaime Lorente ha nacido para contar historias, da igual que sea la de Caín y Abel, o la del escarabajo en el que se convierte Gregorio Samsa, o la que canta Yves Montand en 'Les feuilles mortes'. Su trabajo aquí, en 'Matar cansa', es encomiable, y solo un pequeño detalle sobra: ese despojarse final de la camiseta que no viene a cuento chino alguno. Ah, ¡la ovación, clamorosa!

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