«El arte sonoro tiene un gran peso conceptual»

Concebida como una instalación sonora, la propuesta de Bertomeu invita al visitante a adentrarse en una época pasada y a indagar, al mismo tiempo, en sus propias raíces. Lo hace combinando narración y música tradicional sefardí, andalusí y alfonsí, y para ello se ha apoyado en el trabajo de cuatro artistas especializados en este tipo de melodías, como son la cantante valenciana Mara Aranda, intérprete de música medieval; Jota Martínez, madrileño especialista en instrumentos de la tradición medieval española; el guitarrista murciano Javier Arnedo; y el ensemble Anónimo IV. Con sus músicas, Bertomeu construye un relato sonoro que, estrenado en el Festival Jewish de Lorca, se podrá disfrutar hasta el 31 de julio.

'Judíos murcianos en la Baja Edad Media', nombre del proyecto que presenta en el castillo lorquino la artista alicantina afincada en Murcia Sofía Bertomeu, tiene como punto de partida el trabajo fin de máster (TFM) que su autora realizó entre 2015 y 2016 dentro de sus estudios en Historia y Patrimonio Histórico. Centrado en los años 1475 a 1504, su estudio escudriñaba a través de diversos documentos localizados de forma digital en el Archivo General de Simancas la actividad social de los judíos murcianos. Esto, recoge Bertomeu, «fue la base teórica para realizar el trabajo de investigación». Los documentos, transcritos por Bertomeu y consistentes en cartas a reyes, comendadores, o relacionados con cuestiones judiciales y económicas, «narran un poco las avenencias y desavenencias que tenían los judíos con sus coetáneos».

Su proyecto para el castillo era incluir esa historia extraída del papel en una atmósfera sonora que ha conseguido armar uniendo la lectura grabada de varios documentos y la música medieval. «Me gustaba la idea de que el trabajo que había realizado no se quedara solo en un TFM, sino que aquellos interesados en la historia, el arte sonoro y la música medieval pudieran tener acceso a todas estas disciplinas». Sus piezas, cuenta, están dotadas también de «un aspecto 'experimental'» que refleja en varias grabaciones de campo de las que Bertomeu se ha nutrido para «ambientar el contexto» en el que discurre su proyecto.

El arte sonoro tiene para ella, confiesa, «un gran peso conceptual». «El discurso con el que se quiere transmitir una idea a través del sonido es –dice– de suma importancia», y en su caso ese mensaje va envuelto en «un aspecto íntimo, emocional y atmosférico». Con su propuesta pretende que el visitante se sitúe en la época descrita y entienda qué ocurre durante la narración desde una perspectiva emocional, «como si se ubicara –explica Bertomeu– en ese mismo lugar pero descontextualizando el momento actual. Vivimos una época, entre comillas y al margen de la Covid, de libertad de movimiento, cultural, religiosa, de expresión y política que en aquellos años no existía», agrega.

Para la artista, de raíces askenazíes –judíos procedentes de Europa central y oriental–, esta exposición es un modo de ahondar en su propio pasado. Autora de diversos trabajos en el campo del diseño multimedia –ha expuesto, entre otros espacios, en la Facultad de Bellas Artes de Murcia y en CVU Batana de Rovinj, en Croacia, en 2019; y en el Festival Internacional de Arte Sonoro e Interactivo IN-SONORA, en 2018–, este es el primero, reconoce, que se apoya en la historia como eje narrativo, y le gustaría que se moviera por la red de juderías españolas con el fin de «que se conociera un poco más» sobre la huella de los judíos que habitaron la Región.