Un agigantado Carlos Alcaraz tumba a Djokovic

Carlos Alcaraz ha convertido en algo normal lo que es una anomalía. El chico, que tiene toda la vida por delante, ya se mueve por el circuito como si cada partido fuera el último. Juega cada punto como si fuera el último. Es como si no tuviera ni un minuto que perder, por mucho que acabe de cumplir los 19 años y todavía esté aprendiendo el oficio. El oficio de campeón. No se confundan. El de tenista se lo sabe ya de memoria. Solo así se puede entender que un recién llegado como él haya hecho en un plazo de 24 horas lo que un solo jugador había hecho hasta ahora en Madrid: ganar a Nadal y Djokovic de manera consecutiva en la capital de España.

El único que lo había logrado hasta ayer era el argentino David Nalbandian, pero fue en 2007, cuando el torneo aún se jugaba en pista dura. En tierra batida nadie lo había hecho. Ni en Madrid ni en ningún otro lugar del planeta. Otro récord para Alcaraz, el murciano que parece un marciano. Arde Madrid con Alcaraz del mismo modo que siempre ardió con Nadal. El cambio de era es un hecho. Es indudable que ha nacido una estrella y que esta estrella se llama Carlos Alcaraz.

Delante estaba el número uno, un Novak Djokovic que está a solo cuatro victorias de las mil en una carrera deportiva de leyenda. El serbio ha tenido un inicio de temporada incalificable, con el esperpento de Melbourne arruinando un comienzo de 2022 que se presumía fructífero para él. No obstante, el de Belgrado es un caníbal: un tenista de leyenda. Y poco a poco se ha ido calentando. En Madrid, de menos a más, fue dando pasitos hasta afrontar su primer cara a cara con Alcaraz en unas condiciones óptimas. Solo había estado tres horas en la pista, debido a la renuncia de Murray en segunda ronda por una indisposición. Alcaraz, en cambio, superaba las seis horas de juego.

Perdió el primer juego del partido Nole, frío con su saque, y el estadio Manolo Santana rugió como si estuviera decidiéndose ya el set. Alcaraz, como siempre sucedió con Nadal, se vio desde el primer punto muy arropado por el público la Caja Mágica. 12.500 gargantas empujando al tenista murciano en un ambiente de Copa Davis. Esto podría arredrar a cualquier tenista del mundo, pero no a Djokovic. Al contrario. El serbio se mueve como pez en el agua en este tipo de contextos. No se amilana.

De hecho, cuando se hizo con los puntos decisivos que le dieron el primer parcial en un desempate que dominó desde el principio desafió al público madrileño con su habitual catálogo de gritos, gestos y celebraciones más o menos elegantes. Le va la marcha al campeón serbio y ha pasado mucho tiempo en barbecho. 368 semanas lleva Djokovic como número uno del mundo y eso no te lo regala nadie.

En el primer set, que fue un recital de tenis por parte de ambos, se impuso en el 'tie-break' el serbio porque estuvo más sereno en los momentos determinantes (6-7). En el segundo emergió el mejor Alcaraz, mucho más descarado que el día anterior contra Nadal y machacando a dejadas a un Djokovic que no sabía cómo incomodarle con el resto. Se dio cuenta el pupilo de Juan Carlos Ferrero que tenía que meterse dentro de la pista y acortar los puntos. Y eso hizo. El murciano encontró una solución perfecta: 18 aciertos en sus 23 subidas a la red, por los 14 en 29 del balcánico. Así, con aplomo y valentía, selló su victoria en el segundo set: contradejada de revés (7-5).

En el tercero siguió volando el murciano, evitando los intercambios largos. En estos, la mayoría de veces se imponía Djokovic. Como Alcaraz cambió de estrategia comenzó a meterle mucha presión al serbio al resto. Varias veces estuvo a punto de romperle el servicio, pero cuando mejor lo tuvo fue en el décimo juego del tercer parcial. 4-5 y 30-40 para el murciano. Punto de partido. Se volvió loca la grada. Demasiados gritos y mucho tiempo para que Djokovic pensara lo que iba a hacer. No le tembló la mano. Ace. Siguió remando el número uno y, con dificultades, forzó el desempate. 6-6 después de tres horas y media de un partido para la posteridad y todo se iba a decidir en un 'tie-break'.

Con un revés paralelo de otro mundo encarriló el desempate Alcaraz. Ya sumaba medio centenar de ganadores en el partido un Carlitos que se ponía 3-1en la muerte súbita. Respondía Djokovic con tres latigazos de otro planeta y de nuevo tomaba ventaja el murciano con una derecha paralela solo al alcance de los elegidos. 4-2 en un cambio de pista que Alcaraz hizo a la carrera, por aquello de intimidar al rival. Restó dos veces seguidas a los pies el serbio y con 5-4 a favor del murciano le tocó sacar dos veces al serbio. Tiró fuera la primera y clavó la segunda. 6-5 para Alcaraz y saque. Lo puso en el revés, sacó a Djokovic de la pista y lo ejecutó con una derecha que cerró un partido para recordar toda la vida. Cayó Nadal. Cayó Djokovic. A Carlitos ya solo le queda derrotar al germano Alexander Zverev, que se impuso a Tstsipas en la otra semifinal (6-4, 3-6 y 6-2), para culminar una semana gloriosa en Madrid y sumar su segundo Masters 1000.

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