Alcaraz avanza en un encuentro raro

Alcaraz tiene ahora un calendario apretado como consecuencia de las lluvias en el inicio de la semana, pero no indicó tras batir a Alexandre Muller en tres sets (6-4, 7-6 (7-2), 6-3), y con dos horas y 33 minutos de trabajo en la pista central del All England Club, que le haya perjudicado la parada de dos días desde su victoria el martes contra Chardy. Pudo desconectar jugando a golf y practicó «con buen ritmo» con el británico Cameron Norrie.

Los medios británicos le preguntan por sus sentimientos sobre la pista central. Sobre la soñada final con Djokovic, sobre si ya se siente plenamente integrado en el campeonato y en las costumbres del club All England. Alcaraz, con un inglés mejor que el del joven Nadal, confirma diplomáticamente cada día que todo es magnífico. Solo al final tuvo la oportunidad de reconocer que «no ha sido mi mejor partido en la hierba».

No lo fue, qué gran verdad. Fue un partido irregular de Alcaraz, que tiró derechazos y reveses que se fueron largos, y fue atropellado por bolas del rival. No había la exuberancia alegre del Alcaraz que golpea magistralmente en el aire y se ríe. En el tercer juego del segundo set, pidió revisión por el ojo del halcón de dos golpes buenos de Muller, y cuando perdió el segundo se fue a la silla creyendo que había perdido el juego, cuando estaban en 'deuce'. Andaba despistado el murciano.

Fue un partido en el que la grada estuvo largos tramos en silencio, contemplando a dos empleados de la industria del tenis desplegar la contienda que se espera de ellos. El francés Muller contribuyó a la debilidad de Alcaraz, porque es uno más de los profesionales que no son del famoso triunvirato ni de la nueva generación, pero tienen buenas armas y buen físico. Estuvo bien Muller, aunque no pudo ganar ni un solo parcial al número uno de la ATP.

El murciano pudo romper el servicio del francés en el primer juego y comenzó el segundo con una doble falta. El pupilo de Juan Carlos Ferrero iba a ganar el partido, pero Muller no se rendía. Decía el joven prodigio que le había sorprendido la velocidad de la pista central, mayor que en la pista uno, según él. Cuando se le preguntó si el viento le había afectado, dijo que quizás, que en esas circunstancias parece un no. Hoy vuelve a jugar en la central.

El fin justifica los medios. Carlos Alcaraz debe pensar así, consciente de que su nivel de juego en el duelo ante Alexandre Muller estuvo lejísimos de lo habitual y de lo exigible en un torneo como Wimbledon. Sin embargo, supo encontrar la manera de vencer en un mal día. «Este partido vale doble», valoró el murciano tras su triunfo. «La diferencia entre los muy buenos y los buenos es esta. No puedes jugar bien todos los partidos. Lo normal es que no juegues como tú quieres, pero los días que no te encuentras bien, esos días, los partidos cuentan el doble», apuntó Alcaraz, que vivirá este sábado el segundo partido de su carrera ante Jarry, consciente de que debe elevar el nivel para no verse apeado antes de tiempo.

Este partido contra un buen representante de la generación intermedia de profesionales del tenis, repleta de buenos jugadores, quizás tenga un impacto positivo en Alcaraz, que no parecía preocupado. Alejandro Davidovich tampoco lo está por tener que jugar con el danés Holger Rune, que eliminó de la tercera ronda al español Roberto Carballes Baena. El objetivo del malagueño es «jugar al 100% de mi capacidad».

Davidovich es el único español que secunda a Carlos Alcaraz en la tercera ronda de Wimbledon tras acabar con la resistencia del neerlandés Botic Van de Zandschulp, por 6-1, 2-6, 6-4 y 6-3. De esta forma, el malagueño firma su mejor actuación en un torneo que ganó en categoría júnior en la edición de 2017. Este sábado, sin tiempo de descanso, le espera Holger Rune, sexto favorito del cuadro y que este viernes brilló frente a Carballés. Jugarán en el segundo turno de la pista 3. En la pista 1, Daniil Medvedev se enfrentará a Fucsovics. Tiafoe y Dimitrov cerrarán la jornada en la pista 3. Y Stefanos Tsitsipas se medirá en la 2 a Laslo Djere.