Espiral explosiva
Vivimos en una sobrerrealidad que ha tenido la 'virtud' de sumergirnos en un mundo del que realmente no sabemos demasiado. Sí parece claro, que hay ... un 'Sobremundo' que se sitúa por encima de las democracias, los países e incluso las normas, que opera y dirige por donde le conviene, no necesariamente coincidente con los intereses de las personas. Ilusoriamente, creemos que progresamos.
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Nos hemos visto sobresaltados por una decisión de las autoridades chinas. La criptomoneda, inventada por un grupo de informáticos en torno a 2008, se tambalea. No es nada nuevo, por cuanto Elon Musk ya dio orden de dejar de aceptar el bitcoin para comprar sus coches Tesla, alegando que el impacto sobre el medio ambiente era fenomenal. Por cierto, la misma razón alegada ahora por las autoridades chinas, para negarse a aceptar la denominada «minería informática» necesaria para crear los bitcoins.
Técnicamente, se asocian las cadenas de bloques (blockchain) con las criptomonedas. Son cadenas de bloques de información asegurados criptográficamente. Se aplican en otros ámbitos, pero juegan un papel fundamental en las criptomonedas. Es un registro único, consensuado y distribuido en varios nodos de una red. Se le suele asimilar a un libro contable donde se registran todas y cada una de las transacciones digitales. Cada bloque contiene una serie de registros correspondiente a transacciones válidas, información referente a ese bloque y su vinculación con el bloque anterior y posterior a través del «hash» de cada bloque, que es un código único, como la huella digital del bloque. Por tanto, la posición del bloque está fijada. La seguridad de la información la otorga el que la cadena completa se guarda en cada nodo de la red que forma la cadena de bloques. Es como si fuera un holograma, cada participante de la red almacena una copia exacta de la cadena de bloques. Crear un nuevo bloque implica que los nuevos registros se verifiquen y validen por los nodos de la red, antes de que se añadan y enlacen en la cadena. Este es el trabajo que se efectúa en la «minería informática», en analogía con la minería de metales en que se examinan muchas gangas, para separarlas de la mena de interés.
La emisión asociada a la creación de bitcoins se cifra en cientos de millones de toneladas de gases de efecto invernadero. En China, se concreta en una previsión para 2024 de 130 millones de toneladas de estos gases. La cifra es descomunal, por cuanto es comparable a lo que genera toda la economía China en un año. Ya supera al consumo de Argentina y sobrepasa a Finlandia y Suiza. La cuestión es clara, por cuanto la producción de bitcoins implica a cientos de miles de ordenadores trabajando sin cesar, dado que el trabajo que soportan es la verificación constante de las transacciones en las que intervienen complicados cálculos para que haya garantías de que no se den utilizaciones fraudulentas, para que el registro global sea fiel reflejo de las transacciones que se realizan.
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El consumo energético de la 'minería informática' hoy se cifra en torno a los 122 Gigawatios hora (GWh) anuales, cuando el de Argentina es de 125GWh (2018) o el de los Países Bajos es de 110GWh (2019). En España, en 2020 ha sido de 250 GWh y en China 6.500 GWh (2018). Pero, poco a poco el consumo en la minería de los bitcoins va alcanzando el consumo de nuevos países y se multiplican las advertencias de alertar que, si sigue creciendo la minería de las criptomonedas, no habrá energía suficiente para abastecer a la población. Se ha llegado a publicitar que las inversiones en criptomonedas generan las mismas emisiones anualmente que los vehículos de gasolina: un bitcoin lo mismo que un coche anualmente.
Estamos ante una espiral explosiva para el medio ambiente, por cuanto el aumento del precio de la criptomoneda implica un incremento de la potencia necesaria para minar, lo cual repercute en un aumento del consumo energético, con lo que, finalmente, se incrementan las emisiones del dióxido de carbono.
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Es inevitable, en esta tesitura, la comparación del dinero digital con el convencional. Incluso en las circunstancias más convencionales, la incidencia de la fabricación del papel moneda es muy inferior al de la minería de las criptomonedas. La evolución de las criptomonedas es una auténtica espiral explosiva. Es lo que se va viendo. Puede que ya tenga un futuro incierto.
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