Luis Miguel Peregrín: «Deberíamos exigir un centro tecnológico de agricultura en la Región»
El presidente de la plataforma de tecnología Agritech Murcia: «El holandés es más cabeza cuadrada: venden lo que fabrican. Nosotros fabricamos lo que el agricultor necesita»
La agricultura regional ya está incorporando sensores que muestran la evolución al minuto de las plantas, sistemas de riego que miden hasta la última gota de agua que se aporta e inteligencia artificial que guía a los agricultores en sus decisiones. Y va a más. El presidente de la plataforma de tecnología agrícola de la Región Agritech Murcia, integrada por empresas del sector junto a los centros de investigación Cebas-CSIC e Imida y la Universidad Politécnica de Cartagena, analiza las expectativas de esta actividad clave en la mejora agraria.
–¿Qué nos queda por ver en las tecnologías que se van incorporando al campo?
–Todavía queda recorrido. Es cierto que en los últimos años hemos asistido a un cambio revolucionario, que incluye la obtención de los máximos datos posibles para interpretar el estado de la planta y sus necesidades. Pero todavía queda. Ya estamos hablando de sensores de temperatura para medir la hoja y ver en qué estado se encuentra y si está haciendo fotosíntesis o no, por ejemplo. Poco a poco la evolución de la tecnología va a seguir ayudando. A nivel nutricional estamos esperando que lleguen los sensores que nos puedan medir los iones libres, como el nitrógeno, el fósforo, el potasio o el calcio de manera individual. Eso nos va a suponer un gran avance, pero todavía no está al alcance.
–Con frecuencia se dice que la agricultura de la Región está a un nivel tan avanzado como la que se practica en Países Bajos o Israel, ¿es cierto o se exagera?
–Actualmente, con respecto a Israel España está muy por encima. En tecnología de fertirriego hemos evolucionado mucho más que ellos. Son fuertes en la fabricación de elementos de sistema de riego, como goteros, válvulas y demás, pero en el manejo y la aplicación estamos bastante por encima de Israel. En cuanto a Holanda, nos encontramos un poco a la par en aplicación de tecnología. El mercado holandés es muy, muy exigente. A nivel tecnológico estamos parecidos, lo que pasa es que a nivel hidráulico y de sistemas creo que damos mejores soluciones, más adaptadas a las necesidades de cada cliente. Mientras que el holandés es más 'cabeza cuadrada', ellos te venden lo que fabrican, nosotros te fabricamos lo que el agricultor necesita.
–¿Se aprovechan bien los avances tecnológicos en la agricultura murciana?
–No del todo. Es cierto que hay agricultores están a la última y muchas empresas que evolucionan rápidamente, que saben de las ventajas de la tecnología, pero existe una gran mayoría a las que todavía les falta por llegar. Hoy en día estamos hablando de conceptos como la adquisición de datos o la inteligencia artificial, al tiempo que todavía hay muchos proyectos y muchos agricultores que tienen que tecnificar y mejorar sus sistemas de fertirriego, que es el punto de partida. De nada nos sirve la inteligencia artificial, si a la hora de aplicar riego y fertilizantes, no lo hacemos de manera adecuada. Por lo tanto hay que insistir en este sistema, que se vaya ya aplicando, que sea generalizado, porque es el punto de partida para que luego las demás tecnologías puedan tener éxito.
–¿Cuáles son nuestras asignaturas pendientes?
–Es parecido a lo que acabo de responder. Opino que todavía hay una gran parte que debe mejorar en los cabezales de control, para tener una precisión exacta de cómo se aporta el agua y los nutrientes. Y luego se está haciendo ya en muchos sitios la adquisición de datos en campo para poder saber todas las variables que afectan al cultivo. Si es en suelo, por ejemplo, se trata de conocer qué nivel de humedad tengo que aplicar y saber cuándo hay que parar el riego y, si es en hidroponía, pues más o menos por el estilo para tener la máxima información a nivel radicular y poder adaptar los riegos cuando la planta lo necesita y en la cantidad que necesita.
–¿Siguen pensando que debería haber un centro tecnológico de la agricultura en la Región?
–Creo que sí es necesario. Tenemos la suerte de que tenemos dos centros de investigación (el Imida, dependiente de la Región de Murcia, y el Cebas, dependiente del CSIC, de Madrid). Ambos han ido adaptando los ensayos a lo que los tiempos modernos exigen, han evolucionado bastante para hacer investigación aplicada. Son de mucha ayuda. Estamos en contacto con ambos y la verdad es que se evoluciona mucho, pero no cabe duda de que siempre están un poco sometidos a los controles y las rigideces de los centros que los controlan, a los que pertenecen. Un centro tecnológico de la agricultura tendría un poco más de libertad. Murcia tiene bastantes centros tecnológicos y creo que esto se ha olvidado y pienso que deberíamos de tenerlo y exigirlo.
–¿Hay expectativas de que se cree ese centro tecnológico?
–La verdad es que hemos ido sondeando a la Administración y demás y no lo vemos. Es cierto que a nivel de Gobierno [regional] tienen centros de capacitación, tienen finca de ensayos..., pero no están tan a la mano como a nosotros nos gustaría. A nivel empresarial creo que con la asociación de Agritech Murcia, que hoy formamos más de veinte empresaa de tecnología, podríamos ponerlo en marcha, con la ayuda de nuestro Gobierno, y tener menos rigideces a la hora de hacer los ensayos y plantear cosas mucho más avanzadas de las que hoy se están haciendo.
–¿De qué tipo son esas empresas que tienen dentro de la asociación?
–Dentro de Agritech Murcia hay empresas de todo tipo. Tenemos empresas de sistemas de riego; de invernaderos; de biotecnología, que últimamente se han incorporado muy bien, puesto que es un sector en alza. Tenemos empresas de maquinaria fitosanitaria; tenemos empresas de tecnología hidráulica... La verdad es que es muy variado y nos sentimos contentos, porque es un abanico completo con el que podemos dar servicio a cualquier tipo de proyecto que pueda surgir en el mercado.
–¿Qué les preocupa a estas empresas?
–La estabilidad para poder vender. Esta asociación la hemos constituido principalmente para comercializar fuera, puesto que el mercado español ya está algo saturado. Para vender fuera esta tecnología –que podemos fácilmente exportar– hay que enfocar a qué tipo de países, ya que cada uno es un mundo diferente. Pero al final nosotros nos conformamos con que haya estabilidad a nivel general. Porque eso genera credibilidad y que la gente piense en garantizar los alimentos y en poder enfocar inversiones para estabilizar la producción.
–¿Cuáles son sus retos?
–Cada país es diferente. Algunos están muy evolucionados y aspiran cada vez más a transformar su agricultura para el alto rendimiento. Hoy en día, lo que más nos obsesiona es el tema del agua. En algunos países que tradicionalmente la tenían ya no lo pueden garantizar. Y ese es el problema fundamental. Si no hay agua no hay agricultura. Se están yendo al mar a desalar y poder utilizarla como caso extremo, pero no es la solución. Los costes también se disparan. Ese es el gran reto ahora mismo: el agua, la distribución del agua, llevarla de donde se tiene de manera gratuita a donde se puede sacar más rendimiento. Creo que es un objetivo, aunque mucha gente no cree en él. No deja de ser el punto de partida de generar riqueza, y riqueza de alto valor.
–¿Quiere añadir algún punto más que considere de interés?
–Confío en que, a nivel de Murcia, la agricultura se dirige cada vez más al cultivo protegido, tanto en hortícolas como en frutales y demás. Son inversiones altas y tendría que haber un apoyo por parte de la Administración regional, sobre todo en la implantación de tecnologías. Creo que todavía nos falta recorrido. No tenemos una tecnología aplicada de vanguardia. Tenemos empresas muy punteras con la última tecnología, sí, pero la media del sector todavía necesita ese refuerzo y apoyo.
