Una bola de cristal sobre el futuro de las exportaciones agrarias murcianas
El cambio climático, las mejoras logísticas y algunos movimientos geopolíticos podrán generar cambios a largo plazo en una actividad que ahora equivale a casi el 9% del PIB regional
Si apuntamos los prismáticos del futuro a cinco o diez años vista no se auguran grandes cambios en el sector exportador agrario de la Región. Calibrando la óptica más allá, comienza a ser posible divisar posibles nuevos mercados, y algunas innovaciones más.
El cambio climático, las mejoras logísticas y movimientos geopolíticos podrán introducir variables en una actividad que el último ejercicio envió 2,16 millones de toneladas frutas y hortalizas al exterior por un valor de casi 3.100 millones de euros, lo que equivale a cerca del 9% del PIB murciano (35.810 millones de euros en 2022).
El director general de la Asociación de Productores-Exportadores de Frutas y Hortalizas de la Región de Murcia (Proexport), Fernando Gómez, no tiene dudas de que en una década el reparto del mercado será el mismo que el actual. España, augura, seguirá como destino líder, con una cuota que ahora oscila «entre el 30 y el 35% para la mayoría de cultivos». En el exterior, Alemania, que en 2023 recibió el 31% del total exportado por la Región; Francia (16%) y Reino Unido (13%), seguido de Países Bajos, continuarán igualmente en estas posiciones durante los próximos ejercicios, está convencido.
A más largo plazo, como consecuencia en gran medida de las mejoras que se puedan experimentar en la distribución logística a grandes distancias, podrán abrirse vías a nuevos mercados, sobre los que habrá que valorar su tamaño para entrar con un buen retorno. Gómez cita Arabia Saudí, un país en el que recientemente, revela, acaban de estar empresas murcianas para ir explorando sus posibilidades. También cita a Estados Unidos, donde la asociación de productores ya lleva cuatro años acudiendo a ferias, al igual que están trabajando las posibilidades de Oriente Medio. E incluso «hay una expectativa en África para el futuro», añade. Esta última es una posibilidad que considera que se hará esperar, si bien percibe a más de diez años vista «una oportunidad de abrir mercado allí».
«De momento –admite– es muy difícil, teniendo en cuenta las producciones que ellos tienen; sobre todo, en los países del Magreb, de modo que cinco o diez años seguramente es poco tiempo para mirar a África como destino de exportación».
Gómez no contempla, en cualquier caso, que se vayan a producir cambios importantes en las cifras del sector a lo largo de la próxima década. Pero existen otras variables que sí plantean transformaciones en el sector sobre las que denomina «particularidades que tiene la Región», en alusión a las restricciones en áreas como el Mar Menor y el Campo de Cartagena, a la que describe como «una zona privilegiada de producción en la que se está asfixiando» a las empresas que practican agricultura. Conforman una realidad que está «obligando a que muchos agricultores y empresas se adapten».
Por una parte se está invirtiendo en mejoras tecnológicas, por ejemplo, pero la adaptación a la que se ven forzados, advierte, les está llevando a veces, a mover la producción a lo que denomina «zonas complementarias dentro de la Región o fuera, aunque comercializándola desde aquí».
«Esta relocalización –reconoce– genera un valor añadido para nosotros, pero es una pena que se tengan que buscar zonas de producción en otros lugares cuando aquí en la Región las hay hay muy buenas».
La búsqueda de alturas diferentes a las que llevar los cultivos dentro del propio territorio, afirma se enmarca en una estrategia de «sostenibilidad». Así, producir lechugas en el Campo de Cartagena en pleno verano –pone como ejemplo– requiere más agua que en terrenos a 800 metros de altura en otras zonas de la Región.
«Se debe entender –reitera– que, si se mueven esas producciones, es por sostenibilidad, que es lo que pide la sociedad».
El economista Jesús Navarro, experto en inteligencia competitiva, confirma la tendencia del mercado por valorar prácticas sostenibles en la producción de alimentos y cita actuaciones como la reducción de residuos y la huella de carbono. Son conductas especialmente apreciadas por parte del consumidor alemán, que es el principal cliente de las exportaciones murcianas, y que también es cada vez más sensible al origen local de los productos, lo que en principio parece un obstáculo a las ventas murcianas. El mercado de ese país centroeuropeo está también atento a la inclusión del marchamo ecológico (en el que Murcia lidera el ranking nacional), a los niveles de calidad y la seguridad alimentaria, así como el mantenimiento de unos precios razonables, señala el experto.
«Estas preferencias indican una tendencia hacia una alimentación saludable, sostenible y de alta calidad, lo que puede representar una amenaza o una oportunidad para los exportadores de productos agroalimentarios murcianos, dependiendo de la forma como las empresas enfoquen sus estrategias», advierte Navarro.
Por las explicaciones de Fernando Gómez, se trata de unas asignaturas que los productores locales llevan tiempo trabajando con éxito. La sostenibilidad, por ejemplo, es una cuestión muy ligada a la sensibilización por el calentamiento global a la que se presta atención desde hace mucho tiempo.
«Aquí –afirma Gómez–, el cambio climático ya lo vimos nosotros hace veinte años». De ahí las mencionadas adecuaciones «para mantener el músculo exportador», entre las que además destaca el trabajo con nuevas variedades adaptadas con la nueva situación y la utilización de «tecnologías de todos los niveles» para mejorar la gestión del agua, «que es fundamental» en una geografía que, recuerda, acoge «la zona más desértica de Europa».
Los cambios en las variables meteorológicas, por otra parte, pueden abrir nuevas puertas. «Se habla de cierta tropicalización del clima que está haciendo que algunos cultivos que no veíamos en estas latitudes puedan ir aprececiendo en los próximos años».
Para lograrlo, augura, «se va a trabajar mucho con prueba y error». En todo caso, explica el director general de Proexport, «los cultivos fundamentales de la Región se van a mantener de forma muy importante».
Navarro, que es consejero delegado de la firma especializada en tendencias de innovación Innsai (con sede en Valencia), confirma y destaca los esfuerzos que el sector agroalimentario murciano está centrando «en implementar tecnologías sostenibles para mejorar la eficiencia de los proceso agrícolas y logísticos». Es una estrategia clave, ya que minimizar la huella de carbono de la logística hasta el destino permite a las empresas de la Región compensar la señalada tendencia europea –especialmente alemana– por consumir cada vez más productos locales, a los que asocia con frescura y calidad, añade el especialista.
Los productos de este rincón del Sureste español no se cultivan cerca de Fráncfort, claramente, pero tienen detrás un alto grado de avances para reducir su huella, «desde la optimización del uso de recursos naturales, como el agua y nutrientes, hasta la aplicación de técnicas de cultivo avanzadas, la utilización de inteligencia artificial, robótica y sensores avanzados para automatizar tareas agrícolas».
Las mejoras en prácticas y tecnologías están llamadas a continuar siendo constantes para mantener los mercados de exportación del agro murciano y, en un futuro algo más lejano, incluso ampliarlos a regiones como Norteamérica, Oriente Medio e incluso África.
La pérdida de Rusia y la mala fama de Trump
Hace diez años, las tensiones europeas frente al Kremlin por las disputas que afloraron sobre Ucrania acabaron por vetar el mercado del gigante euroasiático a las exportaciones agrarias españolas. «Se nos cerró Rusia, con 160 millones de consumidores, y nadie está haciendo nada en Europa por abrir reabrirnos ese mercado», lamenta el director general de Proexport, Fernando Gómez: «Somos los paganos de un problema geoestratégico», lamenta. Algo similar percibe sobre Estados Unidos: «Para nosotros era un objetivo prioritario la costa oeste del país norteamericano, pero no se ha logrado penetrar como se previó. Y para todos aquellos que criticaban a Trump, tenemos que decir que las políticas de Biden no han sido mejores». El resultado son unas cifras de exportaciones que Fernando Gómez califica de «irrisorias» para una zona a la que atribuye «todas las condiciones perfectas en cuanto a distancia, logística, poder adquisitivo y estándares de calidad como para poder ser grandes consumidores de muchas de nuestras producciones». En Murcia, por poner un ejemplo, aún se espera respuesta de la Administración estadounidense al expediente de la apertura de su mercado a nuestros pimientos.