La escritora y académica Carmen Conde, siempre cerca del mar y de Cartagena.

25 años desde el adiós a Carmen Conde

Literatura. Se cumple un cuarto de siglo de la muerte de la escritora y académica cartagenera, una de las grandes intelectuales del siglo XX

Mª VICTORIA MARTÍN GONZÁLEZ

Lunes, 11 de enero 2021, 21:38

Recuerdo bien aquel 8 de enero de 1996: recibía la noticia del último día de Carmen Conde sobre la tierra, la mujer a la que ... había dedicado los últimos años de mi vida, indagando sobre la suya. Si ella hubiera podido escribir, ese día habría anotado en su agenda el tiempo, como tenía por costumbre, diciendo que hacía un frío intenso –esta vez, también, dentro de sí–. Pero ya era tarde y se despedía, quizás paseando por aquellos lejanos versos de 'Brocal': «Yo no te pregunto adónde me llevas. /Ni por qué. /Ni para qué. ¿Tú quieres caminar? Pues yo te sigo».

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Se marchó en silencio, con el olvido a cuestas, pero no el del mundo que la admiró y ella recorrió apasionadamente: «Creo que he sido gigante algún tiempo / y que he recorrido a zancadas / el camino posible a gigantes / cordilleras». Carmen se fue con su propio olvido, el cantado desde la juventud de sus maduros cuarenta años: «Recuerdo que olvidé muchas cosas... Venían en barcas de algas»; «Nunca se me pierde nada, / aunque me abandone al olvido. / Algunos que nacen sin pasado se obstinan / acumulando presente, para tener memoria de algo».

Hoy, en homenaje, me detengo en su 'Honda memoria de mí', un largo poema de 1944 recorriéndose a sí misma, a lo largo de más de cuatrocientos versos, explorando su pasado, proyectando su final, comprendiendo a la vez la existencia de toda la humanidad: «No podré definirlo, mas sabed/ que yo soy el tiempo. / Paso, miro, sonrío, lloro, gozo, sueño / vigilo, digo... / En las tumbas se aprende, os lo juro / con exactitud, qué es el tiempo». 'Honda memoria de mí', incluido en 'Sea la luz', junto a 'Mi fin en el viento' y 'Mujer sin Edén', constituyeron en 1947 un punto de inflexión en su carrera literaria, ya de magisterio indiscutible.

Han transcurrido 25 años desde el adiós de Carmen Conde, que, de alguna manera nunca ha sido definitivo. El Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver, ubicado en Cartagena, conserva su rico legado y ha hecho posible que su obra no deje de crecer. Nada más lejos de lo que pueda leerse en titulares que, queriendo 'descubrirla', han hablado de una mujer desconocida u olvidada. ¿Olvidada la mujer que conserva 36.000 cartas dejando constancia de su importante huella en el panorama cultural, artístico y literario del siglo XX? ¿Desconocida la mujer que comenzó a escribir en 1924, barajando todos los géneros literarios y recibió premios nacionales e internacionales? ¿Esta perseverante y apasionada, que estuvo presente en la prensa del siglo, la que fue primera mujer académica de la RAE, olvidada?

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En la década de los ochenta, Carmen continuó su actividad creadora incesante, viajó dando conferencias, lecturas poéticas o recibiendo homenajes en Europa y América, aunque, viajera incansable, también lo hizo a lo largo de toda su vida («...a una lo que le gusta de verdad es andarse la tierra; recorrerla palmo a palmo, con amoroso detenimiento, pero sin demora excesiva ya que sigue habiendo más tierra por recorrer, para amarla, y la vida es demasiado breve», decía en 1960). Pero, en esa década, también comenzó a irse lentamente, dejando tras de sí más de setenta años trabajando con diferentes funciones, sin abandonar el gran pilar de su vida: «Si de la memoria 'solo vale el don preclaro de evocar los sueños', cuando suscito los míos resalta mi entrega a la Poesía. Desde la infancia, tan lejos como vaya mi recuerdo, he buscado siempre lo que no cambia, he deseado lo eterno», escogiendo para la solemne ocasión de ingreso en la RAE estas apropiadas citas de 'Galerías' de Antonio Machado y de 'Ocnos' de Luis Cernuda. Sin embargo, a pesar de ser más conocida como poeta, su biografía y el inmenso fondo documental de su archivo nos confirman lo imposible de resumir aquí, sin caer en una simple enumeración de fechas y obra.

Guionista

Pero, no dejaré sin mencionar la faceta de guionista de programas literarios en Televisión Española y la prolífica dedicación a la prensa y la radio. Entre 1946 y 1976 será en las ondas donde mejor se exprese la pedagoga y literata que trabajó por los derechos de la infancia y de la mujer siempre. Sus emisiones infantiles, expuestas a una censura continuamente alerta favorecieron la cultura a la par que una corriente de pensamiento inconformista con guiones inteligentemente urdidos; las de adultos, beneficiaron especialmente la obra literaria femenina, sobre la que escribió abundantemente.

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Dejo para el final dos versos de una mujer inacabable, en homenaje, ayer, 8 de enero de 2021: «...Búscame en los libros y quizá te encuentres con una mujer que sí supo amar...» ( 'Desde nunca', 1982).

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