La escritora, periodista y analista política Nativel Preciado (Madrid, 1948).
El libro de la semana de Ababol

'Palabras para Olivia': jugar al pasado en el presente

Dos historias en una que se unen con la maestría a la que la Nativel Preciado nos tiene acostumbrados. Una novela que nos muestra determinados aspectos de la metaliteratura, esa función secreta que cumplen los negros, los autores fantasma, más presentes de lo que imaginamos

Sábado, 29 de junio 2024, 00:31

Dos historias nos cuenta 'Palabras para Olivia'. La de un novelista fracasado que desconoce aspectos fundamentales de su vida y la de Olivia, una autora ... de éxito que en su vejez busca a Teo del Valle para que sea su escritor fantasma. Además, está la historia que escriben entre ambos. Una ficción que se construye poco a poco y que desvela aspectos insospechados de los propios autores.

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En esta novela de Nativel Preciado hay una muerte que marcará la vida de los protagonistas de distinta forma, pero en modo alguno podemos considerar esta una novela del género negro. Son dos historias en una, que se unen con la maestría a la que esta escritora y periodista nos tiene acostumbrados. Nos muestra determinados aspectos de la metaliteratura, esa función secreta que cumplen los negros, los autores fantasma, más presentes de lo que imaginamos. Pero, de nuevo, nos quedaríamos cortos si pretendemos hablar de esta novela como un ejercicio de metaliteratura. Esta aparece muy de refilón y con una suma absurdamente abultada de por medio. Pero todo tiene su sentido, como cada renglón, cada línea de 'Palabras para Olivia' tiene un porqué. La autora no deja nada al azar. Nativel no da puntada sin hilo.

Género: Novela. Editorial: Espasa. Páginas: 368.

'Palabras para Olivia' habla de los amores imposibles, los amores adúlteros. De la masacre de la vejez y la timidez y los miedos tan presentes en las relaciones actuales. Habla de la muerte, del poder y, fundamentalmente, habla del perdón y de la curación; de conocer verdades ocultas que nos liberan, que liberan el pasado y sus fantasmas.

Nativel Preciado coge al lector de las solapas y lo lleva de un modo sereno pero adictivo hasta el final de la historia. Es de esas novelas que se leen de tirón con su buena dosis de intriga que no desaparece hasta la resolución de los conflictos que marcan a los protagonistas. La escritora y periodista no utiliza fuegos de artificio, ni juegos dramáticos, ni estratagemas con tramas laberínticas. Esta obra no los necesita.

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'Palabras para Olivia' cuenta con personajes que parecen una cosa y luego son otra y que realizan una importante evolución a lo largo de la historia. Encontramos a un locutor de radio de voz aterciopelada, un Mauro fascinante que enamoraría a cualquiera. Además, nos presenta un retrato fidedigno de parajes de León y el pueblo de Boñar: la naturaleza agreste, las praderas, los rebaños y los lobos toman su parte de protagonismo. Y la nieve. Y la sangre. Preciado construye una escena que el lector recordará por encima de otras y que no desvelaremos aquí, por supuesto. Una estampa muy visual en una novela muy literaria, a pesar de las potentes imágenes que describe la autora.

Encontramos a un locutor de radio de voz aterciopelada, un Mauro fascinante que enamoraría a cualquiera. Y nos presenta un retrato fidedigno de parajes de León y el pueblo de Boñar, y su naturaleza agreste, sus rebaños...

Olivia Casanova es un personaje fuerte, imperativo. Y Aitana el pepito grillo de Teo del Valle. Una especie de campanilla que abre los ojos al apocado y derrotado novelista. En 'Palabras para Olivia' encontramos muchos «secundarios» y personajes de carácter, procedentes de un pasado remoto que dotan a la novela de un perspectivismo temporal. Juegan al pasado en el presente. Huelen a nostalgia. A leyendas de pueblo, a glorias locales, a bellas mujeres en la juventud a las que la vida maltratará, a personajes oscuros que siempre se salen con la suya. A heridos e inocentes lobos. Hermosos lobos.

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Olivia es también la voz opinadora sobre temas de plena actualidad: «nada como invocar a la patria para que el pueblo enloquezca. La tierra, el pan, el trabajo, la bandera, la religión, la raza… Son motivos magníficos para que la gente se mate entre sí y deje en paz a las élites sin que les salpique nunca nada».

Encontramos varios ilustres amigos que han realizado su veredicto sobre el libro de Nativel. A todos ellos los encontré en su entrañable presentación. El gran Manuel Vicent ha dicho: «Una historia turbulenta y perturbadora escrita con un lenguaje medido e inteligente, como es la autora, Nativel Preciado, siempre al borde de una pasión controlada. Literatura de primera calidad». Rosa Montero asegura que este es «el libro más atrapante que ha escrito (…) una intriga sutil desarrollada con mano maestra. En la trama hay dos novelas que se van entrelazando inquietantemente, y hay una muerte, mucho misterio, secretos de familia, amores presentes y pasados, todo con una dosificación estupenda de la acción y de la evolución de unos personajes de los que nunca estás segura hasta el final». Por su parte, Julio Llamazares, quien obró de maestro de ceremonias en la mencionada presentación, asegura: «Lo que más me asombra es el dominio de los distintos registros, no solo literarios. Estructuralmente me parece muy complicada de escribir. Incluso más allá de la última página sigues descubriendo que nada de lo que creías era verdad, y esas contradicciones son lo que hacen de este libro una novela magistral».

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Olivia Casanova es un personaje fuerte, imperativo. Y Aitana el pepito grillo de Teo del Valle. Una especie de campanilla que abre los ojos al apocado y derrotado novelista. Atentos, además, a otros personajes de carácter

Nativel nunca decepciona. Es una voz sólida de las letras españolas que en esta su última novela rinde un homenaje muy especial a la radio. Quizá por esto, sus 'Palabras para Olivia' resulte tan especial. La voz del fascinante locutor aparece de entre los muertos para ayudar al autor cuando más lo necesita: «En cualquier caso, estaba casi seguro de que nunca escuchó esas cintas mientras su padre estuvo vivo, entre otras cosas, porque siguió haciendo radio hasta que murió. Pero cuánto debió de alegrarse entonces de tener tantos y tantos minutos guardados para seguir escuchado la voz del amor de su vida después de muerto. Parecía como si supiese desde siempre que algún día lo iba a necesitar». En definitiva, los lectores estamos de enhorabuena, los amantes de la radio, los que quizá tengamos nostalgia de esa España donde los locutores aún pinchaban discos de vinilo. La autora de 'El egoísta' o 'Camino de hierro' se desenvuelve con soltura y narra con la voz clara y cristalina a la que nos tiene tan acostumbrados.

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