José Belmonte: «El 'sé tonto, no leas' de Fernando Savater sigue muy vigente»

«Contactamos con una serie de reputados profesores e investigadores con el fin de ofrecer al lector una antología que revisara la obra inicial, con la que empezaron a rodar en el mundo de la narrativa, de algunas de las voces más representativas de la letras españolas contemporáneas», explican. «Obras, en definitiva, que les sirvieron, en la mayoría de los casos», añaden, «para abrirles las puertas al mundo de sus lectores». «Podrían haber sido más los autores aquí representados, sin duda», reconocen, «pero, por el momento, ofrecemos este homenaje a quienes hemos podido incluir en esta antología con la esperanza de que no solo resulte de interés a nuestros lectores, sino que, al mismo tiempo, impulse a la confección de futuras antologías, más ambiciosas y, acaso, de mayor alcance».

Ordenados los capítulos de 'Primeras letras...' por el orden alfabético «del académico que lo ha realizado», el que inicia el libro lo dedica Beatriz de Ancos a la primera y exitosa obra de María Dueñas, 'El tiempo entre costuras' (2009), «con un enfoque que tiene como principal objetivo analizar las voces femeninas de la misma».

«Sin duda», sostiene, «María Dueñas ha logrado perfilar en esta novela una heroína moderna y actual, algo distante de las heroínas narrativas del XIX como Ana Karenina, madame Bovary, Ana Ozores, Pepita Jiménez o Fortunata y Jacinta». «Sira Quiroga», explica la profesora de la UMU, «lucha en un mundo adverso, dominado por el elemento masculino del que consigue independizarse y actuar libremente, batallando incansable con la realidad que le toca vivir». Estamos ante «un personaje de ficción creado para participar en unas páginas de la Historia de España con la que la escritora se ha querido comprometer de algún modo».

«Dos elementos merecerían, quizá, resaltarse en este primer trabajo narrativo de María Dueñas: la conexión entre costura y espionaje y la relevancia que adquiere el vestido en la caracterización de Sira como personaje principal», precisa De Ancos.

«María Dueñas, que debe andar por los 40 millones de ejemplares vendidos, es un fenómeno increíble: ninguna autora ni autor español vende más en todo el mundo», destaca José Belmonte.

En el capítulo que se adentra en 'El húsar' (1986), de Pérez-Reverte, «Alexis Grohmann recuerda que en esta novela aparece el ejemplo típico de la vanidad y el engaño del mundo revertiano, con sus héroes cansados y su mirada cínica sobre la guerra y sus fatales consecuencias».

«En 'El húsar'», indica Grohmann, «asistimos al nacimiento del héroe cansado que será una figura constante y un concepto clave en toda la narrativa de Pérez-Reverte». «De hecho», apunta el experto, «quizá sea la clave principal para entender toda su narrativa. Prácticamente todos los héroes o protagonistas revertianos pertenecen a esta estirpe y todos descienden en cierta medida del linaje del héroe que nace en 'El húsar'».

«Pérez-Reverte», insiste José Belmonte con enorme admiración, «es un excelente escritor, entre otras cosas, porque sabe moverse bien en todos los registros, escenarios y épocas históricas. Es un escritor valiente y exigente, que no se acomoda y del que siempre se espera con mucho interés su nueva novela. Su éxito internacional es incontestable».

En 'Primeras letras...', José Manuel López de Abiada (1945-2022), «recientemente fallecido y al que, con absoluta justicia, dedicamos este volumen, dedica su capítulo a la primera novela de Rafael Chirbes, 'Mimoun' (1988), con el propósito de mostrar la ópera prima que el autor parece estar reescribiendo, una y otra vez, en sus obras posteriores: una visión muy concreta y bien definida de lo que representó la Transición española». López de Abiada colaboró en el suplemento cultural 'Ababol' de LA VERDAD hasta el final de sus días.

Por otro lado, «Carmela Morales aborda los inicios de una autora, Marta Sanz -prendada de la costa aguileña- en cuya novela 'El frío' (1995) ya se observan tan tempranamente su obsesión por transformar la experiencia de la realidad contemporánea, así como la presencia -al modo de Galdós- de ciertos personajes extraídos de la cotidianidad».

Los lectores de novela española encontrarán en 'Primeras letras...' interesantes reflexiones sobre autores muy dispares: de Luis Mateo Díez, Ángel Basanta analiza 'Las estaciones provinciales'; de Cristina Fernández Cubas, Carmen Morán se detiene en 'Una puerta entreabierta al otro lado'; de Javier Marías, Gonzalo Navajas se centra en 'Los dominios del lobo'; de Luis Landero, Natalie Noyaret se enfrenta a 'Juegos de la edad tardía'; de Juan Manuel de Prada, es de su obra 'Las máscaras del héroe' de la que habla Emilio Ramón García; y de Manuel Longares, 'El enfermo' es objeto de estudio por parte de Marco Succio.

José Belmonte habla con entusiasmo de la literatura española, no lo suficientemente valorada y disfrutada, lamenta, en un país cuyos índices de lectura son francamente mejorables. «España es un país que en índices de lectura, y en general en cultura, está dependiendo todavía de sus errores del pasado», advierte. «Si nos vamos muy atrás, en el siglo XVIII, el 'Siglo de las luces', Europa crece considerablemente en los campos cultural y científico, mientras España se queda anclada en la religión, en las supersticiones, en la pobreza cultural, en el inmovilismo», describe. «Y de aquellos polvos estos lodos: España sigue siendo un país en el que no se lee, tristemente, lo suficiente», añade Belmonte.

«Nuestro país no termina de despegar culturalmente, y las consecuencias son evidentes», manifiesta el profesor y crítico. ¿Por ejemplo? «Tenemos», asevera, «un nivel de políticos ínfimo. En los años de Santiago Carrillo, de Manuel Fraga..., se citaba a Saavedra Fajardo, a Pérez-Galdós, a Cervantes, a Maquiavelo...». «Hoy», prosigue, «se continúa empleando el término maquiavélico, pero casi nadie se ha leído 'El príncipe' de Maquiavelo». «Y se dice también mucho 'esto es dantesco', ¿pero quién se ha leído 'La divina comedia' de Dante?», se pregunta. Casi mejor no saberlo.

«Y ese no tener bagaje cultural, que te da no solo la lectura, sino también el ver buen cine, buen teatro y buenas exposiciones de arte, es lo que está haciendo que nuestros mandatarios en todos los niveles tengan un nivel bajísimo y, para colmo, incluso lleguen a regodearse de ello», retrata.

Cree José Belmonte que «hay como un lamentable y peligroso desprestigio de las personas que tienen interés verdadero por la cultura, a las que se llega a calificar de raras». «Ha caído en desprestigio la cultura e incluso también el tener un vocabulario rico, preciso, ameno...; recuerdo cuando [Fernando] Savater dijo aquello, para provocar un poco, de 'sé tonto, no leas'. El 'sé tonto, no leas' de Savater sigue muy vigente», dice. «Ahora, cuando la inteligencia tampoco tiene prestigio», expone, «lo que se ha impuesto es la filosofía del listo, es decir del pillo, del que tiene olfato para estar justo en el sitio adecuado en el momento adecuado».

«Gente», continúa, «que sabe tocar la tecla necesaria; pero eso no tiene que ver con ser inteligente, ni una persona culta, ni un intelectual con visión de futuro».

-¿Qué más caracteriza a los pillos de los que habla?

-Al pillo le dan igual los principios; el pillo, el listillo, el listo, es un auténtico criminal en potencia porque no tiene escrúpulo alguno a la hora de progresar y, por tanto, 'eliminará' a todo el que se interponga en su camino, sea compañero, jefe o amigo. El listo no tiene ningún escrúpulo a la hora de intentar llegar a sus objetivos, y eso se ve muy claro en la política actual, y hablo de todos los partidos. El inteligente, la persona culta, cultivada, sí que tiene escrúpulos, y no todo vale para lograr tus objetivos. La honradez importa. El trato humano importa. Triunfan los pillos, los inteligentes en absoluto. Pillo, esa palabra que empleaban Roberto Alcázar y Pedrín en sus tebeos. Pillo igual a golfo.

Observa José Belmonte que «derivamos hacia un mundo donde la gente se cree sin problemas las mentiras que cuentan unos y otros. Cuentas bien una mentira y se la creen sin hacer el más mínimo análisis». «Cuando en esta Región», pone como ejemplo, «el Gobierno regional dice, con respecto al estado del Mar Menor, que el Gobierno central es el que tiene la culpa, echando balones fuera, la gente se lo cree». Y eso es, en gran medida, «porque mucha gente no tiene elementos para juzgar, no tiene cultura, lecturas, el suficiente bagaje para decir 'miren, no me cuenten milongas'.