Bernardine Evaristo: «En el fondo nos dan igual las injusticias»
AdN publica 'Raíces rubias', una novela en la que los blancos son esclavizados por los negros, de la autora anglonigeriana ganadora del premio Booker de literatura
Por videoconferencia a través de la pantalla Bernardine Evaristo sonríe, es cercana y muestra interés por las preguntas de LA VERDAD que quizá, durante una ... mañana de entrevistas, se hayan repetido una y otra vez. Más aún cuando estamos hablando de 'Raíces rubias', un libro que vio la luz en 2008 y que la editorial AdN publica ahora en español. La anglonigeriana, autora de ocho libros y muchas otras obras producidas y publicadas que abarcan gran variedad de géneros, fundamenta su obra en el interés por la diáspora africana. Activista comprometida en la inclusión, Evaristo ganó el premio Booker de literatura escrita en lengua inglesa en 2019 por su octava novela, 'Niña, mujer, otras', también publicado por AdN, lo que la convierte en la primera mujer negra en ganar este galardón, que compartió con Margaret Atwood.
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En 'Raíces rubias' la escritora aborda el tema de la esclavitud desde un cambio de roles donde los europeos blancos son esclavizados por los negros. «Quería escribir sobre el comercio de esclavos desde un enfoque totalmente diferente para así plantearle una sorpresa al lector», indica la autora. «Cuando un lector se enfrenta a un libro, a una obra de teatro o una película sobre la esclavitud, ya sabe desde el primer momento el tipo de historia que se va a encontrar, cómo empieza y cómo va a terminar». Así surge esta vuelta de tuerca a la idea de mostrar «un mundo al revés».
Pero la ficción no despegará al lector de la base histórica de la novela, «aproximadamente un 60% del libro se basa en la historia que conocemos de la esclavitud trasatlántica». La autora pone como ejemplo al personaje de Doris, «una esclava a la que llevan en un barco en condiciones horribles que parte de Reino Unido». Ella relata «la vida en las plantaciones y en el Nuevo Mundo, que no es más que lo que sabemos que pasó en la historia tal y como la conocemos pero con capas adicionales de ficción».
«Si consigues que el lector se ría va a estar más abierto a las emociones; de lo contrario, se protege», declara a LA VERDAD
Este «experimento» con Doris, blanca y europea, como protagonista, ha conseguido que los lectores blancos empaticen más con el personaje y entiendan las vivencias de esta mujer y de la trata como esclavas al ser capaces de identificarse con ella. «Incluso algunos lectores han sentido vergüenza al reconocer este punto de vista más cercano». No obstante, siempre existen los detractores: «He vivido un par de situaciones con personas muy enfadadas que me han dicho que estaba regalando a los blancos la historia de la mujer negra. No se habían leído la novela».
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Hablar de esclavitud no significa mirar al pasado. «La trata de blancas existe en casi todos los países europeos. Por poner otro ejempo, a diario compramos prendas que sabemos que han sido fabricadas por niños en condiciones inhumanas». Este ejemplo «es una clara prueba de cómo es el ser humano» pues «todos tendemos a pensar que somos personas buenas y compasivas pero somos muy conscientes de la falta de igualdad y de justicia y explotamos mano de obra barata porque nos beneficia. De vez en cuando nos indignamos pero en el fondo nos da igual o no nos importa tanto como para cambiar nuestros hábitos de consumo o hacer una campaña realmente seria».
En los años ochenta la escritora anglosajona pasó un tiempo en España. De esa época recuerda que «en la Costa del Sol, la única población negra que veía era a los que vendían cachivaches en la playa». Desde entonces a esta parte, la autora, que considera que la población en España es muy variada, duda en cuanto hasta qué punto «las diferentes comunidades están realmente integradas o marginalizadas».
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El planteamiento que Benardine Evaristo expone en 'Raíces rubias' llega al lector con un tono satírico y «tiene un sentido del humor propio». La escritora se vale de esta herramienta como ayuda para «exponer ciertos aspectos de la sociedad». El humor permite tratar un tema extremadamente serio porque actúa con las herramientas de un espía que se introduce en el ánimo del lector. «Si consigues que el lector se ría, este va a estar más abierto a las emociones; de lo contrario, se cierra y se protege y no está tan dispuesto a explorar. Al no tener que contemplar un punto de vista extremadamente serio y duro, te permite relajarte. El lector no sabe cómo ha llegado a la historia pero se queda».
Un adorno exótico
La activista, con una labor ligada a la inclusión en las artes, es también actriz y cofundó en 1982 la primera compañía de teatro de mujeres negras de Gran Bretaña, el Theater of Black Women. «La fundé junto a otras dos compañeras porque habíamos salido de la escuela de interpretación y no encontrábamos trabajo. En el teatro las negras éramos un adorno exótico pero no nos daban papeles interesantes». Durante los seis años de funcionamiento de la compañía mostraron obras «variadas y experimentales». Se estrenaron con un texto que «trataba la historia de una mujer mestiza que vivía en Londres y que se encontraba con el fantasma de una mujer negra, esclava del Caribe. Juntas exploraban sus vidas, compartían experiencias y buscaban sus puntos de conexión. Otra de sus obras se centró «en la lucha interna de una joven negra que pelea por conseguir vivir la vida sin represiones, ni propias ni impuestas».
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Entre otras de sus acciones, en 2007 puso en marcha un programa de mentorías para poetas negros y en 2012 creó, junto con la Universidad de Brunel en Londres, donde es profesora de escritura creativa, el Premio Internacional de Brunel de Poesía Africana.
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