El doctor Antonio Benito Galindo en el laboratorio con miembros del proyecto. UMU
Ababol | Ciencia

Todos los secretos de las gafas capaces de detener la miopía

Un equipo de investigadores de la UMU analiza el desempeño real, incluidos sus posibles inconvenientes, de unas lentes desarrolladas para corregir en los niños y los jóvenes la afección óptica más común en el mundo. El proyecto está avalado por el Gobierno regional a través de la Fundación Séneca

Sábado, 6 de diciembre 2025, 07:22

Mírese, ¿cuánto tiempo pasa al día realizando actividades que le obligan a emplear su visión cercana, como está haciendo justo ahora? Esta circunstancia, impulsada por el uso en aumento de pantallas digitales, como las de los teléfonos y las tabletas, explica en gran medida el incremento de la miopía entre la población en general. La reducción del tiempo que ahora pasamos al aire libre tampoco ayuda a detener este mal que implica la dificultad de distinguir bien los objetos lejanos, mientras que los cercanos sí se ven nítidos. «Este problema visual afecta a millones de personas en todo el mundo y ha ido en aumento en las últimas décadas», confirma el doctor Antonio Benito Galindo, investigador del departamento de Física de la Facultad de Óptica y Optometría de la Universidad de Murcia (UMU).

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Frente a este mal, «una de las alternativas más recientes y menos invasivas para tratar la progresión de la miopía son las lentes de tipo DIMS», por las siglas en inglés de Desenfoque Incorporado en Múltiples Segmentos. Se trata de una tecnología desarrollada para controlar la miopía en niños que un grupo de investigadores, encabezados por Benito Galindo y el también especialista Juan Tabernero (director del departamento de Electromagnetismo y Electrónica de la Facultad de Química), está validando para su uso en jóvenes que estén desarrollando el problema.

El proyecto, con el elocuente título de 'Visión funcional y caracterización óptica de lentes DIMS para detener la progresión de la miopía juvenil', arrancó a principios de este año (está previsto que acabe a finales de 2026) para analizar las propiedades ópticas de tres diseños de lentes y definir sus posibles efectos en la visión, «especialmente considerando la gran reducción del campo visual níticcdo que inducen».

El profesor Antonio Benito aclara que estos cristales están concebidos de modo que el usuario percibe una pérdida de calidad de imagen periférica, lo que reduce la progresión de la miopía al estimular de mancera no uniforme diferentes partes de la retina. «Este diseño innovador se diferencia de las lentes convencionales, que proporcionan una corrección uniforme y directa pero no son capaces de contener el avance de la miopía», precisa el experto.

Desarrollado en Hong Kong

De momento, ya existen estudios preliminares en los que se sugiere una ralentización de la progresión de la miopía en niños y adolescentes gracias al uso de esta tecnología desarrollada en Hong Kong hace una década. Al ser una solución que únicamente implica el uso de gafas, se evitan problemas asociados a los tratamientos que requieren fármacos o al más dificultoso uso de lentes de contacto, apunta el investigador.

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La aportación del grupo liderado por Benito y Tabernero, como investigadores principales, es ofrecer luz sobre cómo afecta realmente el uso de esta solución tanto a la vista como a la movilidad de los usuarios. Sobre este punto, el doctor señala que la visión periférica, que es en la que incide el uso de estas lentes con una pérdida de calidad para forzar la respuesta del ojo, «es esencial para actividades cotidianas que no dependen de la capacidad de ver detalles, sino de detectar objetos grandes, usualmente de bajo contraste que pueden además estar en movimiento». Caminar, subir escaleras y conducir son algunas de las tareas cotidianas que precisan de esa visión periférica.

Uno de los investigadores del proyecto ensaya sobre la visión periférica de las lentes DIMS. UMU

De este modo, al tiempo que se ha demostrado que las lentes DIMS retrasa el avance de la miopía en menores de edad, aún no está claro cómo puede afectar la reducción de calidad de la imagen en el campo visual periférico que conlleva su uso. «No somos muy conscientes, pero la visión de la periferia es un elemento básico de nuestras vidas pues nos permite, por ejemplo, caminar sin chocar con obstáculos, conducir, hacer deporte o leer con facilidad».

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Más allá del beneficio clínico, «el proyecto también tiene el potencial de generar beneficios económicos significativos». Benito Galindo se refiere tanto al ahorro que implica detener los crecientes gastos en ayudas ópticas y en tratamientos como la cirugía refractiva, como a la prevención de otros males asociados. «La miopía elevada conlleva un mayor riesgo de patologías como el desprendimiento de retina o cataratas, lo que puede resultar en tratamientos oftalmológicos complejos y potencialmente en discapacidad visual», concreta.

Las claves

  • De cerca La miopía es un defecto refractivo común que provoca que los objetos cercanos se vean claramente, mientras que los distantes aparecen borrosos.

  • De lejos La proliferación de pantallas digitales y los hábitos cada vez más alejados del aire libre están contribuyendo a un aumento de los afectados por la miopía en el mundo, que es, con diferencia, el problema de la vista más común entre la población.

  • A todas las distancias La investigación trata de evaluar el buen desempeño del uso de un tipo de lentes, las conocidas para DIMS, para corregir la miopía en menores, teniendo en cuenta los efectos negativos que puedan su poner su uso para la visión periférica, de modo que no se pierda la perspectiva de la importancia de los distintos tipos de visión en el día a día.

La elección de esta línea de investigación, revela, «puede especializar al grupo en un campo con un crecimiento significativo esperado en los próximos años, gracias a la generalización del uso de esta tecnología innovadora». De este modo se abren nuevas oportunidades científicas, de negocio y de empleo, afirma. A todo ello se suma un impacto social igualmente significativo, ya que la información obtenida podría ayudar a numerosos profesionales de la visión y a las familias afectados, al fomentar la prescripción de estas lentes para niños con miopía progresiva. «Otras soluciones, como gotas o lentes de contacto, generan inquietud debido a posibles efectos secundarios y la complejidad de su uso diario, mientras que las lentes DIMS simplifican el tratamiento», insiste. Aunque es preciso contrastar bien sus posibles contraindicaciones, lo que se tienen igualmente en cuenta en este proyecto financiado por la Fundación Séneca, adscrita a la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor.

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Lente DIMS. UMU

«Cambiar de hábitos»

«Soy padre de un chico y de una niña y aunque no han desarrollado miopía por el momento, cuando conocí estas lentes me pregunté si le pondría estas lentes», reconoce. «Me surgieron varias preguntas: si le pusiera unas gafas que perturban la visión periférica, ¿es posible que mi hijo o hija viesen mal cuando girasen los ojos? ¿O tendrían que cambiar sus hábitos precisamente para no sufrir pérdida de calidad de visión? ¿Harían estas lentes que, por ejemplo, tuviesen más accidentes o dejasen de querer practicar un deporte?». Las respuestas están en este trabajo, el único en el que se abunda en «posibles efectos sobre la vida cotidiana de los menores» que utilizan las lentes DIMS». Ante esta circunstancia, «decidimos poner nuestros conocimientos en óptica y visión en marcha e intentar aportar algo de información concreta sobre la ausencia o no de esos posibles efectos visuales a la sociedad que se podía hacer las mismas preguntas que nosotros».

Unas monturas no tan convencionales

Las gafas que montan las DIMS se parecen a las convencionales, pero se definen por contar con una zona central clara que permite una visión nítida junto a un anillo periférico que la rodea, «donde se incorporan elementos ópticos que alteran la calidad de la imagen retiniana periférica», explica el doctor Antonio Benito Galindo, implicado en la investigación en la que la UMU está evaluando este desarrollo. Su objetivo es «aportar información útil tanto a familias como a los profesionales de la visión sobre esta alternativa que, en principio, parece más convencional y menos invasiva que otros tratamientos que ya se están utilizando, tanto farmacológicos como basados en el uso de lentes de contacto». Los investigadores creen que el uso extendido de estas lentes, además, puede reducir los costes futuros asociados a la alta miopía y sus complicaciones, como el desprendimiento de retina o las cataratas.

Sus artífices están convencidos de que «la ejecución exitosa de este proyecto no solo contribuirá a una mejor comprensión de este método de control de la miopía, sino que también favorecerá su conocimiento y uso, impulsará la innovación en el diseño de futuras lentes y mejorará la calidad de vida de muchas personas».

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