Microfibra al microscopio. UPCT
Ababol | Ciencia

¿Estamos respirando plástico? La Región de Murcia es pionera en responder

Un proyecto de tres años financiado por la Fundación Séneca estudia un protocolo sencillo para determinar la llegada de este material sintético al aparato respiratorio a través de minúsculas partículas

Sábado, 29 de abril 2023, 08:12

Estamos rodeados de elementos de plástico por todas partes, como es fácil de observar, pero también abundan, cada vez más, los microplásticos, que en este ... caso no se ven. En algunos entornos laborales, principalmente, como el de los invernaderos agrícolas, las envasadoras agroalimentarias, las empresas textiles o las de carpintería metálica, por ejemplo, la presencia de estos invisibles elementos es mucho más abundante, hasta el punto de poder originar problemas respiratorios en los trabajadores. Esa es la sospecha que, sin embargo, aún no ha sido bien estudiada por ningún grupo a nivel internacional. Hasta ahora, porque la Fundación Séneca financia en la Región de Murcia un proyecto de tres años (hasta diciembre de 2025), encabezado por el investigador Francisco Javier Bayo Bernal, del área de tecnologías del medio ambiente de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), que buscas respuestas en este aspecto.

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El principal objetivo de este trabajo es determinar la presencia de microplásticos a través, principalmente, de una técnica tan sencilla y poco invasiva como el esputo inducido, que básicamente consiste en que el paciente neumológico, o la persona a la que se quiere estudiar, eche por la boca la mucosidad que se acumula en sus vías respiratorias. La obtención de estos microplásticos, que también es posible por el un poco más invasivo lavado broncoalveolar (implica la obtención de una muestra de tejido de los pulmones), aporta una información valiosa para conocer las causas del mal que puede estar afectando al paciente, e incluso para prevenir problemas en determinados entornos de trabajo, por ejemplo.

Las claves

  • En expansión Los microplásticos ya han llegado a los alimentos que tomamos, e incluso a la Antártida.

  • Pruebas médicas La presencia de estos elementos puede detectarse a través de técnicas que ya se practican.

  • Prevención laboral El nuevo protocolo facilitará elaborar planes de riesgos laborales con los que evitar inhalaciones.

En síntesis, asociando los datos obtenidos con factores ambientales, de contaminación, fisiológicos y clínicos de los individuos muestreados, y de acuerdo con sus antecedentes médicos, se pueden obtener conclusiones sobre los posibles factores de riesgo asociado a la presencia de esos microplásticos en la vía aérea inferior de nuestro organismo (a partir de la traquea hacia los pulmones). «De esta forma, podrá establecerse un protocolo sencillo y reproducible de análisis de este tipo de muestras biológicas procedentes del sistema respiratorio», apunta el profesor Bayo Bernal. Contar con este protocolo, sintetiza, «va a permitir progresar en el estudio de la asociación de microplásticos y enfermedades respiratorias», que asegura que se trata de un «aspecto no estudiado por ningún grupo a nivel internacional».

El diseño de este protocolo, junto con el empleo de equipos adecuados, puede permitir analizar la presencia de estos microplásticos en el sistema respiratorio de trabajadores de cultivos bajo plástico, por ejemplo, en comparación con los de la agricultura convencional. O bien en empleados del sector agroalimentario de envasado, en empresas del sector textil y del calzado y en carpinterías metálicas y de PVC, por citar más casos de sectores asentados en la Región de Murcia.

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La información obtenida, además, explica el doctor Bayo Bernal, resulta útil «para la elaboración de futuros planes de acondicionamiento y monitorización de riesgos laborales en empresas y administraciones con riesgo altos de inhalación de estos microplásticos». De esa forma, añade, puede cumplir un papel clave «como herramienta fundamental para la prevención de daños a la salud y la seguridad de los trabajadores».

Investigadores del proyecto encabezado por Francisco Javier Bayo junto a profesionales de Neumología implicados. Antonio Pérez

Suspendidos en el aire

Por su forma y tamaño, detalla el investigador, muchos de estos microplásticos permanecen suspendidos en el aire, «lo que ha contribuido a su precipitación atmosférica, tal y como se ha observado en estudios realizados en diferentes ciudades de todo el mundo». La concentración de estas suspensiones, particularmente en el caso de las microfibras, procedentes de tejidos sintéticos, «tiende a ser mayor en ambientes interiores que en exteriores, así como en áreas urbanas en comparación con áreas rurales». Además, se han encontrado microplásticos en la monitorización reciente de la atmósfera antártica, de lo que los expertos deducen que el transporte aéreo es una vía muy importante para que estos contaminantes lleguen a regiones remotas.

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Los microplásticos están considerados como uno de los contaminantes ambientales más importantes

Por ahora ya se conoce que los procesos industriales y de lavado de ropa sintética afectan a la liberación de microfibras al agua, de modo que entran en un ciclo que lo lleva a todas partes, y también se ha constatado su expulsión directa desde los textiles que los contienen a la atmósfera. De ahí que ya se les considere «un contribuyente importante a la contaminación por microplásticos, aunque aún se ha trabajado y profundizado poco en esta área de investigación». Bayo cita además «los procesos industriales, la impresión 3D, los vertederos, las secadoras domésticas y los filtros de aire acondicionado» como posibles «fuentes significativas de microplásticos en entornos interiores y exteriores».

Se ha localizado la presencia de esos contaminantes en el cuerpo humano, al que llega a través de los alimentos. ¿Y a través del aire? Ahí es donde esta investigación, en la que también participa personal del Hospital General Universitario de Elche y otros dos profesores de la UPCT y la Universidad Autónoma de Madrid, está abriendo luz. Concretamente lo hace sirviéndose en gran medida de los habituales lavados broncoalveolares. «Es un procedimiento mínimamente invasivo que se realiza de forma rutinaria durante la broncoscopia flexible», como se conoce a la exploración del árbol bronquial mediante la introducción de un tubo flexible por la nariz o la boca, «y que permite recuperar células y elementos no celulares en una muestra representativa de la vía aérea inferior», explica el investigador. Ahí es donde el estudio propone buscar los rastros del contaminante sintético.

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Partículas minerales

De momento, el líquido obtenido del lavado broncoalveolar ya se emplea para evaluar la presencia en el tracto respiratorio de particular minerales no fibrosas como aluminio, titanio o calcita, o «para determinar la presencia de cuerpos de asbesto y la carga en fibras de trabajadores expuestos». Ahora, resume Bayo Bernal, «nosotros lo estamos utilizando para evaluar la carga de microplásticos de estos pacientes».

No podemos evitar el uso de plástico en nuestra vida diaria, concluye el investigador, «pero sí podemos minimizarlo», y apunta la necesidad de reutilizarlo y reciclarlo en lo posible, que es mucho mejor que acabar por comerlo y hasta, como se ha visto, respirarlo.

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El neumólogo Carlos Martínez Baeza durante una prueba. A. Pérez

La invasión sintética ya está aquí

Los microplásticos, que básicamente son unas minúsculas piezas de plástico, y por tanto de origen antropogénico (generado por el ser humano), están considerados en la actualidad como uno de los contaminantes ambientales más importantes que existen. Y van a más. Tanto los primarios, que son aquellos fabricados específicamente, para cosméticos, por ejemplo, como los secundarios, derivados del deterioro de desechos plásticos de mayor tamaño, «generan una gran cantidad de impactos ecológicos», advierte el especialista en ingeniería ambiental de la UPCT Francisco Javier Bayo.

«Una vez que se liberan al medio ambiente», explica, «los microplásticos ocupan todos sus compartimentos: aire, agua y suelos, desde donde pueden pasar con facilidad a la cadena trófica y acabar siendo ingeridos por el ser humano». De esta forma han llegado a alimentos, bebidas y condimentos que consumimos de forma regular. El doctor Bayo revela que ya «se han encontrado microplásticos en diferentes muestras biológicas humanas, como muestras de colectomía, heces, orina, placenta, saliva, esputo y sangre».

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