De izquierda a derecha: Encarna Aguayo, Pilar Coy, María Dolores Cano y Belén de la Morena. Pablo Sánchez / Vicente Vicéns / AGM

Negocios liderados por mujeres y nacidos en el laboratorio

Cuatro científicas de la Región de Murcia cuentan en Ababol su experiencia como emprendedoras

Sábado, 19 de noviembre 2022, 08:12

El 19 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Mujer Emprendedora, una fecha señalada en el calendario con el objetivo de visibilizar la figura de aquellas mujeres que deciden poner en marcha sus propios negocios, así como contribuir a la lucha contra la desigualdad de género.

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Aprovechando esta fecha Ababol cuenta hoy el ejemplo de cuatro mujeres que desde el mundo de la investigación han dado el salto al del emprendimiento, poniendo de relevancia el importante papel de la transferencia del conocimiento y cómo, en muchas ocasiones, el trabajo de laboratorio puede repercutir de forma positiva en la sociedad.

Encarna Aguayo

Catedrática de Tecnología de los Alimentos de la UPCT y socia fundadora de Biodiverso

Encarna Aguayo, catedrática de Tecnología de los Alimentos de la Universidad Politécnica de Cartagena. LV

La hija de Encarna Aguayo se va a alegrar mucho de verla este sábado en el periódico, aunque ella le insista en que esto no es algo importante; pero claro, cuando tienes 11 años, que a tu madre le hagan una entrevista, irremediablemente te hace ilusión.

Además, la catedrática de Tecnología de los Alimentos de la Universidad Politécnica de Cartagena ocupa este espacio por su labor como emprendedora, no tanto como investigadora. Y es que después de más de 20 años trabajando en un laboratorio, hace apenas un lustro empezó a valorar la idea de llevar al mercado los resultados de todo ese esfuerzo y aprovechar la experiencia para comercializar cosméticos naturales a base de frutas y hortalizas.

Esto surge del hecho de la existencia de más de 5.000 bioactivos presentes en frutas y hortalizas, como vitaminas, minerales, compuestos fenólicos, incluidos los flavonoides, monoterpenos, péptidos bioactivos, etc., que desempeñan un papel fundamental en las plantas, bien sea para reducir el estrés oxidativo, regular procesos metabólicos, defenderse de depredadores, etc. y no solo lo hacen mientras están en la planta, sino también en el producto ya recolectado.

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Es, precisamente, por la riqueza en estos bioactivos por lo que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) recomienda el consumo diario de una cantidad mínima de 400 gramos, o cinco porciones, de frutas y hortalizas por sus beneficios para la salud. Algo que también sirvió de inspiración a Encarna Aguayo, y a su equipo.

No sin esfuerzo y con muchas dudas, en 2021 lanzaron Biodiverso una Empresa de Base Tecnológica (EBT) dedicada a la comercialización de productos cosméticos naturales y sostenibles, elaborados con activos que respetan el medio ambiente y la piel del consumidor. Sus ingredientes proceden de la propia naturaleza, fundamentalmente derivados de las plantas (frutas, hortalizas, semillas, etc.) siendo los más destacables los compuestos bioactivos o fitocomponentes de las mismas.

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«Cuando comienzas en este ámbito empresarial, te das cuenta de que el día a día de un investigador nada tiene que ver con el de un emprendedor»

«Como resultado de nuestra línea de investigación, somos la única empresa que ha patentado la utilización de pulpas de frutas y hortalizas, en concentraciones mayores al 25% en la fórmula final. Nuestros productos contienen bioactivos naturales de las frutas y hortalizas, utilizando también los subproductos. Es una cosmética sin químicos sintéticos como parabenos, ftalatos, lauril sulfato de sodio, etc.», expone Aguayo.

Asegura que uno de los aspectos que más les enorgullece es que para la fabricación de sus productos trabajan con todo tipo de frutas y hortalizas, no importa si son feas, deformes, excesivamente pequeñas o muy grandes; es decir, utilizan aquellos productos que, por su color, tamaño o forma, no cumplen con los estándares estéticos que suele exigirlos los supermercados. Como dice, «todas son frutas sanas y saludables, ricas en compuestos bioactivos que alimentan nuestra piel, nutriéndola e hidratándola». De esa forma la empresa ayuda a reducir el desperdicio alimentario, incluso en sus cremas exfoliantes recuperan el hueso de la aceituna.

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Para Encarna Aguayo, emprender era algo que le rondaba por la cabeza, probablemente por ser hija de padre empresario, del sector agrícola, lo que sí es cierto es que no se había imaginado montando un negocio en el ámbito de la cosmética. No obstante, asegura que se ha embarcado en esto porque «quería saber hasta dónde podía llegar» y porque tras muchos años colaborando con empresas, resolviendo sus problemas y licenciando patentes que a otros les habían ido muy bien, llegó la gran pregunta: «¿Y si por una vez fuésemos nosotros los que explotásemos una patente?».

Y así se unió a Miguel Ángel Jiménez, su socio y también Ingeniero Agrónomo. «Cuando comienzas en este ámbito empresarial te das cuenta de que el día a día de un investigador, nada tiene que ver con el de un emprendedor. Si bien estamos acostumbrados a conseguir financiación pública y privada, a través de proyectos, esto es diferente, es otra liga», cuenta.

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Según Aguayo, «cuando arriesgas tu capital, tienes que establecer una estrategia muy clara, valorar si el proyecto es viable, caso de que no funcionara, abandonarlo, si fuera necesario». Asimismo, destaca que es necesario tener conocimientos en ámbitos tan variados como la contabilidad o el marketing digital, algo en lo que ellos eran profanos. «Muchos servicios se subcontratan, pero otros, como el marketing, que todos tenemos muy asimilado y con lo que convivimos a diario, la realidad es muy compleja», apunta.

Y añade: «La competencia en el sector de la cosmética es enorme por lo que no solo juega un papel importante que tengas un buen producto, sino que tienes que saber cómo venderlo, cómo llegar al público, definir tu cliente y proporcionar aquello que el consumidor necesita, estableciendo diferencias con respecto a la competencia. En este tiempo hemos aprendido que no es suficiente con tener el mejor producto del mercado, es esencial contar con una estrategia de marketing que funcione».

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En su caso, se han apoyado en instituciones como la propia UPCT, el INFO o el ICEX, así como en organizaciones como la Asociación de Mujeres Empresarias de Cartagena, de la que ella forma parte. «Los organismos públicos pueden desempeñar un papel muy importante, ayudando a las empresas, hemos encontrado en ellos un gran apoyo, por ejemplo, resolver burocracia que desconocíamos, para entrar en contacto con mercados extranjeros o para buscar aliados en la propia Región de Murcia». Dice que le ha llamado la atención cómo pequeñas empresas o autónomos se han ofrecido a colaborar o ayudar y pone como ejemplo un herbolario que se brindó a vender sus productos. En cambio, otras empresas más grandes -que a priori pueden aportar más- no están por la labor, hasta que tu marca sea conocida.

Por ahora sus productos se venden 'online' y en unos pocos establecimientos; pero de cara al próximo año tienen puestas las miras en la internacionalización y en países como Alemania, Portugal y Marruecos. En todos estos países se valora mucho la cosmética natural, máxime si está elaborada con los bioactivos de frutas y hortalizas. En el caso de Marruecos, te permite dar el salto al continente africano, un lugar en el que una pequeña parte de la población cuenta con un poder adquisitivo elevado y un enorme interés por el cuidado estético. Quién sabe si será Biodiverso quien consiga llevar las frutas y hortalizas de la Región de Murcia hasta países que ahora son la competencia.

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Pilar Coy

Catedrática de Fisiología de la UMU y directora científica de Embryocloud

Pilar Coy, catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia, en el Campus de Espinardo. vICENTE vICÉNS / AGM

El día que Pilar Coy y Raquel Romar acudieron al notario a constituir Embryocloud como sociedad fue uno de los más emotivos de su vida. De hecho, después se fueron a celebrarlo como si la firma de aquel papel fuese el final de un camino. Quizá no sabían que el camino empezaba entonces.

Paradojas de la vida, al mismo tiempo que cada año decrece el número de nacimientos globales en España, aumenta el número de bebés que nace gracias a un tratamiento de reproducción asistida. De hecho, según los últimos datos presentados por el Ministerio de Sanidad, junto a la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), que proceden de 319 centros que realizan tratamientos de fertilidad en España, en el año 2018 se llevaron a cabo un total de 149.337 ciclos de Fecundación in Vitro (FIV), lo que significa un incremento del 6% respecto al 2017 y el 28% respecto al primer Registro Nacional que fue el de 2014.

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No en vano, aunque científicamente se trabaja en el desarrollo de la FIV desde finales del siglo XIX, no fue hasta 1978 que se consiguió el primer nacimiento derivado de esta técnica, es decir, se trata de un desarrollo muy reciente y queda mucho en lo que mejorar.

Pilar Coy, catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia, y su equipo llevan más de 30 años trabajando en ese sentido. No solo en el ámbito de la reproducción humana sino también animal, un área (relacionada con la ganadería y la mejora genética de las producciones, entre otros aspectos) para la que este tipo de técnicas son de gran interés.

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Después de tanto tiempo investigando y tras haber desarrollado una patente que modifica los medios de cultivo que utilizan diferentes técnicas de reproducción asistida para hacerlos más parecidos al proceso natural, decidieron que era algo que no se podía quedar en un cajón. «Somos conscientes de que hay muchas personas que se pueden beneficiar de estos resultados y dado que en la UMU trabajamos con dinero público, creemos que es una obligación transferir este conocimiento y que repercuta de manera positiva a la sociedad», afirma Coy.

Y así fue como, junto con Raquel Romar, también investigadora del grupo de Fisiología de la Reproducción de la UMU, a finales de 2019 decidieron convertirse en emprendedoras y crear Embryocloud, una Emprensa de Base Tecnológica que se dedica a mejorar los protocolos de las técnicas de reproducción asistida intentando hacerlos más cercanos a las condiciones naturales. A través de la misma, desarrollan y venden medios de cultivo de embriones con aditivos naturales, tanto para la especie humana como para animales. Asimismo, ofrece servicios de formación en reproducción asistida y controles de calidad de dispositivos o medios que usen otras empresas o clínicas de reproducción asistida.

«Lo complicado ha sido el desconocimiento del mercado y cómo conseguir que nuestro desarrollo se convirtiese en un producto que se pudiera comercializar»

No obstante, el camino no fue sencillo. Tal y como cuenta Pilar Coy, «antes, incluso, de pensar en crear una empresa, debíamos registrar los medios de cultivo que habíamos desarrollado y fue muy complicado ya que nunca antes se había hecho. Por un lado, existía una legislación muy estricta, al ser algo relacionado con la salud y con la reproducción; pero al mismo tiempo ni siquiera los organismos oficiales sabían cómo resolver el caso. De hecho, hubo momentos en los que pensamos que no íbamos a ser capaces de resolverlo y, por tanto, que no podríamos seguir avanzando».

Una vez conseguido, los obstáculos que se han encontrado han sido otros. Junto con las dos investigadoras, se incorporó a la empresa Jon Romero, doctor en Veterinaria y quien según Coy «está dedicando muchísimo esfuerzo, en exclusiva, a que el proyecto salga adelante». Y es que el mundo de la empresa poco tiene que ver con el de los laboratorios. «Lo más complicado ha sido el desconocimiento del mercado y cómo conseguir que nuestro desarrollo se convirtiese en un producto que se pudiera comercializar».

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Junto con los investigadores promotores, la EBT está participada por la Universidad de Murcia y HoMu Health Ventures, una incubadora y venture builder española de proyectos de ciencias de la vida. «Contar con su apoyo y asesoramiento ha sido muy importante para poder avanzar», dice Coy. De hecho, la UMU ha organizado dos rondas de 'spin-off' en las que ha participado Embryocloud que les ha dado la oportunidad de ponerse en contacto con consultoras y profesionales especializados en estudios de mercado, por ejemplo, que les han ayudado mucho, por ejemplo, «a la hora de seleccionar qué tipo de productos podíamos vender o cómo enfocarlos para que sean atractivos». Por otro lado, el proyecto ha contado con el apoyo de la Fundación Séneca-Agencia Regional de Ciencia y Tecnología a través de su programa 'Prueba de Concepto'.

Por el momento, no cuentan con una sede fuera de la Universidad de Murcia y tienen todo su empeño puesto en conseguir personal al que poder ofrecerle unas condiciones de trabajo estables, que al mismo tiempo ayude a impulsar el negocio. No en vano, saben que desde el primer minuto sus clientes (clínicas de reproducción, tanto humanas como de animales) no solo se encuentran en España sino a nivel internacional.

«Podremos decir que hemos alcanzado el éxito el día que Embryocloud nos permite ganar suficiente dinero como para mantener una plantilla de trabajadores, con unas condiciones óptimas y unas garantías de seguridad laboral», expresa la catedrática de la UMU.

María Dolores Cano

Investigadora principal del grupo de Ingeniería Telemática de la UPCT

María Dolores Cano, coordinadora de Transferencia de la Universidad Politécnica de Cartagena. PABLO SÁNCHEZ / AGM

El espíritu emprendedor se lleva en el ADN, o eso cree María Dolores Cano, investigadora principal del grupo de Ingeniería Telemática de la Universidad Politécnica de Cartagena. Asegura que ya desde que era estudiante le rondaba la cabeza la idea de, algún día, poder crear un negocio y dice que esa inquietud se ve reflejada en cómo le gusta solucionar problemas: «Cuando alguien me cuenta un reto al que se enfrenta, de forma innata pienso si hay algo que yo pueda hacer para resolverlo o si, de alguna manera, mi formación y mis conocimientos pueden ayudar».

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En su trayectoria como investigadora, ella y su equipo han desarrollado varias soluciones potencialmente comercializables. Una de ellas por ejemplo es una solución que les permite estudiar el comportamiento de los movimientos de personas en entornos exteriores e interiores, muy interesante por ejemplo para conocer cómo actúan los clientes, cómo optimizar el uso de espacios o el gasto energético o cuándo y cómo hacer acciones de marketing. Por otro lado, han creado un sistema de verificación de títulos con 'blockchain', que la UPCT ya ha implantado y que garantiza la autenticidad de los mismos, sin posibilidad de que se falsifiquen.

Asimismo, han creado un sistema inteligente para la optimización del tráfico urbano, que permite que el tráfico en las ciudades sea más fluido y con menos contaminación, el cual contó con el apoyo de la Fundación Séneca en el marco de su programa 'Prueba de Concepto' y que está a un paso de poder ser lanzado como Empresa de Base Tecnológica.

No obstante, por ahora Cano que también es Coordinadora de Transferencia de la UPCT no ha dado el salto al mundo de los negocios. «Estamos esperando el momento adecuado. Creo que es importante dar algunos pasos seguros antes, como, por ejemplo, saber que hay suficientes clientes interesados en adquirir el producto. Por ahora estamos manteniendo reuniones y haciendo pilotos, para comprobar si realmente se trata de algo que tenga sentido comercializar y escalar, y mientras tanto usamos otras vías de transferencia de tecnología con las empresas».

«Aquí existe todavía una falta de cultura de innovación en las empresas que es comprensible porque, al fin y al cabo, hacer una inversión siempre supone asumir riesgos»

Cano, que fue estudiante Fulbright en la Universidad de Columbia (Nueva York, Estados Unidos) y pudo comprobar que en allí la relación empresa-universidad es realmente algo a la orden del día, echa de menos que en España no sea así. «Allí, la mayoría de las empresas miran a la Universidad como una institución en la que poder apoyarse para crecer, no están tan enfocadas en objetivos a corto plazo y apuestan por proyectos que, realmente, pueden tener un enorme interés y repercusión a medio o largo plazo», indica.

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En definitiva, advierte, «aquí, existe todavía una falta de cultura de innovación en las empresas que es comprensible porque, al fin y al cabo, hacer una inversión siempre supone asumir riesgos y la clave está en ser capaz de ver el valor (si lo tiene) de la innovación. Por otro lado, a algunos investigadores les cuesta entender los tiempos y el funcionamiento del mercado, y esto no favorece el entendimiento academia-industria». Aunque está segura de que si eso cambiase «realmente sería muy positivo para las dos partes».

Belén de la Morena

Investigadora postdoctoral del Ciberer y socia fundadora de LongSeq Applications

Belén de la Morena, en el Centro de Hemodonación de Murcia. vICENTE vICÉNS / AGM

A Belén de la Morena nunca se le había ocurrido que, habiendo elegido ser científica, algún día sería emprendedora. No contaba con que la Transferencia de Conocimiento fuese a ir ganando un hueco como algo a tener en cuenta, tras conseguir resultados interesantes en el laboratorio, ni que su jefe, Javier Corral, profesor titular de Hematología Experimental en la Universidad de Murcia, tendría esa visión empresarial y le propondría estar al frente del proyecto.

Pero todo eso se alineó y así nació LongSeq Applications, una empresa que ofrece servicios de secuenciación de ADN de cadena larga, por nanoporos a la comunidad científica y sanitaria. «Hemos desarrollado una técnica que permite mejorar el diagnóstico, y por tanto el tratamiento, de enfermedades de base genética. Empleando una tecnología ya existente lo que nosotros ofrecemos son servicios integrales de análisis y procesamiento de resultados, con el objetivo de ayudar a otros investigadores a resolver los problemas a los que se enfrentan», razona.

De la Morena es una de las socias fundadoras, y en la misma participan tres grupos de investigación, dos de la UMU liderados por los profesores Javier Corral y Jesualdo Tomás, y uno del IMIB liderado por Ángel Esteban. «La empresa dio sus primeros pasos en septiembre de 2020 y por ahora seguimos trabajando desde la Universidad», explica. Sus clientes principales son médicos e investigadores del campo de la Salud, aunque también del área de genética y biología, dado que es una técnica de diagnóstico genético a la que recurren profesionales con pacientes de difícil diagnóstico; pero se podría ampliar a otras muchas ramas. «De hecho, la difusión del proyecto se realiza en congresos especializados y, muchas veces, por el boca a boca entre investigadores», dice.

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«Estoy aprendiendo mucho de gestión empresarial, de gestión de equipos, y disfruto tratando de sacar lo mejor de cada uno y poder armonizar la empresa y la investigación»

En los próximos meses van a disponer de unos dispositivos de mayor rendimiento que les van a permitir mejorar y ampliar sus servicios. Según la investigadora, «van a abrir nuevas posibilidades tecnológicas y, además, la empresa que nos los suministra nos va a acreditar como proveedores oficiales, lo que con toda probabilidad nos va a traer nuevos clientes, por lo que en los próximos cuatro años esperamos habernos consolidado».

Actualmente, están trabajando en su plan de negocio con la ayuda de consultores externos, lo que les va a servir para mejorar la estructura de la empresa y con ello poder dedicarse a la innovación, mientras otros se hacen cargo de la gestión. «No hay que olvidar que nosotros somos expertos en la parte científica pero el mundo de las ventas es otra cosa, y hay muchos aspectos que se son escapan y que, por tanto, es mejor delegar».

No obstante, ella misma se define como una persona inquieta y creativa a la que le gusta afrontar retos. «Estoy aprendiendo mucho de gestión empresarial, de gestión de equipos, y disfruto tratando de sacar lo mejor de cada uno y poder armonizar la empresa y la investigación. Es muy enriquecedor tanto a nivel personal como profesional».

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