¿Apostar por las playas sostenibles estimula el sector turístico local?
Un proyecto de la Universidad de Murcia analiza el efecto de las banderas azules en la gestión de los arenales y su repercusión en la economía
Cada año, cuando se acerca el verano, la Fundación para la Educación Medioambiental hace público el listado a nivel internacional de playas que cuentan con bandera azul, una distinción que reconoce una serie de requisitos de calidad en cuatro dimensiones: actividades de educación y concienciación medioambiental, calidad del agua, gestión medioambiental y servicios.
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Aquellas localidades que quieren optar a este reconocimiento, presentan voluntariamente su candidatura pero el desarrollo e implantación de sistemas que permitan el reconocimiento de la gestión de una playa con una bandera azul supone un coste (instalaciones de depuración, colectores, sistemas de limpieza, controles periódicos de la calidad de la arena y el agua, etc.) y en ciertos casos frena la creación de elementos que pueden ser valorados por quienes van a la playa (aparcamientos junto a la arena, accesos en zonas establecidas, restricciones a establecimientos de hostelería en la misma playa, al fondeo de embarcaciones...) o incluso algunas instalaciones propias del sector turístico (por ejemplo, limitación a la construcción en ciertas zonas). Parece entonces que puede existir un cierto balance entre el avance en la sostenibilidad en la gestión de las zonas de playa y el desarrollo del sector turístico local.
Fernando Merino, investigador del grupo 'Sistema financiero y Economía monetaria' de la Universidad de Murcia, considera que «es necesario conocer si esto es así y, en su caso, cómo gestionarlo».
La utilización de las playas de forma recreativa es un fenómeno importante que, además, genera una destacada actividad económica en su entorno
Sostenibilidad
Y eso es, precisamente, lo que ha tratado de averiguar con el proyecto 'Gestión sostenible de las playas y promoción de la industria turística local: ¿pueden las banderas azules ser un buen impulsor de este equilibrio?', realizado junto con la también profesora de la Universidad de Murcia María Asunción Prats, y cuyo objetivo, explica, es «estudiar si avanzar en la gestión sostenible de las playas (medida por el reconocimiento que suponen las banderas azules que todos conocemos) es un elemento que estimula el sector turístico local».
Su trabajo se ha centrado en el caso de la Comunidad Valenciana por ser la Región con más banderas azules de España en sus más de 500 kilómetros de costa repartidos en casi 60 municipios. «Utilizamos una única comunidad autónoma para evitar que otro tipo de efectos (políticas de apoyo, marketing, etc.) interfieran en los resultados».
Investigación
En España (y en muchos otros países del mundo) la utilización de las playas de forma recreativa es un fenómeno importante que, además, genera una destacada actividad económica alrededor. La presión medioambiental que sufren las playas ha llevado al desarrollo e implementación de sistemas de eco-certificación en lo que se refiere a su gestión, siendo el más conocido, precisamente, el de la bandera azul que otorga la fundación sin ánimo de lucro basada en Dinamarca a playas en cincuenta países alrededor del planeta.
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El trabajo se ha publicado en 'Ocean and Coastal Management', una de las principales revistas internacionales del área
«Hasta la fecha, los trabajos existentes se centraban en la realización de encuestas, mayoritariamente en Canadá y Sudáfrica, para que quienes acuden a la playa señalen su grado de conocimiento de estos sistemas y su valoración. Sin embargo, ningún trabajo había valorado el impacto en un conjunto homogéneo de localidades de la mejora/estabilidad/retroceso en el reconocimiento a la gestión de las playas», apunta el investigador de la UMU.
Su trabajo partía de la hipótesis de que una gestión más sostenible de las playas atrae a turistas y bañistas porque los ciudadanos deseamos playas más limpias, donde se respete el medio ambiente y valoramos no solo la playa entendida como arena más agua, sino este medioambiente. En su opinión, «si esta hipótesis es cierta, más gente acude a las localidades que aumenten la parte de su costa gestionada de esta forma, lo que puede impulsar el desarrollo de hoteles y hostelería (sectores claramente vinculados al turismo). Sin embargo, si se imponen ciertas restricciones, ese mayor deseo de ir a las localidades con más zonas de baño reconocidas con una bandera azul puede no trasladarse al desarrollo de la economía local».
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De hecho, los resultados de la investigación han constatado que aquellas localidades en las que han aumentado el número de sus playas reconocidas con una bandera azul han aumentado más los hoteles, las camas hoteleras y el empleo en el sector turístico que aquellas localidades que no las han aumentado o disminuido. Es decir, esa mayor demanda por acudir a las localidades costeras que mejoran la gestión de sus zonas de baño se ha concretado en un estímulo al sector turístico de la localidad.
Reconocimiento científico
El trabajo desarrollado por los investigadores de la Universidad de Murcia, se presentó y discutió en el congreso 'VIII International Conference on Economic Development and Social Sustainability', en Castellón de la Plana, y en el Congreso Internacional de Amenet, 'Sustainable tourism in the Mediterranean. An analysis of the current situation, potential and economic consequences', en Tánger.
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Tras someterlo al proceso correspondiente de evaluación anónima por pares, se ha publicado en 'Ocean and Coastal Management', una de las principales revistas internacionales del área.
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