Petrus Borgia y Sofía Gea posan en su estudio esta semana, un espacio concebido para la interacción y convivencia con otros artistas. Martínez Bueso

100 años del Suplemento Literario

Sofía Gea y Petrus Borgia
«Bucear en estos poemas permite sentir el tiempo»

Pintores y escultores ·

La pareja de artistas plantea tres obras independientes en un tríptico con Gerardo Diego en distintas etapas de su vida que desean ver expuesto junto al resto de trabajos que han formado parte de la serie dedicada al Centenario del Suplemento Literario

Sábado, 1 de julio 2023, 07:17

Los artistas Sofía Gea (Abarán, 1976) y Petrus Borgia (Murcia, 1972) han hecho los deberes en tiempo récord. Dar forma pictórica a las dos obras ... publicadas por Gerardo Diego en el Suplemento Literario de LA VERDAD en 1926, que hoy reproducimos dentro de esta serie de reportajes para homenajear a los autores más destacados de esta empresa cultural sin precedentes en la prensa española. Los dos artistas ya estaban «entrenados» para este tipo de encargos, no en vano han realizado ilustraciones para poemas de autores como Alberto Caride, promotor de los Lunes Literarios, llama siempre encendida para la poesía ibérica en el bar El Sur de Murcia.

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MIRAR LOS DETALLES

«En las corbatas hemos querido incluir los rostros de sus maestros: Juan Ramón Jiménez, Lope de Vega y Luis de Góngora»

Las tres obras forman un tríptico, que pueden disfrutarse de forma independiente, pero que, en conjunto, y en vivo, producen una hondísima emoción por la cantidad de referencias que ha de descifrar el espectador. Por ejemplo, aparecen recortes de ejemplares de los años 40 y 70 de LA VERDAD que llegaron a sus manos, «por herencias», con referencias a la Segunda Guerra Mundial y a los ambientes artísticos.

«Gerardo Diego, que tenía una genialidad innata, podía hacer en un mismo día un poema clásico al estilo de Góngora y de pronto escribir un poema cubista o futurista. Lo que haría una persona normal en una evolución temporal en cuanto a estilos e ismos, él podía hacerlo en una semana», indican Gea y Borgia, que retratan al cántabro en distintas etapas de su vida teniendo en cuenta esa capacidad extraordinaria de Gerardo Diego, con formación pianística y camerística, de ahí las alusiones a las notas musicales.

CITANDO A EINSTEIN

«La cosa más bella que podemos experimentar es lo misterioso. Es la fuente de toda verdad y ciencia»

En 'El vendedor de crepúsculos', un poema en prosa, Diego elige como protagonista al más que posible único comisionista en ocasos en el mundo, que busca en lo oculto de su capa una caja en la que ofrece paisajes insólitos que hay que ver enfocando a la luz una magnífica colección de placas. «Bucear en textos como este», conviene la abaranera, «te permite sentir el antes, lo que pasaba en el tiempo del creador, y lo que hemos hecho nosotros es traerlo al presente con pequeñas metáforas».

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En cada uno de los retratos de Gerardo Diego que aparecen en el tríptico encontramos a otros maestros que ejercieron gran influencia en el santanderino. «Es como si hubiéramos llevado las corbatas a una papelería técnica actual, donde te hacen lo que quieras, un posavasos o una camiseta, y ahí hemos incluido los rostros de Juan Ramón Jiménez, Lope de Vega y Luis de Góngora».

Obras en distintos planos para entretenerse. Dice uno de los interesados clientes de 'El vendedor de crepúsculos' que a él solo le instiga un ocaso «que existió, que yo vi, que se murió en mis ojos. (...) Si yo encontrase aquel crepúsculo, aquel precisamente, yo pagaría por él una suma fabulosa porque es el único que colmaría ese rectángulo vacío en el área de mi contemplación». Ese rectángulo vacío aparece en la interpretación de Gea y Borgia, así como las referencias a la guerra, una inercia que nos aleja del ideal de especie inteligente.

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Pensado para ser expuesto

El vendedor de crepúsculos insiste en el poema en que no fabrica crepúsculos a medida, sino ya preparados, de confección. «Nosotros transformamos el poema y jugamos con la posibilidad de que el cliente hubiera comprado uno de los crepúsculos que le ofrecen, por eso esa idea de los marcos», detalla Petrus Borgia, que cuenta que el tríptico está pensado para ser expuesto, ya que una de las ideas es que cada panel pueda girarse para leer el texto original de Gerardo Diego. Sofía dice que ella nunca se atrevería a escribir un poema: «Me quedo con la interpretación en volumen, tridimensional o pintada».

UNA MENTE MARAVILLOSA

«Su genialidad era innata, podía hacer poemas clásicos y futuristas el mismo día»

Uno de los proyectos que tienen 'on going' Gea y Borgia es precisamente con Alberto Caride, periodista y poeta, autor de 'El síndrome de Guillain-Barré' (Colección Sudeste, 2023), y el guitarrista Ginés Piñero, que poetizan las obras que ellos crean en su singular estudio compartido, 'La casa de cristal' de Cabezo de Torres (Murcia).

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¿Cómo es trabajar a cuatro manos? «Estudiamos la composición desde el principio, y vamos sobre la marcha produciendo hallazgos. Ya hicimos un trabajo así para la exposición colectiva [comisariada por Javier Lorente] en homenaje a Domingo Valdivieso en Mazarrón».

Para el tríptico dedicado a Gerardo Diego, por ejemplo, Petrus Borgia hizo el fondo de las caras, mientras que Sofia Gea las definió a carboncillo y grafito. «Cuando yo estaba con los marcos, Sofía pintaba la luna, y así íbamos alternando. Cuando la obra está en fase de boceto, solemos escribir lo que hará cada uno, pero al final va cambiando sobre la marcha». Cinco días enteros dedicaron a rematar esta obra que los dos artistas han gozado mientras preparan una segunda edición de 'Tan gentes', una muestra de pintura, fotografía y escultura con artistas invitados y performances y música y poesía en vivo.

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«Hemos aceptado la propuesta de LA VERDAD de ilustrar las obras de Gerardo Diego como un reto. Con muy poco margen hemos tenido que revolucionar nuestras neuronas para encajar los tiempos. Tenemos mil cosas y proyectos entre manos, algunos los hacemos poco a poco, y este tipo de propuestas nos divierten y estamos deseando que salgan más cosas de este tipo», afirman Sofía y Petrus, que en su mundo particular, aislados prácticamente de lo que sucede en el exterior, gozan de la compañía de lo salvaje. Arañas que tejen asombrosas y sutiles trampas para otros insectos y que ellos admiran con fines artísticos. Cocinan mejunjes con plantas que surgen espontáneamente. Tallan rocas recogidas en sus acampadas rurales. Como los prehistóricos. En este lugar la vida encierra «la cosa más bella que podemos experimentar: el misterio. Es la fuente de toda verdad y ciencia», afirma Einstein en el envoltorio del terrón de azúcar que ofrece Sofía en un café sensacional.

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