Fallece Xim, dibujante de 'La Verdad'
Francisco Periago ha ilustrado durante las últimas cuatro décadas la actualidad desde las páginas del periódico con sus viñetas
LAVERDAD.ES
Domingo, 10 de julio 2011, 21:54
El dibujante Francisco Periago Jiménez, más conocido como Xim, ha fallecido a causa de una enfermedad. Sus viñetas han ilustrado durante los últimos 39 años la actualidad en las páginas de La Verdad.
El funeral será mañana lunes en el Tanatorio del Padre Jesús, en Espinardo, a las 13:00 horas.
Xim nació en Lorca en 1946. Estudió Química en la Universidad de Granada. Trabajó en el Instituto de Seguridad y Salud Laboral de la Región de Murcia. Además, fue profesor de Toxicología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia.
Comenzó a dibujar para La Verdad en 1972, bajo el seudónimo de Xim, y sus dibujos han estado apareciendo de forma cotidiana en La Verdad y en otros periódicos del Grupo Correo Prensa Española desde entonces.
En 1979 obtuvo el primer premio del concurso de humor gráfico convocado por el semanario Hoja del Lunes. La entrañable Micaela, su inseparable comadre, y el resto de caras que cada mañana han saludado a los lectores desde las viñetas de Xim le valieron en 2003 el reconocimiento del diario ABC que le concedió el premio Mingote.
Dos jóvenes estudiantes que protestaban contra la reválida pertrechados tras una pancarta repleta de faltas de ortografía protagonizaron el dibujo que mereció el galardón.
Químico de profesión, casado y con tres hijos, Francisco Periago compaginaba su vena humorística con su trabajo como profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia y su puesto en el Instituto de Seguridad y Salud Laboral. Después del trabajo, todavía tenía tiempo para sonreir, coger el lápiz y ofrecer su particular visión de la actualidad.
Comenzó a colaborar con el periódico desde Lorca. Luego, su sentido del humor se fue haciendo popular. «Trato de ofrecer cada día un cóctel preparado con delicadeza, intentado molestar no más de lo necesario. ¿La clave? Pretendo aproximarme a la realidad diaria con un tono irónico, unas gotas de mordacidad y también de crítica».
Xim buscaba «provocar una sonrisa mental». «Está claro que con mis chistes la gente no se ríe a carcajadas, no es eso lo que pretendo, sólo quiero inducir a una sonrisa cómplice».
Aunque también caricaturizó a personajes públicos, políticos y artistas, lo suyo fue retratar al hombre de la calle, dar voz «a un sentido común que muchas veces campa por su ausencia en los que protagonizan la actualidad». Ni Micaela, ni sus calvos, como llamaban al principio a muchos de sus personajes, caracterizados por su ausencia de pelo, eran el alter ego de Xim, aunque a través de ellos ofreció inevitablemente su visión del mundo. «Son más bien la voz de la calle», decía.
Su secreto, buscar el absurdo. «Una frase sacada del discurso de un político y puesta en la boca de una viejecita es algo que rompe los esquemas», y que dejaba en evidencia a más de uno.