Paco Rabal en 1970; en la película 'La novia de medianoche'; recogiendo su Goya y en 'Los santos inocentes'.

Veinte años sin Paco Rabal: el inmenso legado de un actor magistral, carismático y pasional

ALBA VIVANCOS

Domingo, 29 de agosto 2021, 07:53

«Ser actor es emoción, convencerte de que vales, tener imaginación, que supere tu razón a la de los animales. Sobre todo vocación [...]. Sé humilde, ... no cicatero. Respeta al espectador y trabaja con amor. No para ti, al compañero, que serás más verdadero al público y al autor». Lo que Francisco Rabal -comúnmente conocido como Paco Rabal- sentía por el cine no era pasión, sino vocación. Así lo explicó en agosto de 1998 en uno de los ripios que publicó en 'ABC'. Por aquel entonces, el actor ya había protagonizado la película que lo elevó hacia el Olimpo: 'Los santos inocentes' (Mario Camus, 1984). Su interpretación del campesino Azarías fue toda una magistral lección actoral que le permitió alzarse -junto a su compañero Alfredo Landa- con el premio de interpretación masculina del Festival de Cannes.

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Hoy se cumplen 20 años sin Paco Rabal, un actor que aprendió el oficio de forma autodidacta y a contracorriente. La Cuesta de Gos, en Águilas, lo vio nacer en el seno de una familia minera. Después de trasladarse a Madrid al inicio de la Guerra Civil y dedicarse a la construcción y a la venta ambulante de golosinas, la electricidad le brindó la oportunidad de su vida. Trabajar en los Estudios Chamartín le permitió empaparse de la cultura cinematográfica. En los descansos se aprendía los guiones y se ofrecía a interpretar papeles insignificantes. Así llegó a aparecer en 'El crimen de Pepe Conde' (José López Rubio, 1946) y en 'Reina santa' (Rafael Gil, 1947), donde formuló una frase por primera vez.

También probó suerte en el teatro con la compañía Lope de Vega, dirigida por José Tamayo, quien le permitió introducirse en su primer personaje en 'El coronel Bridau'. Ya casado con su amada actriz Asunción Balaguer -con quien crió dos hijos, Teresa y Benito- se consagró como actor internacional. En parte, fue gracias a Luis Buñuel y a sus interpretaciones en 'Nazarín' (1958) y 'Viridiana' (1961). De hecho, fue a él a quien dedicó el Goya a mejor actor en el año 2000 por 'Goya en Burdeos' (Carlos Saura, 1999), su último trabajo: «Quiero dedicar este Goya a mi admirado y querido tío Luis Buñuel porque fue un rayo de luz».

El aguileño recibió un Goya por su destacado papel en la película 'Goya en Burdeos'

De Visconti a Almodóvar

Aparte de su afición por el cine, Rabal también admiraba los trovos y el flamenco. Sobre todo, a su amiga Lola Flores, a Juanito Valderrama y a Manolo Caracol. Se adentró en política y se negó a aprender idiomas. Aun así, su talento innato le permitió trabajar con prestigiosos directores como Michelangelo Antonioni, Luchino Visconti, Juan Antonio Bardem, Carlos Saura y Jorge Grauen. Su máximo esplendor y su renacer artístico llegó en los 80 de la mano de 'Fortunata y Jacinta' (Mario Camus, 1980) y 'Truhanes' (Miguel Hermoso, 1983). También se acercó a Pedro Almodóvar, con quien rodó '¡Átame!' en 1989, y a José Luis Cuerda en 'Así en el cielo como en la tierra' (1995). La pequeña pantalla también tuvo el placer de disfrutar de sus carismáticas interpretaciones en 'Los desastres de la guerra' (Mario Camus, 1983) y 'Juncal' (Jaime de Armiñán, 1989).

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El mundo perdió a Rabal un 29 de agosto de 2001 en Burdeos, con 75 años. Volaba en dirección a Madrid tras recoger un premio en reconocimiento al conjunto de su carrera actoral en el Festival de Cine de Montreal cuando sufrió una insuficiencia respiatoria. Justo unas semanas después iba a recibir el Premio Donostia en el Festival de Cine de San Sebastián. Entonces, Burdeos lloró. Y todavía lo hacen Águilas y el amplio legado cinematográfico que dejó. Justo hoy se cumplen 20 años sin Paco Rabal, un actor magistral, carismático y pasional.

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