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Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza

La pobreza invisible: vivir sin calefacción, sin carne o sin psicólogo

Más de 12 millones de personas en España no parecen pobres pero no pueden comprar lo básico, afrontar imprevistos, adquirir ropa o llevar a sus hijos al zoológico

Viernes, 17 de octubre 2025, 00:35

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Haga usted la prueba y pregunte entre sus amigos si todos tienen suficiente dinero para afrontar un imprevisto en ese preciso momento. Por ejemplo, que se estropee un electrodoméstico, se rompan las gafas de un hijo o le inviten a una boda. Pregunte también si siempre tienen los hogares a unos confortables 22 grados en invierno. Observe usted a sus familiares, por si alguno echa mano de la tarjeta de crédito para pagar las facturas de electricidad o si dejó de salir al menos una semana en vacaciones. Si no es demasiada indiscreción sonsaque cada cuánto come carne o pescado y si pasan más de dos días sin estas proteínas frescas.

Es decir, si a duras penas llegan a fin de mes pagando lo básico y no tienen cincuenta euros para un par de zapatos que sustituyan aquellos que ya no aguantan más betún ni cien para pagar su parte de la cuenta en un restaurante donde se celebran las comidas familiares. Esas personas están en riesgo de pobreza, según los baremos europeos, y son 12,4 millones en España, indican los datos oficiales.

Qué es la tasa AROPE

Esta tasa identifica a las personas que están en al menos una de las siguientes tres situaciones:

En riesgo de pobreza

Ingresos disponibles por debajo del umbral de pobreza, que se fija en el 60% de la mediana de los

ingresos nacionales

Con carencia material y social severa

Incapacidad para afrontar gastos necesarios para mantener un nivel de vida digno, que mide la privación de recursos materiales y la dificultad para participar plenamente en la vida social

Viviendo en hogares con baja intensidad laboral

Hogares donde los miembros en edad de trabajar (entre 18 y 64 años) trabajan muy poco (menos del 20% de su potencial). Señala una falta significativa de oportunidades de empleo

Qué es la tasa AROPE

Esta tasa identifica a las personas que están en al menos una de las siguientes tres situaciones:

En riesgo de pobreza

Ingresos disponibles por debajo del umbral de pobreza, que se fija en el 60% de la mediana de los

ingresos nacionales

Con carencia material y social severa

Incapacidad para afrontar gastos necesarios para mantener un nivel de vida digno, que mide la privación de recursos materiales y la dificultad para participar plenamente en la vida social

Viviendo en hogares con baja intensidad laboral

Hogares donde los miembros en edad de trabajar (entre 18 y 64 años) trabajan muy poco (menos del 20%

de su potencial). Señala una falta significativa de oportunidades de empleo

Qué es la tasa AROPE

Esta tasa identifica a las personas que están en al menos una de las siguientes tres situaciones:

En riesgo de pobreza

Ingresos disponibles por debajo del umbral de pobreza, que se fija en el 60% de la mediana de los ingresos nacionales

Con carencia material y social severa

Incapacidad para afrontar gastos necesarios para mantener un nivel de vida digno, que mide la privación de recursos materiales y la dificultad para participar plenamente en la vida social

Viviendo en hogares con baja intensidad laboral

Hogares donde los miembros en edad de trabajar (entre 18 y 64 años) trabajan muy poco (menos del 20% de su potencial). Señala una falta significativa de oportunidades de empleo

Qué es la tasa AROPE

Esta tasa identifica a las personas que están en al menos una de las siguientes tres situaciones:

En riesgo de pobreza

Con carencia material y social severa

Viviendo en hogares con baja intensidad laboral

Ingresos disponibles por debajo del umbral de pobreza, que se fija en el 60% de la mediana de los ingresos nacionales

Incapacidad para afrontar gastos necesarios para mantener un nivel de vida digno, que mide la privación de recursos materiales y la dificultad para participar plenamente en la vida social

Hogares donde los miembros en edad de trabajar (entre 18 y 64 años) trabajan muy poco (menos del 20% de su potencial). Señala una falta significativa de oportunidades de empleo

La pobreza que nos rodea no está únicamente en los duros clichés de aquellos que no tienen techo, que hacen la cola del hambre ni en los que se visten con desechos. Una de cada cuatro personas está en riesgo de exclusión social, indica la tasa Arope. También la padecen personas con trabajo a jornada completa y que llevan un único sueldo a casa, como era suficiente hasta hace poco en tantos hogares de clase media.

Pero ya no. Ahora hay familias que durante años sólo pueden llevar a los niños al parque de la esquina sin soñar con salir de sus ciudades o pueblos, comienzan a lavar a mano cuando deja de funcionar la lavadora e intercambian ropa en asociaciones vecinales. Como Lina.

Con 31 años y tres hijos, Lina trabaja a tiempo completo en un supermercado. Su esposo, obrero de la construcción, está desempleado, a la espera que se reactive el sector después del verano. Hasta entrar como cajera en Dia, gracias a un programa de Cruz Roja, también tenía trabajos estacionales. Limpiaba casas, hacía uñas. Ahora es el soporte económico del hogar y él se encarga del cuidado de los hijos.

Si le quedara algo de dinero, después de pagar las facturas básicas, Marlen, que vive en Valencia con sus dos hijas y tiene 50 años, lo invertiría en unas clases de inglés para su hija de once años. «Gastaría en su capacitación intelectual, que aprenda cosas». Hace unos años, el divorcio la colocó en una situación de riesgo de pobreza severa. «Nos desestabilizó totalmente en lo económico». Intentó suicidarse. «Tenía angustia, tenía dolor. Me decía: cómo hago, si no tengo un trabajo estable, si el padre de mi hija nos ha dejado con una mano adelante y otra atrás. Se fue de la noche a la mañana y no lo vi venir. Fue una situación horrorosa. Yo me decía: ¿cómo les voy a dar de comer a mis hijas? Me tomé muchas pastillas, me llevaron en ambulancia». Tuvo el apoyo de sus amigas «para darme hasta de comer. Salí adelante y conseguí trabajo en hostelería. Lavaba platos a montones».

Boliviana con dos décadas en España, Marlen dice que «lo primero que pago es la hipoteca, que es más de la mitad de lo que gano, pero para mí es sagrado, tengo que salvar la vivienda por el bien de mis hijas», asegura. «Luego vienen las otras necesidades, agua, luz, mercado, ropa para la menor que está creciendo». Trabaja en turnos diarios de ocho horas que compagina con tareas externas como limpiar casas. «No se me caen los anillos», dice.

Desde Colombia, Lina llegó hace seis años, después de «pintar» la idea en su pareja. Primero se vino él y seis meses después, ella. Él estaba en un pueblo, intentando ganarse la vida, y ella llegó a una habitación en un piso compartido. Lograron juntarse en Madrid, dio a luz hace cinco años y hace tres trajo a sus otros dos hijos, que tienen ahora 11 y 14 años. El menor tiene una discapacidad, un «retraso madurativo», todavía sin diagnóstico firme a la espera de más pruebas genéticas y neurológicas, explica Lina. «El embarazo fue muy duro y coincidió con el covid».

Carencia material y social severa

Algunas de las privaciones que sufren los que viven esta situación

El 17,6% de la población no puede permiterse mantener la vivienda con una temperatura adecuada

El 6,1% no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado (o equivalentes para los vegetarianos) al menos cada dos días

El 33,4% no puede permitirse ir de vacaciones fuera de casa, al menos una semana al año

El 15% no puede gastar una pequeña cantidad de dinero en sí mismo cada semana

Carencia material y social severa

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El 17,6% de la población no puede permiterse mantener la vivienda con una temperatura adecuada

El 6,1% no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado (o equivalentes para los vegetarianos) al menos cada dos días

El 33,4% no puede permitirse ir de vacaciones fuera de casa, al menos una semana al año

El 15% no puede gastar una pequeña cantidad de dinero en sí mismo cada semana

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El 15% no puede gastar una pequeña cantidad de dinero en sí mismo cada semana

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El 6,1% no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado (o equivalentes para los vegetarianos) al menos cada dos días

El 33,4% no puede permitirse ir de vacaciones fuera de casa, al

menos una semana al año

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El 6,1% no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado (o equivalentes para los vegetarianos) al menos cada dos días

El 33,4% no puede permitirse ir de vacaciones fuera de casa, al

menos una semana al año

Con el nacimiento del niño la familia logró la residencia y el permiso de trabajo, pero sin una red de apoyo sólida, como muchos migrantes, dependía del boca a boca para hacer labores que aportaran dinero para su subsistencia. «Un día sí podía ser pero otro día, no. Algo fijo era muy complicado». Ahora «no nos acostamos sin comer», asegura Lina.

Sin embargo, «para imprevistos es difícil. Tampoco es que yo pueda decir: vámonos un fin de semana a pasear, a disfrutar. No, porque no me da la vida, no me alcanza el sueldo».

Entre los baremos de la pobreza está la imposibilidad de asumir pagos extras, como los honorarios de un psicólogo. En el caso de Marlen y su familia reciben el apoyo del programa CaixaProinfancia, de la Fundación La Caixa junto a Save the Children. «Mi hija estaba como ausente y ahora ríe».

Los expertos consultados mantienen que la pobreza se asoma en los baches de la vida, como un divorcio. «No nadábamos en la abundancia, pero alcanzaba», recuerda Marlen, que estuvo casada 15 años. Él se negó a pagar la pensión de la menor y le dejó una serie de deudas, empezando por la hipoteca, cuenta ella. Vino el «caos», comenzó a trabajar en lo que «haya, en negro, para dar de comer a mis hijas». Cayó en una depresión sin diagnosticar, que derivó en los intentos autolíticos.

En tratamiento desde hace cuatro años, Marlen ya tiene «las riendas de mi hogar», pero siempre existe el peligro de estar entre los 4,7 millones de personas en inseguridad alimentaria leve o moderada de España, según denuncia Caritas. «Una de cada diez familias no puede acceder a los alimentos que desean o se ve obligada a modificar su dieta, por el aumento de precios en la cesta básica».

Carencia material infantil

Algunas de las privaciones que sufren los que viven esta situación

El 6,5% no puede participar en los viajes y acontecimientos escolares por los que hay que pagar

El 5,7% no puede celebrar las ocasiones especiales (cumpleaños, santos, acontecimientos religiosos...)

El 2,2% no puede comer fruta fresca y verduras al menos una vez al día

El 24,4% no puede irse de vacaciones fuera de casa, al menos una semana al año

Carencia material infantil

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El 6,5% no puede participar en los viajes y acontecimientos escolares por los que hay que pagar

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Algo que entender entre las carencias de los pobres españoles con respecto al resto del mundo es que «el umbral de pobreza se define en relación al estándar de vida del conjunto de la sociedad», explica Sara Ayllón Gatnau, profesora de Economía en la Universidad de Girona y colaboradora del Observatorio Social de la Fundación La Caixa. «Lo que intentamos es establecer hasta qué punto las personas pueden permitirse una vida digna en la sociedad en la que viven».

En las cuentas de Lina, el 70% de sus ingresos se va en pagar el alquiler y los gastos de luz, agua y gas. Con este dato, amplíe usted la pregunta a las personas que le rodean: ¿en cuántos metros cuadrados vive si divide la superficie entre los habitantes? ¿Cuánto de sus ingresos destina a pagar el alquiler o la hipoteca? Para los equilibristas que intentan no caer en la pobreza y hacen verdadero funambulismo en el filo de las cuentas, los gastos de vivienda son determinantes. Y hay familias enteras metidas en una habitación.

Porque aunque la tasa Arope, diseñada para calibrar juntos a todos los países de la Unión Europea, toma en cuenta la propiedad de un coche, pero no considera el pago de alquiler o hipoteca ni los metros cuadrados en que vive una persona. «El gasto de la vivienda es un factor muy determinante para estar en riesgo de pobreza», sentencia Ruth Caravantes, responsable de Incidencia e Investigación de la EAPN-ES (Red Europea contra la Pobreza). «Vivimos una crisis con precios muy elevados para la media de salarios que tenemos. El pago de un alquiler o una hipoteca, junto a los servicios, no debería superar el 40%. Además estamos en una situación de inflación y lo que más sube son los alimentos y la energía».

Lo ve en el terreno Patricia García, trabajadora social del programa de Atención a Personas en Extrema Vulnerabilidad de Cruz Roja. «El principal problema que hay ahora mismo es la vivienda y no hay respuestas para esa necesidad. Los precios están desfasados con lo que se gana», dice quien a diario atiende a «muchísimas personas que viven en habitaciones alquiladas, ninguna de menos de 350 euros y, si tienen niños, 600, 700 o 250 euros por cabeza».

Estas personas en pobreza invisible, cuya precariedad no se huele ni se ve, viven un «estigma», asegura Carmela del Moral, portavoz de Save the Children, más aún si tienen hijos. «El problema de la pobreza es estructural», afirma y reclama ayudas y voluntad política para erradicarla, sobre todo en la infancia. «Los niños en esta situación parten con desventaja». El pez que se muerde la cola. También causa que los jóvenes retrasen el momento de formar familias.

Los hijos de Lina están en un colegio público y el menor cuenta con apoyo especial. Les dan los libros, pero los mayores no entran en el programa del comedor porque aún esperan por el DNI, dice la madre. Cuando recibe su nómina, es un «día feliz» pero «a los dos o tres días ya no tengo nada», confiesa.

¿Para qué ganar más?, es una pregunta que usted también puede aventurar a hacer entre sus compañeros de trabajo para medir la pobreza de quien no llega a fin de mes. Mientras más modesta la ilusión, más a punto de caer está la persona. Lina responde: «Para poder llevarlos al zoológico, al parque de atracciones, cosas así».

Ahora bien, ¿por qué hay tanta pobreza en España, un país entre los más ricos del mundo? «No hemos hecho una apuesta suficientemente contundente para su erradicación», responde Ayllón Gatnau. «El tipo de políticas a desarrollar y las prestaciones económicas que son eficaces en la lucha contra la pobreza han sido estudiadas y son conocidas, pero es necesaria la voluntad política y del conjunto de la sociedad para poder hacer cambios lo suficientemente importantes que permitan una reducción del riesgo de pobreza».

Mientras tanto, hay familias que sólo tienen «lo justo para sobrevivir», como dice Marlen. «Vamos muy justas, a veces la luz no se puede pagar a tiempo y nos la cortan». Ella nunca ha salido de Valencia con sus hijas, ni siquiera unos días de vacaciones.

Créditos

En el desarrollo de esta pieza ha colaborado Carlos Muñoz.

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