Imanol Arias, a la espera de una carta que nunca llega

El viejo coronel y su mujer viven en la miseria, esperando la carta del gobierno que les comunique la concesión de la pensión prometida por los servicios durante la guerra. Pero esa carta nunca llega, y mientras tanto, la vieja pareja malvive en la pobreza alimentando a un gallo de pelea, que es su única esperanza de supervivencia». En esa tesitura se encuentran los actores Imanol Arias y Cristina de Inza en 'El coronel no tiene quien le escriba', obra de Gabriel García Márquez que ha adaptado a las tablas Natalia Grueso. La obra es uno de los textos más célebres del Nobel colombiano, publicado a principios de la década de los sesenta, apenas un lustro después de sacar a la luz 'Cien años de soledad'.

En la obra, cuyo reparto en escena completan David Pinilla, Fran Calvo y Marta Molina, «a medida que avanza el tiempo y la carta sigue sin llegar, el viejo coronel y su esposa deberán enfrentarse a un dilema: alimentar al gallo o alimentarse ellos mismos». Todo ello mezclado con «la codicia del pueblo, la usura de los supuestos amigos, y la fatalidad y estupidez de la guerra», protagonistas, junto a la soledad del coronel, del guion de la obra. Dirigida por el cineasta Carlos Saura ('¡Ay, Carmela!', 'Cría Cuervos', 'Goya en Burdeos'), hay dos aspectos que, pese al desánimo, permanecerán erguidos en la vida de este matrimonio, y sobre todo, en el viejo coronel: el amor y la dignidad.

La pieza, que hace unas semanas se pudo ver en el Teatro Villa de Molina de Segura, dentro de la 50 edición de su festival de artes escénicas, llega ahora al Teatro Guerra de Lorca, donde se representará esta noche a partir de las 21.00 horas.