Reflexiones sobre la amnistía
Así me parece ·
No se puede ceder tanto ante los separatistas con la excusa de evitar unas segundas elecciones generales en las que, posiblemente, hubiera ganado el PPLa tramitación parlamentaria de la proposición de ley sobre la amnistía está suscitando un intenso debate mediático y social. La opinión de los españoles está ... dividida. Unos son defensores a ultranza de la decisión política de aplicar la amnistía a todos los delitos relacionados con el procés. Otros se manifiestan abiertamente en contra.
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En mi opinión, sería conveniente, y hasta necesaria, una amplia y profunda reflexión social sobre esta cuestión. Y ello por varias razones: primero, porque se trata de una decisión política de especial trascendencia. Segundo, porque la amnistía no figuraba como propuesta política de ninguno de los grandes partidos en las elecciones generales del 23-J; incluso, Pedro Sánchez llegó a decir que la amnistía no encajaba en la Constitución. Y, tercero, porque han faltado explicaciones por parte de quienes la proponen. No basta con decir que hay que hacer de la necesidad virtud; o que la única verdad es la realidad. En cualquier caso, a mí personalmente, que estoy abiertamente en contra de la amnistía, me viene muy bien poner negro sobre blanco las razones que fundamentan mi opinión.
1. En primer lugar, no me convencen las justificaciones expuestas por Pedro Sánchez. Yo no creo que esta amnistía vaya a servir para normalizar la vida política en Cataluña. Todo lo contrario: pienso que será contraproducente. La amnistía les ha permitido levantar la cabeza a los separatistas, que son el verdadero factor desestabilizador de la política catalana, y que estaban en franco retroceso. La amnistía va a ser como una inyección de vitaminas. Va a incrementar su apoyo social, porque, con ella, los separatistas podrán decir que el 'procés' tenía sentido, que no era un disparate, y que es posible, y no utópico, alcanzar la independencia.
De este modo, la única explicación de que en este asunto Pedro Sánchez haya cambiado radicalmente de criterio ha sido la necesidad de contar con los siete votos de Junts para su investidura como presidente del Gobierno. Y esto a mí me parece inmoral. No se puede ceder tanto ante los separatistas con la excusa de evitar unas segundas elecciones generales en las que, posiblemente, hubiera ganado el PP. El presidente del Gobierno tendría que comprender que, ante esta tesitura de que llegase a gobernar una coalición de PP y Vox, muchos españoles preferimos un Gobierno del PP con algunos ministros de Vox, a tener que soportar el escarnio y la infamia de que un presunto delincuente, huido de la Justicia, como Puigdemont, se pasee en triunfo por las calles y plazas de Barcelona.
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2. En segundo lugar, hay una razón política de fondo que convierte la decisión de Pedro Sánchez en un gran error histórico. Lo que ocurrió en Cataluña en 2017 fue tremendo. Las leyes de desconexión que aprobó el Parlamento catalán, el referéndum ilegal y la declaración de independencia que proclamó Puigdemont, fueron graves atentados contra la unidad de España. Y la unidad es uno de los principios básicos que los españoles pactamos en 1978 para garantizar nuestra convivencia. Si se rompía este principio, había el riesgo real de que se rompieran también todos los demás principios de nuestra convivencia en paz, en democracia y en libertad. Durante meses, muchos españoles vivimos sobrecogidos, intimidados, e indignados por el miedo al futuro que habían creado con sus actos los separatistas. Todo eso que vivimos no se puede olvidar de un día para otro. Y menos aún si los autores de tanto desatino repiten, una y otra vez, que lo volverán a hacer.
3. En tercer lugar, posiblemente haya también razones constitucionales. La amnistía atenta al principio de igualdad. El Código Penal es para todos. Y la amnistía también supone un inasumible desprecio a la ardua tarea de jueces y tribunales, a quienes, según la Constitución, les corresponde exclusivamente juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. Con la amnistía, el legislativo le envía un mensaje al Poder Judicial: ustedes trabajen, instruyan, juzguen, condenen e intenten ejecutar lo juzgado, que ya vendrán las Cortes para hacer inútiles todos sus esfuerzos.
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4. Y, en fin, un magistrado del Tribunal Supremo, ya jubilado, jurista excelso, amigo mío y compañero de tertulia, el martes pasado nos dijo a los contertulios que, si la amnistía no fue debatida en la campaña electoral del 23-J, y si se trata de un asunto de gran trascendencia, ¿por qué no nos consultan al pueblo español? ¿por qué no se convoca un referéndum consultivo en el que se nos pregunte si estamos de acuerdo, o no, con una amnistía que se quiere aplicar a todos los implicados en el procés? El referéndum consultivo a todos los ciudadanos es un instrumento de democracia directa establecido en el artículo 92 de la Constitución y regulado en la Ley Orgánica 2/1980, de 18 de enero. El presidente del Gobierno debería proponerle al Rey que lo convocase. Pedro Sánchez, que cuando fue destituido como secretario general recorrió en su Peugeot todas las agrupaciones locales del PSOE para pedirles el voto, precisamente él, Pedro Sánchez, no debería tenerle miedo a la democracia directa.
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