La madrugada del pasado sábado al domingo concluyó la 64 edición del Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión, un certamen que ... en su apartado de concurso sigue siendo, en su género, el más importante del mundo, el que con más expectación aguardan los medios de comunicación, un certamen cuyo resultado más impacto tiene entre aficionados y peñas, y sus ganadores son recibidos en esos ámbitos, al menos durante un tiempo.
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El festival, después de unos años con la Corporación anterior con otra orientación, ha vuelto a dar en estas últimas ediciones un giro hacia una dimensión, por así decirlo, más cosmopolita, y con más reconocimiento y visitas de personajes populares, más allá del flamenco. También ha habido reconocimiento para gente importante dentro de lo jondo, como los dados a Pepe de Lucía o a Pepe Habichuela.
El certamen sigue mostrando su fuerza y admiración fuera de nuestras fronteras regionales. Por ejemplo, el hecho de que un pintor tan célebre como Antonio López permitiera que la imagen de una obra suya fuese este año la imagen del festival no es cosa pequeña; como tampoco lo es que todo un Teatro Real abriera sus puertas para la presentación del certamen. El alcalde actual, Joaquín Zapata, es un verdadero aficionado al flamenco, un hombre joven, inteligente, amable y educado, al menos en el trato que yo he tenido con él, como lo es el director, Julio García Cegarra.
Pero hay algo que no depende de ellos, del jurado ni de nadie: la aparición cada año de un genio del cante, del baile o del toque. No todos los años aparece un Miguel Poveda, por poner un ejemplo, aunque yo escribo este artículo en viernes, antes de celebrarse la final de los concursos y por tanto no sé qué habrá este año.
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Y aunque el festival en varios aspectos ha mejorado sin duda, los actuales responsables lo tienen difícil, como lo tendría cualquiera: cuando el festival nació y durante décadas, era casi lo único que teníamos, no había competencia. 64 años después los festivales veraniegos han proliferado, no solo en el campo del flamenco, que también, sino en otros: Lo Ferro, Mar de Músicas, jazz en San Javier y otros. Hará falta imaginación y variedad para seguir atrayendo al público con fuerza. Me consta que así lo quieren los actuales responsables. Tienen una joya en sus manos para ello: pocos certámenes poseen tanta dimensión mediática y respeto general.
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