La vida que esconden nuestras ramblas
Nuestra Tierra ·
El cambio climático propagará estos hábitats ya abundantes en la Región, donde se les maltrata pese a su papel clave para contener avenidas y hasta en la obtención de medicinasGINÉS S.FORTE
Miércoles, 12 de mayo 2021, 18:11
¿De qué puede servir un río sin agua? Esta pregunta, inverosímil hace unas décadas, ya no extraña en nuestro esquema utilitarista actual, que no siempre parece capaz de vislumbrar lo importante tras el espejismo de lo urgente. Para no tener que esperar a entenderlo durante los estragos de la siguiente DANA, varios investigadores del Departamento de Ecología e Hidrología de la Universidad de Murcia (UMU) nos explican en estas líneas las claves de «uno de los sistemas más impactados del mundo», como los define la catedrática María Rosario Vidal-Abarca.
«Los ríos secos son maltratados por igual en todo el planeta y Murcia no es una excepción», explica la experta. «Al no transportar agua son vistos como inútiles e improductivos y, por tanto son despreciados por los gestores y por la población en general». Sin embargo, añade, «su desaparición o destrucción suponen un peligro para la población humana», sobre todo porque actúan de «vías de evacuación de las avenidas de agua», como los pasados episodios de DANA nos demostraron. Además constituyen un rico ecosistema que nos interesa preservar, aunque carezcamos de la más mínima conciencia medioambiental. Vidal-Abarca concreta que «más del 50% de las especies de plantas que viven en las ramblas de Murcia son utilizadas como medicinas naturales, bien directamente o bien en farmacología como principios activos para la elaboración de medicamentos». La gran presencia de plantas aromáticas que componen las comunidades vegetales de los ríos secos, «producen una amplia variedad de metabolitos secundarios (por ejemplo, fenoles), que son los principios activos para muchos medicamentos», explica la catedrática de Ecología e Hidrología.
Más de la mitad de las especies de plantas que viven en los ríos secos de la Región se emplean como medicinas naturales
«Los ríos secos contribuyen mucho más al bienestar humano de lo que nos imaginamos», asegura el investigador Néstor Nicolás, del citado departamento de la UMU. Sobre sus beneficios, detalla, «nuestros antepasados eran mucho más conscientes de su potencial que nosotros». Hasta hace pocas décadas eran muy utilizados para el cultivo de secano, el pastoreo, la recolección de plantas medicinales y aromáticas, la obtención sostenible de materiales de construcción (arena y grava, por ejemplo), como vías de comunicación, para el mantenimiento de animales de labor y en el secado de esparto, entre otros. «Este conocimiento [de nuestros antepasados] permitió convertir un ecosistema pobre a nivel productivo en un socioecosistema que permitía a la gente vivir únicamente a través de sus recursos proporcionando una cierta calidad de vida». Sin embargo, «actualmente este esquema se ha desdibujado por completo». Ahora, aclara, «es imposible (tampoco tiene sentido) volver al modo de vida de hace décadas, pero sí es útil recuperar técnicas, conocimientos y cultura olvidados que promuevan las contribuciones al bienestar humano», y cita conceptos como el manejo del agua, el de los cultivos, el de los agentes que evitan la erosión y el uso de las plantas autóctonas, entre otros.
«Su desaparición o destrucción supone un peligro para la población humana», advierte la catedrática Vidal-Abarca
En general, «aunque parece que estos ríos carecen de vida, lo cierto es que albergan una rica y diversa comunidad de organismos: desde microorganismos hasta vertebrados, tanto vegetales como animales, pero fundamentalmente de origen terrestre», continúa Vidal-Abarca. «En un estudio reciente sobre la vegetación de 51 ríos secos de la Región de Murcia, catalogamos un total de 71 especies diferentes que tienen características especiales». Entre su fauna, «que es básicamente de origen terrestre», destacan los invertebrados, principalmente hormigas, arañas, colémbolos y coleópteros. Pero también hay vertebrados: «Muchas especies de reptiles, aves y mamíferos», que encuentran aquí alimentos, lugares de reproducción y anidación, corredores para sus movimientos, escalas de migración y áreas de descanso y refugio. Es el caso, por ejemplo, de la tortuga mora del Mediterráneo ('Testudo graeca'), que utiliza los lechos arenosos de los ríos secos como lugares de anidación en el Sureste de España.
De momento, se lamenta Vidal-Abarca, «las administraciones públicas han prestado muy poca atención para proteger a los ríos secos, a pesar de que, probablemente y por efectos del cambio climático, cada vez tengamos más ríos secos con los que hay que convivir». Néstor Nicolás advierte de que, como consecuencia del calentamiento global, «es posible que muchos ríos con flujo permanente o intermitente se conviertan en ríos secos en el futuro».
Pese a su importante papel, y su creciente protagonismo, las ramblas (como no del todo acertadamente se conocen en la Región) sufren un desprecio global. «En general existe una laguna de gestión sobre los ríos secos a nivel mundial», apunta la doctora María Isabel Arce, que centra sus investigaciones principalmente en el papel de los ríos secos en el control de los balances de nitrógeno, «que suele ser problemático por usarse como fertilizante». Estos cauces, que nunca llevan agua excepto durante episodios de lluvias torrenciales, «tienen un papel relevante en los balances de nitrógeno y carbono del planeta y en la calidad del agua de lluvia que transportan y que puede afectar a cuerpos de agua permanente que se localizan aguas abajo», como ocurre en las ramblas del Campo de Cartagena y sus efectos sobre el Mar Menor. En este caso, concreta Arce, «pueden controlar la calidad del agua (normalmente agrícola) antes de que entre al Mar Menor, pero la verdad es que hay tanto fertilizante que aun así le llega muchísimo».
La escasa atención global que sufren las ramblas no se debe precisamente a su escasa presencia. En zonas áridas o semiáridas, como buena parte de la Región de Murcia, son más abundantes, admite Vidal-Abarca, pero ni mucho menos son exclusivas de áreas con escasez hídrica. «Los ríos secos se encuentran en todos los ámbitos climáticos de la Tierra, desde los desiertos hasta las regiones polares y desde las áreas montañosas hasta el borde del mar», señala la catedrática. «Los de Murcia no son diferentes, aunque tienen algunas singularidades propias», aclara, en referencia «al tipo de sustrato sobre el que se asientan» (salinos, silíceos o calizos, por ejemplo), lo que repercute en las distintas formas de vida que los pueblan.
Tres de las especies beneficiadas
Reserva de la Tortuga Mora
Cómo es: La 'Testudo graeca' raramente llega a los 30 centímetros de longitud y el kilo de peso. Distribución: Apenas se las encuentra en España en Murcia, Almería, Doñana y un pequeño enclave en Mallorca. Antigua presencia: Hay vestigios de su presencia en el Sureste ibérico de hasta 150.000 años.
Paraíso del tomillo
Qué es: 'Thymus vulgaris' es un ejemplo de las numerosas plantas medicinales con presencia en los ríos secos. Propiedades: Antisépticas y bactericidas, entre otras muchas. Distribución: Extendida, pero escasa en la mitad sur de la península ibérica.
Arena para el pegamoscas
Qué es: La 'Ononix natrix' tiene unos pegajosos tallos, capaces de atrapar polvo, semillas y pequeños insectos en el aire. Hábitat: Propia de zonas secas y arenosas, como los cauces sin agua. Distribución: En la Región es más abundante en el área de Águilas, Lorca y Puerto Lumbreras.
En el catálogo de grandes males que les afectan, todos de origen humano, «especialmente duras son las alteraciones físicas» a las que se les somete. El desarrollo urbanístico en el Sureste de España, denuncia la catedrática, ha llevado a ocupar total o parcialmente el lecho de estos ríos e incluso los ha eliminado del paisaje, lo que «provoca pérdidas materiales e incluso de vidas humanas durante las fuertes avenidas de agua». Además, continúa, son dañados por el paso de motos o quads «y sobre ellos se construyen carreteras, urbanizaciones, o de ellos se extraen [excesivas cantidades de] arenas y gravas, que, en definitiva, alteran profundamente la morfología del cauce y muchas funciones ecológicas como su capacidad para infiltrar el agua de avenida».
Un reciente estudio sobre 51 ríos secos murcianos catalogó 71 especies vegetales con características especiales
Tanto Arce como Nicolás han trabajado, con Vidal-Abarca liderando el equipo, en un estudio sobre este tipo de hábitats financiado por los antiguos ministerios de Economía, Industria y Competitividad, y Ciencia, Innovación y Universidades; dotado de fondos europeos Feder y con la participación de la Fundación Séneca-Agencia de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia. La investigación, reflejada en un artículo con el expresivo título de 'Reivindicando los ríos que nunca, o casi nunca, llevan agua', del último número de la revista 'Eubacteria', de la Facultad de Biología de la UMU, también ha contado con la participación de los especialistas del Departamento de Ecología e Hidrología de la UMU Rosa Gómez, María del Mar Sánchez-Montoya y María Luisa Suárez.
Con este trabajo, sus artífices nos muestran la importancia de unos espacios despreciados y maltratados, sobre los que estamos obligados a cambiar de percepción, por sano convencimiento o a la fuerza, como está ocurriendo en Los Alcázares, por ejemplo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión