Solo los coches, y poco más, preocupan al tejón

Un tejón en casa no pasaría desapercibido. Este mustélido en blanco y negro, por los colores de su pelaje y los únicos que son capaces de ver sus ojos, triplica el tamaño de los gatos adultos, y además es tan limpio como nuestros felinos. Sin embargo, al aire libre, donde vive, es muy difícil de encontrar, más allá de los ejemplares que con demasiada frecuencia aparecen atropellados en las carreteras. Sus desafortunados encontronazos con los vehículos humanos componen «una de las mayores causas de mortalidad de tejón en la Región de Murcia», lamenta Francisco Almansa, presidente de la asociación conservacionista Meles. Teniendo en cuenta que el nombre científico de la especie es 'Meles meles' se entiende que no es una especie más para esta organización que, además, nació del llamado Proyecto Tejón, volcado en la conservación del animal junto con el Grupo Scout Valle de Leyva y el Ayuntamiento de Alhama de Murcia.

Almansa destaca el papel en la dispersión de semillas de plantas con frutos de estos animales de hasta 15 kilos de peso y 80 centímetros de largo, sin contar su cola de otros 15 centímetros. Como ocurre con otros mamíferos de parecidas costumbres culinarias, el tejón favorece la «dispersión y colonización de zonas degradadas» con especies vegetales, e incluso puede tener «un papel destacado en la supervivencia de plantas amenazadas por el cambio climático», ya que «pueden dispersar las semillas a largas distancias, favoreciendo la expansión en nuevos entornos».

Sin embargo, pese al interés que despiertan, «no hay ningún trabajo realizado para saber cuántos tejones hay en la Región de Murcia». Lo más aproximado es un sondeo nacional que se realizó hace unos años «en el que participamos y del que pudimos comprobar que estaba presente en la gran mayoría a de las cuadrículas que se muestrearon», apunta el experto.

Se sabe que sus poblaciones son más abundantes en la mitad norte de la Comunidad Autónoma, principalmente en las sierras del Noreste, aunque también se le encuentra en la mitad sur, en sierras de Águilas, Lorca y Mazarrón. Y no tenemos muchos más datos.

Las esperanzas para conocer más detalles sobre las cifras que presenta esta especie están ahora puestas en el proyecto Encebra, que arrancó hace tres años para trazar un detallado atlas sobre la presencia de mamíferos en la cuenca del Segura, y en el que trabajan más de 120 personas. «Cuando se termine podremos tener un mapa de presencia de la especie, que confirmará lo que te he comentado, que está presente en toda la Región».

A la espera de conocer más sobre su población real, Francisco Almansa no cree de momento que los tejones precisen de una mayor protección en la Región, donde es una de las 24 especies de fauna consideradas 'de interés especial' en el catálogo de 'Fauna Silvestre de la Región de Murcia', al nivel del búho real ('Bubo bubo'), el águila real ('Aquila chrysaetos'), el halcón peregrino ('Falco peregrinus') y el gato montés ('Felis silvestris'). Esto no quiere decir que no esté rodeado de amenazas en estas tierras. Lo está, como apunta el experto: «Tenemos la constante pérdida de hábitat por nuevas roturaciones, cambios de cultivos, construcción de campos solares, etc; además de venenos, ahogamiento en balsas de riego, [muertes] por técnicas de control de depredadores, caza con perros de madriguera, ataques de perros y, por supuesto, atropellos».

Estos encontronazos con los vehículos en las carreteras son, de hecho, «una de las mayores causas de mortalidad de tejón en la Región». Solo los conejos y zorros, que son especies más abundantes, superan en número de atropellos que sufren los tejones en nuestra geografía, por delante de erizos y liebres, según los datos recogidos por la asociación Meles colaborando con un proyecto nacional sobre atropellos de especies.

¿Por qué se atropellan tantos?, se pregunta el propio Francisco Almansa antes de responder con «varios factores». Se trata, precisa, de «un bicho que se mueve fundamentalmente de noche, muchas veces suele utilizar las mismas rutas por donde se encuentra numerosas carreteras, caminos y autovías, la gran mayoría de ellas carentes de señalización de pasos de fauna y sin pasos inferiores, lo que les obliga a tener que cruzar». Si añadimos la poca visibilidad de la noche, los excesos de velocidad de los vehículos, la falta de mantenimiento en los vallados de las autovías y la frecuente obstrucción de los pasos bajo las carreteras, entre otros males, tenemos un cóctel de elementos fatales para este bicho gordito, perezoso y tranquilo, de cabeza triangular y ojos y orejas pequeñitos, sobre fondo negro los primeros y con las puntas blancas las segundas, como su cola y parte de la cara.

No hay datos precisos sobre la presencia de la especie aquí, pero «ya hay ubicaciones con datos suficientes como para considerarlos puntos negros de atropellos de tejón que se deberían de señalizar y tomar medidas para que no se sigan atropellando», concreta Almansa, que además es especialista en la restauración de ríos y el seguimiento ambiental de obras. Señalar adecuadamente estas zonas precisas se antoja fundamental para impedir más muertes de los animales, según la experiencia. El naturalista destaca el caso práctico de señalización en un paso de fauna ubicado en la carretera N340 entre Alhama y Totana, «que desde su instalación no se han detectado atropellos de tejones ni otros mamíferos grandes en la zona señalizada».

Entre tanto, no se aplican los medios para impedir estos atropellos, que «la mayoría de veces son muy sencillos», y no se tienen más datos sobre la presencia de los tejones por estas tierras (es fundamental «conocer los problemas que hay y tomar medidas para solucionarnos»), podemos hacer con ellos «lo mismo que con el resto de fauna y nuestro medio ambiente: respetarlos», concluye Almansa.

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