El enorme valor de los más pequeños
Iniciativas como los proyectos Semice o Encebra pondrán luz en la Región sobre los micromamíferos, a los que tradicionalmente se les ha considerado repulsivos pese a su papel clave hasta para nuestra propia existencia
GINÉS S.FORTE
Martes, 8 de junio 2021, 21:21
Vive rápido y deja un bonito cadáver. Lo que se dijo de James Dean, el pequeño actor de Hollywood fallecido en un accidente de coche en 1955 con 24 años, nos vale en el ecosistema para los micromamíferos. También ellos, pequeñitos, «viven rápido (alto metabolismo) y tienen una vida corta (menor a los dos años)», como apunta el coordinador nacional del proyecto de Seguimiento de los Micromamíferos Comunes de España (Semice), Ignasi Torre. Además, al igual que Dean, estos animalitos, con una media de 25 gramos, cumplen un papel estelar, aunque no en la pantalla, sino en la naturaleza. Y, de hecho, lo hacen muy alejados de los focos: apenas se les ve (la mayoría son nocturnos, para evitar a sus depredadores, y con frecuencia se refugian en galerías subterráneas que ellos mismos construyen). Pero se dejan notar: aparecen con frecuencia en las heces de grandes carnívoros y aves de presa, que en ocasiones también regurgitan los restos que no digieren (egagrópilas). Estos rastros demuestran su importancia en la alimentación de los «grandes bichos», como los llama Francisco Almansa, presidente de la Asociación para el Estudio y Conservación de la Naturaleza Meles, colaboradora en la Región de Murcia del programa Semice.
Es una ironía que apenas se les haya estudiado más que a través de las deposiciones de otros animales, «más vistosos, simpáticos y de los que se venden mejor los proyectos» científicos, explica Almansa. Es una 'fama de m...' para unos seres, los micromamíferos, que cumplen, sin embargo, un importante papel medioambiental. Son grandes dispersores de semillas, al punto de que con su comportamiento están directamente «permitiendo la expansión de los bosques», como apunta Torre. Resultan claves para el control de plagas (algunos consumen en insectos el equivalente a su peso al día). E incluso resultan útiles como indicadores del estado de los ecosistemas: «El método de seguimiento de sus poblaciones es excepcional para el cambio climático», afirma la doctora Iluminada Pagán, coordinadora del programa Semice dentro de Meles.
Los investigadores Ángel y Miguel Tórtola (padre e hijo figuran entre los estudiosos de estos animales que hay en la Región) destacan la capacidad de los micromamíferos para «sostener una elevada biodiversidad de reptiles, aves y mamíferos especializados en su captura», lo que no constituye un tema menor: «Se trata de un complejo equilibrio entre las poblaciones de unos y otros, que cuando se rompe puede perjudicar los intereses del ser humano, por ejemplo con daños a la agricultura».
Los micromamíferos contribuyen a un equilibrio que, si se rompe, puede causar daños en el agro
Olvidados
Pese a todo, el de los micromamíferos «siempre ha sido un grupo olvidado por la Administración, lo que ha originado que se invierta nada o casi nada» en ellos, resume Almansa. «La dificultad para diferenciar las distintas especies, el desconocimiento de sus características y la discreción de sus costumbres, con hábitos nocturnos difíciles de observar, hacen poco atractivo su estudio», añade Ángel Tórtola. Su mala, e injusta, fama entre el público en general tampoco ayuda: «Tradicionalmente se han considerado animales repulsivos, o bien plagas», explica Tórtola. A todo ello se añade que su estudio «precisa una inversión económica importante», avisa Almansa en referencia en buena medida a lo esquivos que son y a la necesidad de «revisar dos veces por día las trampas para evitar causarles más estrés del necesario».
En este contexto, concluye Pagán, «no hay mucha información sobre estas especies en la Región de Murcia, al igual que sucede en otras comunidades en España». Afortunadamente, señala Miguel Tortosa, «actualmente el panorama está cambiando». El proyecto Encebra, por ejemplo, en el que trabajan más de un centenar de personas para elaborar un mapa de los mamíferos de la cuenca del Segura, está desde 2019 aportando luz sobre la presencia de estas especies en la Región.
Más específicamente, las investigaciones acometidas en el marco del apuntado programa Semice tienen una especial importancia. Dentro de este proyecto, la Asociación Meles lleva desde 2018 tomando muestras dos veces al año de una estación fija emplazada en el espacio protegido de Saladares del Guadalentín, lo que ha permitido detectar una importante presencia de lirón careto ('Eliomys quercinus'). Ahora, además, se va a establecer otra estación fija en el Parque Regional de Sierra Espuña.
Su comportamiento está directamente «permitiendo la expansión de los bosques», apunta Ignasi Torre, del proyecto Semice
Los micromamíferos comprenden dos órdenes taxonómicos muy diferentes, aunque con rasgos comunes derivados de su pequeño tamaño. Por un lado están los insectivoros ('Eulipotyphla', de los que el proyecto Encebra ha identificado seis especies en la cuenca del Segura) y por otro los roedores ('Rodentia', con 12 especies localizadas por los mismos investigadores). Solo estos últimos ya agrupan al 42% de todos los mamíferos conocidos. «Son los más numerosos tanto en individuos como en diversidad», explica el coordinador de Semice, Ignasi Torre, sobre este orden que agrupa a 2.300 especies, con «gran variedad de formas y tamaños» (en la Región encontramos desde topillos de Cabrera, 'Iberomys cabrerae', hasta erizos morunos, 'Atelerix algirus', por citar dos).
Encontrar sus restos en las deposiciones de predadores mayores resulta muy útil para la ciencia, pero no es algo que haga sentir especialmente bien a los micromamíferos. Así que, tratando de evitar tan oscuro destino, la mayoría son nocturnos. Con tanto enemigo conviene no despistarse, por lo que la mayor parte de los roedores y todas las musarañas no hibernan, lo que les lleva a «un elevado desgaste metabólico que les pasa factura acortando su vida», detalla Torre. Unas pocas especies sí lo hacen, «y tienen una esperanza de vida más larga». Es el caso de, cómo no, los lirones ('Gliridae'), entre cuyos taxones tenemos en la Región uno especialmente bonito, el citado lirón careto, dotado de un antifaz en su pelaje que le da nombre y un cierto aire de pillo enmascarado de los antiguos tebeos.
Seis especies de nuestros campos
Rata de agua ('Arvicola sapidus')
No es una rata. Está emparentada con los topillos ('Arvicolidae'). En la Región se encuentra en los escasos cursos de agua bien conservados. Llegó a poblar la Huerta de Murcia, hasta principios del siglo XX, y fue desplazada en gran parte por la rata parda. A. Tórtola / Alfons Raspall
Topillo de cabrera ('Iberomys cabreae')
Es el roedor más escaso en la Región, donde, al igual que la rata de agua, está amenazado por la pérdida de hábitat a causa de la intervención humana. Es un endemismo de la península ibérica con pequeños enclaves en el Noroeste y el Altiplano. Semice / Alfons Raspall
Lirón careto ('Eliomys quercinus')
Es uno de los roedores más llamativos, y más desconocidos, de la Región. Se conoce poco de su biología y ecología. Abunda más en zonas de mosaico de cultivo de secano tradicional. Existe una población importante en los Saladares del Guadalentín. A. Tórtola / Alfons Raspall
Musgaño enano ('Suncus etruscus'
Es el mamífero más pequeño del mundo, con unos dos gramos. Tiene un metabolismo muy acelerado. Su corazón late a 1.200 pulsaciones por minuto y necesita comer constantemente (dos veces su peso al día). Se encuentra en gran parte de la Región. Trebol-a Wikipedia / Miteco
Musaraña gris ('Crocidura russula')
Parece un ratón, pero pertenece a un grupo de mamíferos totalmente distinto. Para transportar a sus crías, ya crecidas, una cría se sujeta a su madre mordiendo la base de la cola, la siguiente muerde la cola de su hermana, y así sucesivamente. I. Torre / Alfons Raspall
Ratón de campo ('Apodemus sylvaticus')
De mayor tamaño que los ratones del género 'Mus'. Con prominentes ojos y orejas. Habita zonas de vegetación natural y tierras cultivadas, pero necesita áreas cercanas no alteradas, por lo que es más escaso que los otros dos ratones de la Región. I. Torre / Alfons Raspall
En general, explica Ángel Tórtola Sánchez, «su biología es asombrosa», y destaca algunas «estrategias de supervivencia muy originales», como la del musgaño enano ('Suncus etruscus'), que apenas pesa un par de gramos encerrados en un «metabolismo que desafía los límites de la vida para un mamífero». O los ratones, con «capacidades reproductivas increíbles». «No en vano», continúa el experto, «son los animales de laboratorio por excelencia», con lo que se contribuye «extraordinariamente en numerosos avances médicos, por ejemplo en las vacunas».
Contra las plagas
De lo poco que se sabe todavía de estos pequeños mamíferos hay algo que está muy claro, apunta la doctora Iluminada Pagán: «Son especies más beneficiosas para los ecosistemas que dañinas, como siempre se había pensado». Destacan su función de depredación sobre invertebrados, evitando plagas; su papel como dispersores de semillas y su presencia indicadora de la buena salud del ecosistema, con lo «que nos pueden ayudar a estudiar el efecto del cambio climático sobre los mamíferos, además de ser la dieta fundamental de muchos depredadores». Miguel Tórtola destaca cómo «especies tan emblemáticas como las rapaces nocturnas y diurnas (búhos, lechuzas, águilas, cernícalos, etc.) y carnívoros como ginetas, garduñas, gatos monteses, comadrejas, tejones e incluso linces, obtienen gran parte de su sustento gracias a las poblaciones de micromamíferos». De facto, explica Ignasi Torre, «los micromamíferos comunes representan una parte relevante de la biomasa animal en los ecosistemas terrestres», ya que «su alta capacidad reproductiva les permite transformar la biomasa del alimento que consumen (vegetales, invertebrados) en comida para carnívoros y rapaces».
Pero por muy protagonistas que sean de la salud de nuestros ecosistemas y por muy rápido que vivan y lo bonito que queden para los investigadores los cadáveres que dejan, la memoria que guardamos de ellos (aún considerados por muchos como «animales repulsivos») está muy lejos de la de James Dean en Hollywood. Y eso que debemos nuestra existencia a la capacidad de conservación de los antiguos micromamíferos que sobrevivieron a los dinosaurios. Desde que Walt Disney dio el máximo protagonismo a un ratón, ya no les hemos vuelto a saber valorar.
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