Recuperar el Chícamo
La Confederación Hidrográfica del Segura prepara tres años más de trabajos para recobrar el esplendor de la única reserva natural fluvial que existe en la Región de Murcia
El río Chícamo es un cauce único. Este curso de agua mineralizado que transcurre por tierras abanilleras sorprende por su corriente permanente en un entorno de extrema aridez. «Estamos ante una joya de río, nuestra única reserva natural fluvial en la Región» (en todo el país hay 135), destaca el jefe de Servicio de Estudios Medioambientales de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), el ingeniero de montes Eduardo Lafuente. El singular encanto de este espacio, de nueve kilómetros de cauce y en ocasiones esculpido en las agrestes piedras de la 'Palestina murciana', como se cita con frecuencia al paraje, ha atraído «en los últimos años un 'boom' de visitantes», advierte el especialista. «Es un ecosistema muy frágil», insiste, «por lo que hay que pedir el mayor respeto a la gente que se acerque a él».
Si la visita masificada de admiradores de las maravillas del lugar le está afectando, las de quienes ni tan siquiera tienen en consideración el singular valor del árido entorno en el que se enmarca el río, pueden acabar destruyendo la zona. Lo explica el hasta hace unos días director general de Medio Natural de la Región de Murcia, Fulgencio Perona: «La frecuente consideración de las ramblas y saladares como terrenos improductivos, hace que sean utilizados tradicionalmente como puntos de vertido de todo tipo». Así lo apuntó el alto cargo de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca, Medio Ambiente y Emergencias hace unas semanas en una visita al lugar en el contexto de unas actuaciones de mejora del Paisaje Protegido del Humedal del Ajauque y Rambla Salada (unos kilómetros al sureste) y el propio río Chícamo. «La mayor parte de estos vertidos se localizan junto a las vías de comunicación debido a la mayor facilidad de acceso, y están ligados a productos de desecho generados en las principales actividades socioeconómicas del entorno».
ACTUACIONES EJECUTADAS EN EL TRAMO
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Eliminación de especies invasoras ('Arundo donax') mediante sombreado con polietileno en zonas dominadas por cañaveral.
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Eliminación de especies invasoras ('Arundo donax') mediante desbroce reiterado en zonas con presencia de especies autóctonas.
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Plantaciones para regenerar/potenciar hábitats de interés.
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Construcción de una estación de aforo para la medición de caudales ordinarios y estudiar los efectos del cambio climático.
Este es un problema que se da ante todo en el humedal, no tanto en el propio Chícamo, que en todo caso se ve afectado por todo lo que ocurre a su alrededor. Sobre todo por la intervención de la mano del ser humano, que no siempre es negativo.
«Prácticamente ya no quedan ríos así de bien conservados en la Región», advierte Eduardo Lafuente, de la CHS
En la zona, por ejemplo, existe un palmeral de origen antrópico, «que constituye un hábitat extremadamente raro», apunta Lafuente. Pero el gran valor del Chícamo es que todavía mantiene su esencia. «En la Región de Murcia ríos de este tipo bien conservados prácticamente no quedan», se lamenta el ingeniero de montes. «Casi todas las surgencias y manantiales que todavía existen tienen uso casi directo (regadío y en algunos abastecimiento) y en otros casos directamente hace décadas que, debido a la sobreexplotación de acuíferos, han desaparecido». La clave de que el paisaje del río abanillero haya perdurado está en que la toma del regadío se efectúa aguas abajo del llamado estrecho del Cajer, una espectacular garganta de hasta dos metros de ancho y 40 de profundidad. Esta circunstancia, precisa, permite «que el río se salve y pueda discurrir libremente».
Para ayudar a su supervivencia y recuperar el esplendor natural que la presión humana ha puesto en peligro, la CHS ha acometido durante los dos últimos ejercicios (de 2019 a 2021) una serie de trabajos a lo largo de unos 750 metros de cauce, en un área total de aproximadamente 2,5 hectáreas. No es una actuación única, sino que se espera que tenga continuidad con otra de mayor entidad (600.000 euros frente a los casi 130.000 empleados hasta ahora) en un proyecto más ambicioso que tiene entre sus claves la recuperación del fartet ('Aphanius iberus'), uno de los vertebrados ibéricos en mayor peligro de extinción, y en el que también se prevé la implicación de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (CARM), con la que Lafuente afirma que están «actuando coordinadamente», al igual que con el Ayuntamiento de Abanilla, y en «muy buena sintonía». La CARM, a su vez, desarrolla iniciativas como la señalada que también se desarrolla en Ajauque y Rambla Salada, y que está presupuestada en cerca de 39.000 euros.
El regadío no toma agua hasta pasado el estrecho del Cajer, con hasta 40 metros de profundidad, lo que ha salvado este curso de agua
De momento, los trabajos de la CHS, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, se ha concentrado particularmente en la eliminación de las cañas ('Arundo donax') que invaden los márgenes del río, mediante desbroces, retiradas de rizomas y la instalación de láminas de polietileno que impidan su crecimiento, con vistas a recuperar el bosque de ribera y conseguir la mejora ambiental de la zona. Para la próxima acometida, en la que ahora se está tramitando un contrato de tres años completos de duración sobre un área que además se amplía desde el cañón del Cajel hasta el azud ubicado a la altura de la pedanía del Tollé, pasando por el paraje de la Umbría, se suma el control de especies invasoras, como el cangrejo americano ('Procambarus clarkii') y la gambusia ('Gambusia affinis'), que se retirarán manualmente empleando nasas a modo de trampas; la citada recuperación del fartet; la supresión de infraestructuras obsoletas, como conducciones en desuso y arquetas, que serán cerradas para impedir además que se produzcan caídas y se usen como vertederos de basura; el mantenimiento de plantaciones de proyectos anteriores, a los que se añadirán nuevas actuaciones en esta línea para recuperar y potenciar hábitats de interés, y la «realización de actividades de voluntariado y fomento de la custodia del territorio», resume Lafuente.
El jefe de Estudios Medioambientales de la CHS incide en «la recuperación de charcas preexistentes que se han colmatado de sedimento y la creación de otras nuevas para ampliar el hábitat del fartet y favorecer su reproducción». Este endemismo ibérico está muy influida por las actividades humanas, que en los últimos años le ha llevado a reducir sus áreas de distribución hasta el punto de que «actualmente se encuentra en peligro crítico, por lo que es necesaria la adopción de medidas encaminadas a mantener y mejorar sus hábitats». En este punto resulta importante la mencionada retirada de cangrejos americanos y gambusias, para impedir que depreden al arrinconado fartet, sobre todo cuando apenas es un alevín.
Más allá de los 800.000 euros de fondos públicos que se están invirtiendo para recuperar el esplendor del tesoro natural que es el río Chícamo, los expertos aluden constantemente a la necesidad de invertir en las conciencias privadas para que la posteridad del cauce y su entorno quede en manos de todos.
Con esta premisa el próximo lunes, con motivo de las jornadas nacionales de Reservas Naturales Fluviales, que cada año convoca el ministerio, la Demarcación Hidrográfica del Segura ha elegido este enclave como protagonista, lo que implica unas visitas didácticas con escolares de la zona. En sus manos quedará la supervivencia y, si entre todos lo hacemos bien, el disfrute la única reserva natural fluvial en la Región.
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