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Con inversa inclinación con la que el alzacola rojizo ('Cercotrichas galactotes') eleva al cielo sus plumas timoneras, se desploma, en contraste, su presencia en nuestros campos. Los 90 grados de su cola enaltecida, coinciden siniestramente con el 90% de reducción que la especie ha protagonizado en España en apenas seis años. En la Región de Murcia, donde llegó a ser muy común y conocida por la gente del campo, el dato es peor. El investigador Germán López Iborra, del departamento de Ecología del Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio Ramón Margalef (Universidad de Alicante), atribuye a nuestro territorio, junto a Alicante, la mayor reducción de todo el país: el 98%, como se evidencia comparando los datos del primer censo que la Sociedad Española de Ornigolotía (SEO/Birdlife) elaboró sobre el alzacola, en 2004, con los del último, que acaba de ver la luz con registros recogidos en 2020.
López Iborra, autor principal y coordinador del trabajo, atribuye este «declive alarmante» sobre todo a «los cambios en la agricultura», que han trastocado los antiguos paisajes en mosaico por monocultivos intensivos. La proliferación de urbanizaciones y de plantas fotovoltaicas se suman a un panorama que aboca a la extinción de un ave, que, como los canarios que se introducían en las antiguas minas, nos está avisando así de que algo no anda bien en el medio.
Hasta hace unas décadas, el alzarrabo, como también se le conoce vulgarmente, abundaba por estas tierras, según recogió Ánguel Guirao en su 'Catálogo metódico de las aves observadas en una gran parte de la provincia de Murcia', fechado en 1959. También en los años 1970 y 1980 seguía muy presente. Sin embargo, a día de hoy, «Murcia tiene una de las poblaciones más escasas de alzacola de España», de acuerdo con el extenso monográfico (más de 140 páginas) que le ha dedicado SEO/Birdlife. Apenas se estiman 136 parejas, el 1,6% de la población de todo el país.
Su desaparición en la Región alerta a las comunidades donde ahora más abunda (Andalucía y Extremadura) de lo que les va a ocurrir, ya que en ellas, explica López Iborra, «los viñedos y olivares tradicionales se están sustituyendo por formas de explotación muy intensivas que no son favorables para el alzacola». El viñedo, en particular, se antoja como su «hábitat óptimo a juzgar por las densidades que llegó a alcanzar en el pasado».
En el caso de la Región de Murcia, el biólogo de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), Jorge Sánchez, coautor del capítulo dedicado a este territorio en el nuevo censo, evidencia cómo «la población murciana de alzacola lleva sufriendo un declive pronunciado desde la década de los 70-80, con la llegada del Trasvase Tajo-Segura». En ese momento, incide, «se cambió el sistema de producción agrícola dominante, eliminándose grandes superficies de agricultura de secano y pasando a implementarse de manera general una agricultura intensiva».
Entre los cambios de usos agrarios que parecen haber sentenciado a este paseriforme también se incluye la desaparición del pastoreo en amplias área de la Región, «pues muchas de las zonas en las que perdura tienen en común la presencia de rebaños ovinos y/o caprinos», según recoge el monográfico nacional en el apartado sobre Murcia. Las severas sequías que en los años 70 y 80 afectaron a las zonas de invernada de la especie del Sahel se apuntan como otro posible factor que también ha podido contribuir a su declive especialmente en Murcia y Alicante.
Desde la Dirección General de Medio Natural de la Región explican que, en la actualidad, «se desconoce la situación regional de la especie al margen de la información recogida en trabajos de ámbito nacional». Al mismo tiempo precisan que «en estos momentos no están previstas otras medidas de protección adicionales de esta especie», más allá de las contempladas para todo el país. Por su parte, el Ministerio para la Transición Ecológica no la incluye como especie objetivo en su 'Estrategia de conservación de aves amenazadas ligadas a medios agro-esteparios en España', aunque sí recuerda que es una especie catalogada como »vulnerable', por lo que requiere una atención especial».
Fuentes de la misma dirección general, dependiente de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, añade que en aquellos estudios ornitológicos «incluidos en estudios de impacto ambiental sobre proyectos, aparece la especie en zona a transformar, y se pide en informes emitidos desde la Subdirección General que se guarde una superficie suficiente para la permanencia de la especie en la zona».
El nuevo censo nacional de SEO/Birdlife recuerda que el alzacola «está recogido como objetivo de conservación en algunas áreas protegidas». Y, añade, «particularmente se recoge la relevancia de la especie en el Plan de Gestión y Conservación de la ZEPA de Almenara, Moreras y Cabo Cope (Decreto nº 299/2010) y se recogen medidas para su conservación». Sobre este punto ANSE, que forma parte del grupo de trabajo nacional que ha elaborado este trabajo en colaboración con la Universidad de Alicante, denuncia las agresiones que todavía inciden sobre las escasas poblaciones que aún se cuentan en la Región.
Y cita las roturaciones que se han hecho este mismo año en el área de la Marina de Cope, entre Lorca y Águilas. En esta última, la población de alzacolas sí ha logrado mantenerse de manera estable, y ahora alberga el mayor número de parejas reproductoras de la comunidad. Sin embargo, con la llegada de invernaderos y cultivos intensivos a la zona, «será cuestión de tiempo que terminen por desaparecer si no se respeta la vegetación natural y se sigue alterando el hábitat que ocupan».
Para tratar de revertir la situación, ANSE pide la actualización de la ley autonómica que protege a la fauna silvestre, de 1995, y la recatalogación de la especie, de modo que se tengan en cuenta las estimaciones reales para poder «frenar el daño antrópico que tanto está afectando a las pocas parejas de alzacola que tenemos en la Región de Murcia».
«Si no se toman medidas, la especie se extinguirá en un futuro muy cercano en las provincias donde es más escasa, como Murcia, Alicante y Almería», advierte el experto López Iborra. Para evitarlo, añade, «debería catalogarse como en peligro de extinción a nivel regional urgentemente», de modo que puedan aplicarse medidas más severas para la conservación de este pajarito marrón que debe su nombre al continuo movimiento vertical de la cola, «que actúa como un sistema de señalización todavía no bien entendido por los ornitólogos».
Quizá con esta costumbre nos ha estado avisando de su presencia en el campo, de modo que ahora, que casi ha desaparecido, debería resultarnos más evidente que algo anda mal en el medio. Al igual que ocurría con la muerte de los canarios en las minas.
Este 2022 es el año del alzacola. Así lo ha establecido la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife), que ha elegido a esta ave, de menos de 30 centímetros de envergadura y unos 15 de longitud, «para poner de manifiesto las amenazas que pesan sobre ella». El experto Germán López Iborra apunta que el 'Cercotrichas galactotes' pertenece a un grupo reducido de especies africanas (solo cinco en el género) que habitan ambientes secos. De ellas únicamente el alzacola rojizo ha conseguido colonizar áreas mediterráneas de Europa, en la Península Ibérica y en los Balcanes, principalmente en Grecia, donde existe una subespecie distinta que también se encuentra en la actualidad un declive muy pronunciado.
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