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Visitantes en el promontorio del Faro del Cabo de Palos. JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ / AGM
Nuestra Tierra

Arranca la recuperación del hábitat de Cabo de Palos

Este otoño comienzan los trabajos del proyecto liderado por ARBA-Cartagena-La Unión para restaurar durante dos años el entorno natural del faro, que se convertirá en un núcleo productor de semillas que ayudarán a regenerar otras áreas cercanas

Martes, 25 de octubre 2022, 03:15

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Los más de medio centenar de metros a los que se alza desde su base el Faro de Cabo de Palos se proyectan hacia el mar para advertir a los navegantes de que ahí comienza el terreno firme. Desde tierra, los alrededor de 30 metros a los que se eleva el promontorio sobre el que, a principios de la segunda mitad del siglo XIX, se construyó el actual edificio parecen avisar, a su vez, de que aquí viene a fundirse con el mar la sierra litoral de Cartagena, que casi cuatro kilómetros después vuelve a emerger brevemente, en las islas Hormigas, como para dar un último saludo. En esta pequeña elevación pegada a la línea de costa se han asentado en los últimos 3.000 años fenicios, romanos, musulmanes y cristianos, y desde hace muchísimo más tiempo cambrones, orovales, bojas barrilleras, palmitos, cornicales, lentiscos, margaritas marinas y lechugas de mar, entre otras plantas, iberoafricanas en muchos casos, y también endémicas, en otros.

Los antiguos fenicios y romanos ya no van a volver, por mucho que nos lo propongamos, pero las especies que siempre han habitado el lugar sí pueden regresar si nos empeñamos. Esa es la tarea a la que se ha encomendado un grupo de voluntarios de la Asociación para Recuperación del Bosque Autóctono, ARBA-Cartagena-La Unión, con el apoyo de la Autoridad Portuaria de Cartagena, propietaria del terreno. El proyecto recoge una serie de actuaciones hasta el verano de 2024 sobre las algo más de cinco hectáreas del promontorio sobre el que se asienta el faro (dentro de la parcela 9506 del polígono 35, de casi 13 hectáreas) y en unos 4.000 metros cuadrados de terrenos aledaños, más al sur, en el denominado El Farallón. En este último caso, los trabajos se van a acometer «a petición de los vecinos de la zona», explica José Luis Sánchez, presidente de la organización conservacionista, que detalla que el lugar «se estuvo utilizando como aparcamiento y por los jóvenes para hacer botellón los fines de semana». De ahí que «esté arrasado», se lamenta: «Está totalmente erosionado y no hay prácticamente vegetación».

AMIGAS Y ENEMIGAS

Cambrones

Cambrones

La 'Lycium intricatum' es una de las dos iberoafricanas que convierten a éste en un hábitat singular. Supone el 30% del total de los ejemplares plantados.

Escilas

Escilas

La 'Scilla obtusifolia' es una bulbosa protegida por la legislación de la Región que exige una actuación quirúrgica para no dañarla al retirar invasoras.

Bojas barrilleras

Bojas barrilleras

La 'Salsola oppositifolia' es una de las tres estructurantes de este hábitat, con el cambrón y el oroval. Supone el 20% de los ejemplares plantados.

Piteras

Piteras

La 'Agave americana' es una invasoras que se van a eliminar del Faro de Cabo de Palos, donde llega a ser abundante.

Uñas de gato

Uñas de gato

La 'Carpobrotus edulis' resulta abundante y tupida en la ladera de levante, donde invade unos 700 metros cuadrados

Opuntias

Opuntias

La norteamericana 'Oppuntia ammophila' también forma parte del catálogo de especies que el proyecto quiere erradicar

En la primera área de actuación, la del promontorio, la primera medida pasa por erradicar las especies invasoras que han colonizado el espacio. La construcción a mediados del siglo XVI de una torre vigía en este lugar únicamente trató, y consiguió, persuadir a los piratas berberiscos de continuar con sus incursiones. Sin embargo, nada logró, ni se propuso, contra especies vegetales como la 'Agave americana', la 'Lantana camara', la 'Aloe maculata', la 'Cylindropuntia', la 'Opuntia ammophila', la 'Opuntia ficus-indica', la 'Crassula ovata', la 'Aptenia cordiflora', la 'Disphyma crassifolium', la 'Carpobrotus edulis', la 'Acacia saligna' y la 'Oxalis pes-caprae', que se han enseñoreado del lugar, impasibles a la construcción de defensas de costa y sistemas de aviso a navegantes que se han ido levantando aquí, y quitando espacio a los taxones autóctonos.

El resultado será una arbusteda de alto valor ecológico, alimento y refugio de la fauna, y resistente al cambio climático

En el espacio más meridional, en cambio, la mano humana ha sido más proactiva a lo largo del tiempo con la vegetación, a la que, de hecho, ha eliminado casi por completo al habilitar un aparcamiento no regulado que ha dejado fuera de combate la funcionalidad ecológica del suelo.

Ahora, en ambos casos, es esa midms mano humana la que puede recomponer los valores naturales perdidos para restituir las especies autóctonas que poblaron estos espacios. Tras la citada retirada de alóctonas invasoras, particularmente en la primera área de actuación, y tras reacondicionar el sustrato de la segunda, ahora muy apelmazado por los vehículos que la ocupaban, los trabajos se centran ahora en la plantación de autóctonas.

Los terrenos forman parte de «un hábitat particular del sureste peninsular por la presencia de dos especies iberoafricanas singulares en el contexto europeo: 'Lycium intricatum' y 'Withania frutescens», de acuerdo con la propuesta de ejecución del plan de ARBA-Cartagena-La Unión. Se trata de un hábitat conformado por algunas especies vegetales adaptadas a la presencia de una determinada cantidad de sal en un suelo con una elevada nitrificación, consecuencia de la proximidad del mar, en el primer caso, y de las deyecciones de las aves marinas, en el segundo.

Áreas de invasoras que se contempla retirar en el proyecto. ARBA

Precisamente la cantidad de nitrógeno y de sal en el terreno es lo que determina la mayor o menor presencia de unas plantas sobre otras. Siguiendo estas premisas, se ha optado por distribuir hasta 800 ejemplares entre cambrones ('Lycium intricatum'), orovales ('Withania frutescens'), bojas barrilleras ('Salsola oppositifolia'), palmitos ('Chamaerops humilis'), cornicales ('Periploca angustifolia'), lentiscos ('Pistacia lentiscus'), espinos negros ('Rhamnus lycioides'), arrascaviejas ('Launaea arborescens'), siemprevivas amarillas ('Helichrysum stoechas'), margaritas marinas ('Asteriscus maritimus'), acebuches ('Olea europaea') y lechugas de mar ('Limonium cossonianum'). Aunque los responsables de la iniciativa dejan la puerta abierta a considerar cambios en este reparto de especies que pueda considerar la Dirección General de Medio Natural.

Esperar permisos

Los trabajos arrancan este mismo otoño en los espacios en torno a Cala Túnez, justo al oeste del faro, y El Farallón, para los que ya se cuentan con los correspondientes permisos. Sin embargo, aún no es posible acometer ninguna actuación en los terrenos inmediatos al faro, ya que es un espacio dependiente de la Dirección General de Costas considerado Bien de Interés Cultural, lo que obliga a una autorización expresa del Ministerio de Cultura que aún no ha llegado, aunque se presentó hace alrededor de un año, según recuerda José Luis Sánchez, de Arba-Cartagena-La Unión. En todo caso, aclara, «como es un proyecto de dos años, ahora vamos a empezar por las zonas en las que sí tenemos autorización», previendo que en el área del faro se podrá actuar quizá el próximo ejercicio.

Romanos y fenicios ya no volverán aquí, pero las especies autóctonas lo pueden hacer, con ayuda

De momento, por tanto, aún no es posible comenzar a retirar la «ingente cantidad de especies de flora alóctona» que acompaña al faro, y que en la propuesta de eliminación de invasoras y restauración de este entorno se apunta que se trata de «prácticamente todo el catálogo posible en el sureste», como las mencionadas 'Agave americana', 'Lantana camara' y 'Aloe maculata', por ejemplo.

Se da la circunstancia de que en la zona de acceso a Cala Túnez ya se acometió hace unos años un proyecto de restauración forestal. Se suprimieron invasoras como la 'Acacia saligna', principalmente, que, sin embargo, están volviendo a brotar, ya que sus raíces no fueron eliminadas correctamente. Además, no llegaron a retirarse las mangueras del riego por goteo instaladas para nutrir a las especies autóctonas que fueron plantadas, y allí siguen. De ahí que estos terrenos también se hayan incluido en la nueva actuación, en la que se pretende acometer los trabajos de forma más profunda y con más garantías.

Una vez concluidas las labores previstas hasta 2024, «el resultado final sería una arbusteda compleja, de alto valor ecológico, generador de alimento y refugio para la fauna local y resistente al cambio climático», de acuerdo con sus artífices.

Además, precisan, si se completa como está previsto todo el proyecto, este matorral «actuaría en el futuro como un núcleo generador de semillas», de modo que ayudará a la recuperación natural de otras áreas cercanas. Es decir, como hace un foco de luz, que parte de un punto para iluminar más allá. O un faro, que ayuda a los navegantes a grandes distancias. De ahí el nombre de 'Faro de Biodiversidad' que recibe el proyecto, y que incluye la limpieza de la zona, la difusión de sus valores naturales a través de carteles y otros medios informativos, y la creación de un espacio de esparcimiento natural para los vecinos en El Farallón.

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