Fragmento de la Capa Negra, en Caravaca de la Cruz. | Detalle del nivel rojo-amarillento que marca el límite Cretácico-Terciario y que contiene diversas evidencias de impacto meteorítico. | Ejemplar de Zoophycus, estructura de bioturbación del sedimento originada por invertebrados. UMU

La capa negra de superhéroe geológico que viste Caravaca

Nuestra Tierra ·

La Región prevé una serie de actuaciones para conservar el enclave, declarado hace seis meses Monumento Natural, y que dio origen a la teoría confirmada de que un meteorito acabó con los dinosaurios hace 65,5 millones de años

Martes, 17 de mayo 2022, 02:35

Al igual que un tronco partido nos dice la edad y los periodos más halagüeños o aquellos de mayores sequías por los que ha pasado ... un árbol, la tierra seccionada puede testificar sobre los principales acontecimientos del planeta. Basta el uso de una sierra para que la planta nos cuente su vida. Sin embargo, hacer hablar al planeta es algo más complejo. Afortunadamente, en algunos escasísimos enclaves las capas del terreno se han abierto para evidenciarnos que hubo una vez, hace 66,5 millones de años, que el suelo se oscureció y se llenó de elementos químicos de procedencia extraterrestre, lo que solo pudo haber ocurrido por el impacto de un gran meteorito.

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Ese momento coincide con una de las extinciones más severas de la historia del planeta, la que acabó con la vida de los dinosaurios y la de la mayoría de especies de los otros grupos, tanto marinos como terrestres. Para la comunidad científica la conexión entre ambos acontecimientos ya les resulta blanca y en botella, para nosotros la cosa se muestra negra y en Caravaca. En este municipio, en el llamado Barranco de Gredero, al suroeste del casco urbano, se asoma al mundo una franja de material arcilloso oscuro de entre 7 y 10 centímetros de espesor, en un espacio de unas 24 hectáreas, que incluye una lámina milimétrica muy característica, de tonalidad rojiza, con una concentración anormalmente elevada en iridio y otros elementos químicos que no se encuentran en el globo que habitamos, sino que han llegado hasta aquí desde el espacio: «Lo que demuestra la teoría del impacto del gran meteorito sobre la superficie terrestre».

Fragmento de la Capa Negra, en Caravaca de la Cruz. UMU

Lo explica entusiasta el director general de Medio Natural, Fulgencio Perona, dependiente de la actual Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca, Medio Ambiente y Emergencias, al hablar de este singular lugar de interés geológico que hace seis meses fue declarado Monumento Natural de la Región de Murcia. Solo otros tres enclaves murcianos han alcanzado esta cateoría (el Monte Arabí, en Yecla; las Gredas de Bolnuevo, en Mazarrón, y la Sima de la Higuera, en Pliego). Pero se necesita levantar la mirada mucho más allá de los límites de la Región para entender la importancia de este espacio singular en el que está grabado con claridad el paso del Cretácico y el Terciario (ahora conocido como Paleógeno), y que «ha sido catalogado como uno de los lugares de interés geológico más importantes de la Región de Murcia y del mundo», como apuntan los geólogos Antonio del Ramo Jiménez y Francisco Guillén Mondéjar.

Hay que mirar mucho más allá de la Región para entender la importancia de este espacio de relevancia mundial

Fue exactamente aquí, en este paraje a algo más de tres kilómetros del casco urbano de Caravaca de la Cruz, donde se obtuvieron las evidencias que dieron pie, en 1980, a la primera publicación sobre la existencia de una capa oscura en el subsuelo directamente relacionada con el famoso meteorito que causó la desaparición de la mayoría de los seres vivos que poblaban el planeta en aquel pasado lejano.

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Detalle del nivel rojo-amarillento que marca el límite Cretácico-Terciario y que contiene diversas evidencias de impacto meteorítico. UMU

«Este corte sirvió para publicar la teoría impactista», resume Perona, que clarifica el afloramiento de «referencia mundial para todos aquellos grupos de investigación que se dedican al estudio de eventos de extinción masiva con el fin de reconstruir la historia de la vida sobre la Tierra». De ahí que distintas entidades del ámbito geológico del país y Europa han propuesto que la Unesco lo incluya en el Listado Mundial de Lugares Naturales de Interés Geológico.

El acontecimiento que testifica esta huella abrió la puerta al éxito de los mamíferos, sobre todo del ser humano

En el barranco del Gredero, además, no solo dejó huella la Capa Negra. Aquí se observa igualmente, en «buen estado de conservación», el límite entre el Paleoceno y el Eoceno, unos 10 millones de años después de la masiva extinción de los dinosaurios, «caracterizada también por una extinción de menor envergadura, relacionada con eventos tectónicos», como erupciones volcánicas, precisan Del Ramo y Guillén en un artículo de la revista de la Universidad de Murcia Eubacteria con el expresivo título de 'La Capa Negra de Caravaca: huella de un impacto extraterrestres que condicionó la evolución de la vida'.

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Ejemplar de Zoophycus, estructura de bioturbación del sedimento originada por invertebrados. UMU

Solo el Monte Arabí, las Gredas de Bolnuevo y la Sima de la Higuera han alcanzado la misma categoría en la Región

De momento, su declaración como Monumento Natural lleva más recorrido sobre el papel que en acciones precisas de conservación. «Se han establecido una serie de medidas y actuaciones, diseñadas para mantener y mejorar los valores de este monumento natural», afirma Perona, quien apunta que entre ellas «se va a impulsar la divulgación y educación ambiental como papel fundamental en su conservación». Concretando algo más, el responsable de Medio Natural explica que, como «parte de estos trabajos, se ha comenzado con un concurso escolar de dibujo convocado por el Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz y con la colaboración de la Dirección General del Medio Natural». Su titular abunda en que a través de esta iniciativa «se ha buscado la participación de la población más joven del municipio para obtener el logotipo que represente el monumento natural, a la par que se ha dado a conocer su importancia».

Mientras aún deben iniciarse actuaciones de conservación, la Administración local y la regional ya buscan un logotipo

Algo más tangible es «otra medida de gestión prevista» señalada por Perona: «La adquisición y compra de las fincas afectadas por esta figura de protección». De este modo, la Consejería, trabajando «de forma conjunta con el Ayuntamiento de Caravaca», persigue «conservar y, en su caso, restaurar el espacio». Finalmente, el titular de Medio Natural señala «otra línea que se pretende desarrollar» centrada en «el apoyo y promoción de acciones de investigaciones científicas que conviertan este espacio protegido en una referencia mundial para los investigadores que tratan de reconstruir los cambios biológicos que se han producido en la historia de la Tierra».

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Altar de la existencia humana

En España, únicamente en Zumaia (Guipúzcoa) y en Agost (Alicante) existen dos enclaves similares, y en todo el mundo menos de cien, aunque sin la importancia para el descubrimiento científico del de Caravaca, cuya sección estratigráfica del límite Cretácico/Paleógeno es además «una de las más completas y mejor expuestas del mundo», de acuerdo con Guillén Mondéjar. En todos estos puntos del planeta se ha localizado depósito de materiales singulares que esparció la nube de polvo que se alzó tras el impacto de aquel meteorito en el actual Golfo de México, al final del Cretácico. El acontecimiento acabó con buena parte de la vida en la Tierra y, de paso, abrió la puerta al éxito de los mamíferos que, entre otros, permitió el origen y el éxito que acabó logrando el ser humano. La Capa Negra de Caravaca testifica, de este modo, el preámbulo necesario de nuestro verdadero génesis. Contemplarla va más allá de observar un lugar de especial interés geológico. Quizá deberíamos percibirla, y protegerla con total veneración, como un gran altar de la existencia humana.

Un millón de bombas nucleares

La Capa Negra de Caravaca es como el fragmento de surco de un disco en el que ha quedado grabada la música de la gran extinción que hace 66 millones de años provocó un suceso catastrófico. Un grupo internacional de 41 científicos confirmó hace doce años que el impacto de un meteorito del diámetro del punto más ancho de este a oeste del Mar Menor, unos diez kilómetros, se estrelló en frente a la actual Península de Yucatán, en México, tras cruzar la atmósfera a 75.000 kilómetros por hora.

El choque causó una explosión un millón de veces más grande que la mayor bomba nuclear ensayada por el ser humano, lo que dejó en el suelo un cráter de unos 200 kilómetros de diámetro y levantó al cielo una polvareda tan densa que durante varios meses no dejó pasar la luz solar en todo el planeta. Esto es lo que acabó ocasionando, en apenas uno o dos años, la extinción masiva de especies, tanto terrestres como marinas, y marcó el paso entre dos tiempos geológicos, el Cretácico y el Terciario, que en alemán se denominan, respectivamente Kreide y Tertiär, de ahí la denominación impacto K/T con la que es conocido. Cuando esa enorme cantidad de material se asentó en el suelo dejó una capa oscura que los procesos geológicos de mucho tiempo después acabaron aflorando en el Barranco del Gredero, en un punto tan distante de México como para que los depósitos sedimentos no acabasen tan desordenados como lo hicieron en las áreas más próximas de aquel tremendo impacto.

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