Tres décadas de compañía incondicional frente al cáncer: así es el servicio de voluntariado de la AECC en la Región de Murcia
Más de 1.400 personas participan en grupos de la asociación para servir de apoyo a los pacientes en distintos puntos de la Comunidad
Gema Albaladejo
Sábado, 16 de agosto 2025, 07:26
«El cáncer es una realidad cercana a cualquier persona; hay que normalizarlo porque la enfermedad está ahí, pero hay herramientas y los pacientes no están solos», señala Emilia Hernández, voluntaria de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en el hospital Morales Meseguer de Murcia.
El diagnóstico impacta a cualquier paciente y a su entorno más cercano en un primer momento. El miedo, fruto muchas veces del desconocimiento, es un factor común que se repite. La situación ha ido evolucionando y poco a poco, gracias a los avances en investigación -en los que hay que seguir haciendo hincapié-, los recursos y el acompañamiento que organizaciones sociales ofrecen a los enfermos y a su círculo familiar, la palabra cáncer va encajando de una manera menos traumática. En la Región de Murcia, la red de actuación de la asociación se ha ido expandiendo, y ahora mismo se encuentra en todas los servicios de Oncología de la Comunidad.
Hace unos 30 años, las primeras voluntarias del territorio regional comenzaron a pasear por las salas de espera de Oncología en el hospital Virgen de la Arrixaca mientras arrastraban un carrito con el que ofrecían bebida a los pacientes para entablar un primer contacto y presentarse como la figura de acompañamiento que se ha consolidado a día de hoy. «Ese carrito es todavía la excusa para hablar con los pacientes, para ver cómo están y poder servir de soporte emocional, hacer de guía hospitalaria cuando no saben a dónde dirigirse e incluso poder acompañarlos en consulta», explica María Paredes, coordinadora del servicio de voluntariado.
El primer contacto es crucial para que el enfermo pueda acceder a las posibilidades que la asociación pone a su disposición, e incluso si no se diese ese primer encuentro, los servicios de Oncología informan a los pacientes de la existencia y recursos de la AECC.
La sede regional cuenta, además de con grupos de voluntarios, con servicio de Logopedia, Psicología y trabajadores sociales para cubrir las necesidades de los usuarios murcianos y de sus familiares, que también necesitan atención durante la enfermedad y los procesos que conlleva. «Hay mucho desconocimiento por parte de los pacientes sobre las posibilidades que la asociación pueda ofrecer», explica la coordinadora.
Según datos del Observatorio Contra el Cáncer de la AECC, correspondientes al pasado año, el diagnóstico de la enfermedad se dispara a partir de los 65 años.
La asociación presta especial atención a la situación de los más mayores que, generalmente, «no cuentan con muchos recursos». La soledad en la vejez «es una realidad», avisan María Paredes y Emilia Hernández. De los 8.176 pacientes diagnosticados de cáncer en 2024 en la Región, 4.710 superaban los 65. Se estima que más de 1.000 personas diagnosticadas de cáncer cada año viven solas en la comunidad.
Quedan muchos retos pendientes. Las voluntarias advierten de la saturación en el sistema sanitario y ejemplifican situaciones que hay que abordar: «La gente necesita orientación sobre si le van a dar la discapacidad o no, y el problema es que no llega porque hay una trabajadora social para un hospital entero. También hay pacientes de Murcia que están recibiendo radioterapia en Cartagena porque los servicios. Eso es algo habitual que está pasando, y las instituciones competentes tienen que hacer algo», enumeran.
Solidaridad «gratificante»
Antes de ser voluntaria, Emilia fue auxiliar de Enfermería en el mismo hospital en el que ahora apoya a los pacientes. «Trabajé hasta que me jubilé en la sección de Oncología del Morales, y cuando dejé de ejercer me quise meter en muchas cosas, pero echaba de menos la rama sanitaria y el contacto con la gente que no lo pasa bien», explica la mujer. Los voluntarios ofrecen su compañía, su comprensión, y su tiempo. A cambio, «siempre nos llevamos más» puntualiza la mujer.
«Lo que ves es duro, pero es tan positivo poder estar un rato con el paciente, sacarlo del sitio y del momento y que te cuenten cosas que no son necesariamente sobre la enfermedad, ni sobre lo mal que lo están pasando. Necesitan compañía y hablar, lo necesitamos todos los seres humanos y es precioso dedicarles ese tiempo», reflexiona sobre la actividad que desempeñan los voluntarios.
Recuerda especialmente a uno de los pacientes que acompaña. «Me he aprendido los cultivos de un señor de Torre Pacheco que me cuenta lo que planta todas las semanas. Vive con muchísima alegría el día que se encuentra bien, que puede cavar y plantar, y lo más importante es que ese hombre, en ese momento, no está pensando en el cáncer». De eso se trata, de que el voluntario se convierta en un espacio seguro con quien compartir un rato de calidad.
Cuatro equipos de actuación para acompañar al enfermo
Los 1.400 voluntarios que participan en la asociación, «de los cuales el 80% son mujeres», se reparten entre cuatro grupos. Los dos principales son el hospitalario y el domiciliario: unos se encargan de acompañar al paciente en el centro sanitario mientras que otros desempeñan la tarea en el domicilio. «Ahora estamos fomentando este tipo de apoyo en la vivienda porque además de que hay muchos mayores que viven solos, también servimos de relevo para el cuidador», aclara la coordinadora. Hay un tercer grupo que se presta para compartir su testimonio y servir de ayuda a otros pacientes con diagnósticos parecidos. Por último, también hay voluntarios que participan en los eventos que la asociación organiza para recaudar fondos y concienciar sobre la enfermedad.
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