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El doctor Ahmed Jbara, con una paciente en su clínica de Torre Pacheco. Foto: Antonio Gil / AGM | Vídeo: Alberto Sánchez / Nacho García.
Latidos de Torre Pacheco

La receta del doctor Jbara para la convivencia en Torre Pacheco

«Aquí nunca te rechazan por tu raza o religión, sino por si eres bueno o malo». Es la reflexión del doctor Ahmed Jbara en su clínica, donde es testigo del clima social que se vive en el pueblo

Martes, 29 de julio 2025, 01:45

Afuera hace ya más de 30 grados y la sala de espera de la policlínica Avicena cumple una función complementaria como refugio climático. En pleno casco de Torre Pacheco, este centro médico dirigido por el doctor Ahmed Jbara El Hannach parece esconderse en los soportales de una pequeña plazoleta triangular, pero hasta él no paran de llegar pacientes para pasar por consulta, someterse a una cirugía menor o para alguna intervención bucal. «Tenemos dentista, traumatólogo, médicos expertos en cirugía estética, un analista porque tenemos laboratorio propio, un ginecólogo y hasta un psicólogo», comenta el directo médico. Jbara mantiene estas nuevas instalaciones abiertas desde 2021, pero lleva trabajando en la localidad pachequera desde 2010.

El doctor, que terminó la carrera de Medicina en Marruecos y aterrizó en España en 1998 para realizar un doctorado en el hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, no se muestra ajeno al vendaval de conflictos racistas que hirió a Torre Pacheco hace dos semanas. «Nunca había pensado que íbamos a llegar a este punto. Y al final, una vez ha dejado de venir la gente de fuera, se ha restablecido todo. Ya no hay nada, solo mucha convivencia», cuenta Ahmed desde su consulta, donde entre paciente y paciente atiende a LA VERDAD.

Reflexiona sobre el entendimiento en el pueblo y el odio que intentó destruirlo; tiene las ideas claras, conoce el terreno y su análisis juega con unas ideas fijas: distinguir a los buenos de los malos sin que cuestiones como la nacionalidad o el origen pesen en la balanza. «Aquí se sabe valorar a la buena persona trabajadora, la que aporta, la que suma, no la que resta».

Sus manos señalan en el aire las salas anexas donde están varias de las trabajadoras de su clínica, españolas con familias de origen magrebí. «Aquí nunca te rechazan por tu raza o religión, sino por si eres bueno o malo. Una persona integrada y trabajadora siempre es bienvenida en este pueblo», enfatiza. Ahmed ha palpado durante un cuarto de siglo la evolución demográfica en la comarca del Campo de Cartagena desde un trabajo que permite poner rostro y entender a un igual: «Siempre he sido querido aquí. Tengo muchos amigos y siempre me he sentido uno más desde el principio».

La barrera del idioma

Hasta la sala de espera continúa llegando gente y ya dibuja un abanico de nacionalidades. Desde pacientes con raíces en Oriente Medio hasta marroquíes y españoles. Todos reconocen la profesionalidad del doctor Jbara y la atención en su clínica. Este centro tuvo su origen en la respuesta que sintió que debía dar a la población magrebí, y esta clave le ayuda a analizar la situación en la localidad. «La primera generación de inmigrantes vino buscando mejorar su vida y la mayoría llegaron para trabajar en el campo, ya que venían de vivir en zonas rurales de Marruecos, y con un nivel educativo bajo». Muchos, dice, no tuvieron la ocasión de acudir a la escuela y comenzaron a trabajar desde muy jóvenes para ayudar a sus familias.

El doctor también reclama más medios para combatir la falta de seguridad que sienten todos los vecinos

Ese problema cogió un mayor tamaño con la barrera del idioma, «ya que les costaba muchísimo aprender español». Sin embargo, recuerda, esos primeros hombres y mujeres que cruzaron el mar Mediterráneo «vinieron a integrarse», pero en un tema como la salud, la cercanía con uno de los suyos es importante y tiene mucho peso.

«En la medicina es importante ir a ver a un médico que te escuche, que te entienda y que hable tu idioma», apunta Ahmed, «si vas a uno y sales con la duda de que a lo mejor el médico no ha entendido lo que has dicho o, al contrario, si voy al médico pero no he entendido nada de lo que me ha dicho, eso ya es un fracaso total en el tratamiento». El facultativo «puede haber acertado en el diagnóstico y sabe lo que le pasa a ese paciente, pero siempre queda esa duda en el paciente de 'a lo mejor no me ha entendido'».

Volviendo a echar un vistazo a la sala de espera, la mayoría de los presentes son personas mayores, muchas jubiladas, que encuentran en Ahmed otro refugio donde el idioma no es un problema. Muchas trabajaron como jornaleros y en esos oficios se hace mucha piña con gente de tu misma nacionalidad. A las segundas y terceras generaciones, ya nacidas en España, no les pasa lo mismo, remarca.

La seguridad

El médico, a cuenta de la agresión que sufrió un vecino por parte de un joven marroquí que no era de Torre Pacheco y que despertó la furia de grupos ultras que fueron a la caza de la población de origen extranjero, cree que el problema en el pueblo es de seguridad ciudadana, pero no de convivencia. «La población ha crecido, hay robos y faltan medios» para controlar todo lo que pasa.

«La sensación de que falta seguridad es lo peor, y la sufren tanto las personas autóctonas como las que vinieron de fuera a vivir en Torre Pacheco». Apuesta por la implantar una comisaría de Policía Nacional o más agentes de la Guardia Civil, pero, ante todo, «lo que necesitamos es sentirnos seguros».

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