Del suspenso al éxito pasando por la FP básica
Seis estudiantes de la Región de Murcia relatan cómo lograron remontar el abandono escolar con grados que les han permitido cualificarse en una profesión y seguir progresando en su formación
Creía que no valía para estudiar. No me enteraba. Faltaba mucho. No me interesaba. Estaba perdido». Son las frases que repiten, cada uno con sus ... palabras y su tamiz, los seis estudiantes de Lorca, Murcia, Alcantarilla y Cartagena que cuentan cómo remontaron una trayectoria escolar abocada al fracaso hasta el éxito educativo con un grado básico de FP como punto de partida. Su relato evoluciona también en términos muy similares hacia la recuperación de la confianza, la motivación... y el éxito que implica lograr el título. A pesar de los recursos limitados, la escasez de plazas, las carencias y la elevada tasa de abandono (superior al 40%), los grados básicos de FP se consolidan como una vía de reenganche al sistema educativo para miles de estudiantes que parecían encaminados a dejar los estudios sin el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) ni la formación necesaria insertarse con opciones en el mercado laboral.
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El itinerario que siguen más de 7.400 alumnos murcianos combina la formación académica (agrupada en ámbitos) con la profesional especializada en un oficio. Los alumnos acceden a los 15 años, después de haber repetido algún curso, y en la mayoría de los casos orientados por los equipos docentes del centro. «El papel de los orientadores para reenganchar a estos chicos, que vienen de una trayectoria difícil, es clave; sin embargo, los centros necesitan más profesionales para ejercer ese rol de enlace», reivindica Sergio López Barrancos, exdirector general de FP y coautor, con el profesor de la UMU Andrés Escarbajal, del informe 'La FP como palanca para la inclusión'.
A pesar de que la Consejería de Educación defiende que los grados básicos y medios son la mejor herramienta para «erradicar el abandono educativo temprano», la limitada oferta de plazas deja fuera de la vía a centenares de alumnos murcianos. De los 3.143 estudiantes que solicitaron un puesto para primero el pasado curso, 1.151 no lograron un hueco. «Es un problema, porque les cerramos una vía única para su formación. Todos los institutos deberían impartir el grado básico», reclama la presidenta de la Asociación de Directores de Enseñanzas Secundaria, Isabel Saturno. La limitación de la oferta, denuncia también CC OO, favorece «la expansión de los centros privados, que se centran en los grados medios y superiores pero dejan de lado los básicos».
La Administración, por su parte, se ha comprometido a superar las 8.100 plazas para ciclos básicos el próximo curso. Desde CaixaBank Dualiza, que promueve desde hace años la FP básica como instrumento contra la exclusión social, reivindican además «el incremento de becas y recursos y la rebaja de las ratios de alumnos». La FP cuenta con un menor porcentaje de becados (33%) en comparación con Bachillerato (36%) y las enseñanzas universitarias (40%), «a pesar del mayor porcentaje de estudiantes en condición de potencial vulnerabilidad», demanda Ricard Guillem, coordinador de zona de Dualiza.
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La titulación en un grado básico supone el reenganche con la formación, ya que son mayoría los estudiantes que, ya en el sistema, siguen formándose con un grado medio. «Una vez que recuperan la confianza y ven que son capaces, es más sencillo, pero hay que vencer la resistencia inicial», explica Isabel Guillamón, directora del IES Hespérides de Cartagena.
Las prácticas en empresas que incluyen todos los grados son puerta de acceso para un primer acercamiento al mundo laboral. El último Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) situó la tasa de empleabilidad de la FP en el 42,2%, casi cuatro puntos más que la de los empleos universitarios (38,5%), y el informe de Dualiza calcula que hasta 2035 se abrirán 3,8 millones de oportunidades de empleo para titulados en FP en España. Con todo, la tasa de paro para los titulados en un grado básico es muy superior a la de grado medio, que es el requerido en el 74% de las ofertas laborales. «Antes de que los alumnos terminen, hay demanda de las empresas en áreas como frío industrial, química, náutica, imagen personal...», asegura Guillamón.
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En la patronal Croem, que conecta en su portal Bisionarios a las empresas de la Región de Murcia que demandan estudiantes en prácticas con los centros educativos, destacan entre las ocupaciones de difícil cobertura del último trimestre de este año las de carpintería de aluminio, instaladores electricistas, conductores y operadores de grúa, instaladores de refrigeración, chapistas, caldereros, soldadores y mecánicos, entre otros.
Ikram Mellouk. 20 años GS de Patronaje y Moda
«Pasé de ir muy poco a clase a no querer perderme ninguna»
Ikram Mellouk descarriló en segundo de la ESO. Empezó a faltar a sus clases en el instituto Bartolomé Pérez Casas de Lorca y a mitad de curso tuvo claro que iba directa a la repetición. «Perdí la motivación y sabía que no me iba a ir bien. Tenía la sensación de estar perdiendo el tiempo y decidí dejarlo», recuerda la joven, que se trasladó con su familia desde Marruecos a la Región a los ocho años. En el mismo instituto, le ofrecieron la opción de estudiar FP básica, y se apuntó por inercia al curso de Arreglo y Reparación de Textiles.
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«Me encantó. Pasé de faltar mucho a clase a no querer perderme nada; de suspender a que me felicitaran los profesores». Impulsada por la motivación y el estímulo de estar labrándose un porvenir en un oficio que «se me da muy bien», Ikram completó los dos años del grado básico, tituló con muy buenas notas en el grado medio y está terminando el superior de Patronaje y Moda, que completará el último trimestre con las prácticas laborales que ella misma se está gestionando: «He preguntado en un par de comercios de arreglos y me han dicho que me cogen», cuenta encantada.
De su talento para la confección dejó constancia en las competiciones regionales Skills (el certamen de habilidades profesionales que se celebra en toda Europa), donde logró una medalla de oro que le abrió la puerta al concurso nacional: a final de marzo, Ikram representará a la Región en el concurso nacional que se celebra en Ifema, en Madrid. «Imagino que el nivel será alto, pero solo ir a Madrid a participar es un éxito», dice la joven, que aspira a crear su propia firma de moda.
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Saray Albadalejo. 36 años Grado superior en Estilismo y Dirección de Peluquería
«La directora del instituto fue un ángel en mi vida»
En el proceso de enseñanza-aprendizaje de la FP básica y media «es clave un acompañamiento socioeducativo personalizado, y la tutorización y la orientación profesional adquieren un rol de suma relevancia». Lo destaca el último informe elaborado por CaixaBank Dualiza sobre la FP ante los retos sociales, que se centra en el papel central que tendrá esa formación ante desafíos como el envejecimiento, la integración social, el abandono escolar temprano e incluso la brecha de género. Lo resume con mucha más elocuencia Saray Albadalejo al hablar del papel que ha jugado en su vida Isabel Guillamón, directora del Centro Integrado de FP Hespérides de Cartagena. «Ha sido un ángel en mi vida. Se me apareció en el mejor momento y me animó a estudiar el grado superior en Estilismo y Dirección de Peluquería, que he terminado muy contenta y con muy buenas calificaciones».
A Saray Albadalejo le ocurrió como a miles de alumnos que terminan colgando los libros desmotivados: «No me gustaba estudiar, no se me daba bien; ahora, me ponía a peinar a mis amigas y era la mejor», recuerda. De adolescente, dejó los institutos La Vaguada y El Cano y terminó en un programa de Garantía Social en el Hespérides.
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«Me lo saqué y empecé el grado medio, pero no estaba centrada en los estudios. Empecé a trabajar, tuve hijos... hasta que un día me encontré con Isa por la calle y me animó a matricularme en el superior de Peluquería. Fue un acierto, lo he disfrutado como una niña pequeña; he terminado con matrícula de honor», cuenta muy satisfecha después de haber cursado los dos años entre embarazos y crianzas. Para Saray, la clave «es la motivación. Ahora tengo claro que la formación es muy importante, pero tuvo que llegar mi momento».
José Manuel Botella Manzano. 19 años Grado básico de Servicios Administrativos
«En la ESO me enseñaban cosas que no me interesaban»
El jueves tiene una cita que espera con emoción: le entregan el premio extraordinario de grado básico en el ciclo formativo de Servicios Administrativos que ha logrado con tres matrículas de honor. A la ceremonia asistirá su familia. «No se lo creían», resume el chico, ahora cursando un grado medio de la misma rama. Hasta ese punto, la trayectoria académica de José Manuel Botella fue la de tantos chicos que se atascan en la ESO y terminan abandonando.
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«Me enseñaban cosas que no quería aprender ni me gustaban. Terminé dejando el instituto en tercero de la ESO». La directora del centro donde estudiaba, el Sanje de Alcantarilla, consiguió que se reenganchara en el grado básico de Servicios Administrativos, que dio un vuelco a su interés por los libros. «Terminé con una media de 9,3».
La directora del centro, Isabel Saturno, ha asistido a una evolución similar en decenas de alumnos. «Llegan con baja autoestima, sin confianza en sus capacidades porque no se han adaptado al sistema o el sistema a ellos. Necesitan otros estímulos, otros métodos. Y cuando empiezan a coger confianza y ven que son capaces, llegan a donde quieren», valora Saturno, quien demanda más recursos y medios para incrementar las plazas de FP básica en los institutos, una modalidad que, considera, deberían impartir todos los centros.
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Francisco Cava Cava. 19 años Grado medio de Soldadura y Calderería
La ventaja de estudiar una ocupación de difícil cobertura
Francisco Cava es uno de los más de 13.000 alumnos murcianos que cada año estudian FP de grado medio en la Región. Llegó hasta el título de Soldadura con el que ha accedido a su primer empleo después de cursar el básico. Como muchos de los estudiantes que acceden a ese itinerario, llegaba con un historial de suspensos y desmotivación que dio por terminado cuando estudiaba tercero de la ESO en el instituto Sanje de Alcantarilla, cuando, como él mismo resume, «me rendí. No iba bien, no me gustaba nada estudiar y dije, lo dejo».
En el mismo instituto, le aconsejaron que se matriculara en FP básica y ya, con su título en la mano (que equivale además al de graduado en Educación Secundaria Obligatoria), se lanzó a por el grado medio en Soldadura y Calderería, que terminó el pasado año. Desde entonces, trabaja en la empresa HJL, de fabricación de productos metálicos, en Alcantarilla, como soldador. Un oficio que se le da bien y que admite progresión: está cursando el grado superior con el objetivo de poder acceder a un puesto «de ordenador». De momento, sigue viviendo con sus padres y disfruta de la libertad que le da un sueldo todos los meses. «Me gusta mucho salir de fiesta», admite con picardía.
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El campo profesional al que se dedica Cava es uno de los que el área de Formación, Proyectos e Iniciativa Empresarial de la patronal Croem tiene catalogados como ocupación de difícil cobertura en su informe del último trimestre. Es decir, las empresas de la Región necesitan y buscan trabajadores formados en Soldadura y Calderería, pero no los encuentran, al igual que ocurre en otras especialidades relacionadas con la construcción y la mecatrónica. «Tenemos ofertas que no se cubren porque no hay especialistas», lamenta la directora del departamento en Croem, Ángeles Muñoz.
José Miguel Martínez Asensio. 25 años Grado medio en Carrocería
«Empecé a sacar dieces y no me lo creía; se me daba muy bien»
A fuerza de acumular suspensos y faltas de asistencia en Educación Secundaria, José Miguel Asensio llegó a convencerse de que «no valía para nada; pensaba que era un desecho social». A los 16 tiró la toalla y dejó el instituto. Le propusieron cursar una FP básica de Electricidad y la motivación enterró la frustración. «Empecé a sacar dieces, no me lo creía, pero es que me salía de dentro, se me daba bien y me parecía mucho más útil que estudiar cosas que me daban igual». La experiencia fue tan satisfactoria que, cuando terminó, quiso seguir formándose con un grado medio en Carrocería en el IES San Juan Bosco de su municipio, Lorca, donde despuntó desde el principio. Tanto, que fue seleccionado para participar en los premios Skills, las competiciones de destrezas de FP. «Gané la medalla de oro regional y me llevaron a Madrid representando a la Comunidad. El nivel de allí era muy alto ya», recuerda aún orgulloso.
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Apenas completó el grado medio, consiguió el trabajo que, cuatro años después, sigue desempeñando en la Ford de Lorca. «Si me gradué el 20 de junio, el 21 de junio ya estaba contratado. Hice las prácticas allí y me contrataron porque les gustó como trabajaba, y hasta hoy».
Su salario a jornada completa le ha permitido proyectar su vida y meterse en la compra de una casa. A los 25 años, no da por terminada su formación: «Tengo en mente hacer como sea el superior; ya llegará el momento, seguro».
María Jesús López. 45 años Grado superior en Higiene Bucodental
«Llevaba muchos años apartada de los estudios y terminé con matrícula»
Su hija Nerea, estudiante de Bachillerato, le daba ánimos en los momentos de bajón, cuando le entraban las dudas sobre si sería capaz de sacar adelante los estudios después de tantos años alejada de los libros. María Jesús López, hoy higienista dental en una clínica en Lorca, colgó los libros sin terminar el Bachillerato, se casó con 19 años y tuvo dos hijos que la mantuvieron dedicada a la crianza y a la casa mucho tiempo. Con los niños ya mayores, se lanzó a preparar la prueba de acceso al grado superior en Higiene Dental con tantas ganas como miedos.
«Es difícil y yo llevaba muchos años apartada del sistema educativo». Su sorpresa cuando se publicaron las calificaciones fue mayúscula. «Leí mi nota mil veces porque no me lo creía. 'No puedo ser yo', decía». Los dos años del grado los cursó en plena pandemia, con clases semipresenciales, como sus hijos, «cada uno en un cuarto estudiando». El apoyo de su marido también fue fundamental. «Si había que hacer algo con los niños, la compra, lo que fuera, cambiaba el turno del trabajo y se ocupaba él».
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La matrícula de honor con la que terminó los estudios dio por bueno todo el esfuerzo. «Ha sido un camino muy satisfactorio a pesar de que me costó salir de mi zona de confort, la verdad es que lo he disfrutado y ha sido una oportunidad para reengancharme y poder acceder a un puesto que me encanta. Desde marzo trabajo en la clínica dental de Lorca donde hice las prácticas y para nada descarto estudiar un grado universitario en el futuro».
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