La Región de Murcia peina más canas, pero los pueblos luchan por rejuvenecer

Lo que sí se adivina a la luz de los datos que esta semana publicó el 'Atlas de distribución de renta de hogares' del Instituto Nacional de Estadística (INE) son algunas dinámicas internas que se reflejan en la Región: pequeños pueblos y zonas rurales son los que acumulan más porcentaje de población mayor, aunque también se percibe un desplazamiento de jóvenes a estos entornos, sin llegar a darse grandes concentraciones, sino que más bien se dispersan.

Los municipios que registran una edad media más avanzada son Ricote, que llega a los 48,9 años, Aledo con 47,4 y Abanilla con 47,2. En el caso del municipio ricoteño, de 1.240 vecinos, influye en el incremento de esa media el hecho de que sólo uno de cada diez habitantes tiene menos de 18 años, siendo la localidad con menor porcentaje en ese tramo. Por el contrario, los mayores de 65 son el 26,9%, una cifra en la que sólo tiene por delante a Abanilla, con el 27,1%. Moratalla es aquí el tercer municipio con más población de esa edad, un 25,2%.

En 14 de los 45 municipios de la Comunidad, el porcentaje de mayores de 65 años supera al de menores de 18. Salvo Mazarrón (con 43,3 años de media y con una notable presencia de residentes de origen británico de avanzada edad), o Abanilla (con 47,2 años y en el límite con la provincia de Alicante), son los municipios del Valle de Ricote, además de las comarcas del Noroeste y el centro de la Región, los que registran las edades más altas, con los datos del INE sobre la mesa. Ulea, Cehegín, Calasparra o Bullas serían ejemplos de estos territorios envejecidos.

Pero este perfil de pueblo no siempre es imperativo ni determinante para encontrarnos con una población envejecida. A solo seis kilómetros y unos minutos por carretera de Ricote, Villanueva del Río Segura ofrece datos muy diferentes. En este municipio de 3.771 habitantes, la edad media es de 37,4, la más baja de toda la Comunidad, y sólo el 10,5% supera los 65. En un momento en el que se empezó a hablar de la despoblación rural, la localidad dio un giro demográfico: desde 2015, Villanueva viene aumentando en número de habitantes, un ritmo que se intensificó sobre todo a partir de 2020. En cinco años ha pasado de 2.910 vecinos a 3.771. Ulea y Ojós, en la misma comarca, se están beneficiando del efecto 'post-pandemia': tienen más vecinos y más jóvenes.

No son los grandes núcleos urbanos como Murcia (41,5 años de media) y Cartagena (41,8) donde parecen concentrarse las poblaciones menos envejecidas. La distribución es dispar. Por detrás de Villanueva, Torre Pacheco tiene la edad más baja, con 37,7 años. Aquí, los menores de 18 años suponen el 23,8%, lo que además le convierte en el municipio con mayor porcentaje de población comprendido en ese tramo. La Unión, con el 23,2%, y Alguazas, con el 22,2%, le siguen en este caso. Esto influye también en la media autonómica: la Región no pasa sólo por tener la edad media más baja del país, sino que el porcentaje de jóvenes también es el más elevado, llegando al 19,7%. De nuevo, sólo es superada por Ceuta y Melilla.

En Ceutí, La Unión, Fuente Álamo, Beniel, Alguazas, Santomera, Molina de Segura, Totana, San Pedro del Pinatar, Lorquí, Fortuna y Lorca no se rebasan los 40 años. Forman un grupo de municipios donde también prácticamente uno de cada cinco de sus vecinos es menor de 18 años.

Resurrección Molina es de Ricote, tiene 75 años y es la sacristana de la iglesia de San Sebastián. Alejandro Gambín tiene 30 años, es de Villanueva del Río Segura y trabaja como maestro de Primaria dando clases de Religión en un colegio de Abarán. Ella, que está casada y tiene dos hijos y tres nietos, vive en el municipio donde la media de edad de sus habitantes es la más alta de la Región. Él, que es padre de una niña que acaba de cumplir su primer año de existencia, nació sin embargo en la que a día de hoy es la localidad con una estadística de edad más baja de toda la Región.

Resurre, como la llaman y la conocen todos en Ricote, tiene claro los motivos por los que su pueblo, que hace unas pocas décadas contaba con más de 3.000 habitantes y ahora solo tiene algo más de 1.200, no prospera: «La gente se va porque aquí no hay futuro, no hay iniciativas, no hay emprendedores que quieran montar aquí un negocio», asegura esta ricoteña, cuya confesión y entrega a San Sebastián, patrón de la localidad, la ejerce oficialmente desde mediados de los años 70 del pasado siglo.

«Los jóvenes se van de aquí porque realmente, no tienen nada para divertirse, aunque también es cierto que muchos están fuera de lunes a viernes pero luego, los fines de semana vuelven», aclara Resurre. Matiza que la mayoría prefiere emprender una vida junto a sus parejas en pueblos más grandes como Archena o Molina de Segura. Para la sacristana de San Sebastián, «es necesario que haya iniciativas para frenar la huida de gente, porque si seguimos así vamos a desaparecer».

Alejandro, que desde muy joven ha estado vinculado a las costumbres religiosas de los distintos municipios del Valle de Ricote, analiza la situación de Villanueva que, a su juicio, «no dista mucha del resto de localidades de la zona, con un casco antiguo cuyas casas se vacían entre semana y que luego se llenan los sábados y los domingos».

Pero aclara que lo que sucede en su pueblo es que muchos jóvenes «se han instalado en el barrio del Carmen, que está pegado a Archena, con el balneario prácticamente al lado y con las consecuencias positivas para el turismo». «Se trata de dos urbanizaciones muy tranquilas, nuevas y que se encuentran en pleno corazón del valle y a apenas a unos veinte minutos de la capital murciana, de los centros comerciales y de las zonas que los jóvenes queremos para divertirnos», explica este villanovense, quien hace un llamamiento «a todos los alcaldes del Valle de Ricote para que, juntos, puedan conseguir que la zona más bonita de la Región de Murcia no se quede sin su esencia, sin la vida de sus gentes».

Ulea es uno de los ayuntamientos que ha puesto en marcha ayudas para ello: ofrece hasta 9.000 euros a las familias de los recién nacidos residentes en la localidad, así como otras prestaciones. Su alcalde, Víctor Manuel López, explica que esto ha multiplicado por 2,4 la natalidad en este pueblo.

«Hay una armonización de tendencias», explica Marcos Alonso Bote, de la Universidad de Murcia, sobre el hecho de que la media de edad siga creciendo en la Región a pesar de mantenerse como la más joven. Este experto del Instituto Universitario de Estudio del Envejecimiento cree que «antes había una corriente de los jóvenes hacia los municipios de la costa» en todo el territorio nacional, pero ahora esos movimientos dependen de otras cuestiones como la actividad económica, la búsqueda de trabajo o el acceso a la vivienda. También sostiene que, como consecuencia de la pandemia de la covid de 2020, muchas personas «decidieron residir en municipios más pequeños buscando mejor calidad de vida».

Es lo que califica, en referencia a un pueblo de triste actualidad, como el 'efecto Letur': allí llegaron familias jóvenes que fijaron sus domicilios para trabajar a distancia. En el caso de la Región, cree que es lo que explicaría que una localidad como Villanueva de Segura tenga la edad más baja de los 45 municipios. De hecho, en esta localidad el punto de inflexión fue 2020, cuando esa media comenzó a bajar por debajo de los 38 años.

«Antes eran los municipios grandes los que tenían más población joven, pero eso está cambiando», adelanta Bote. «Cada vez puede que nos encontremos con más familias que trabajan en un municipio y residen en otro diferente provocado por la tensión de los mercados inmobiliarios», apunta sobre la evolución que en su opinión va a tener lugar en la Comunidad en un futuro más o menos inmediato.

Sobre este regreso al fenómeno de los pueblos o ciudades 'dormitorio', podría llevar a que se superen conceptos como el de área metropolitana en Murcia: «Hay personas que pueden trabajar en la capital pero vivir no sólo en Villanueva del Segura o Ricote, sino también en Caravaca o en otros pueblos».

«Esto va a hacer que a nivel estadístico, se desdibuje y se rompan las diferencias», dice también Bote sobre el efecto de estos movimientos de población.