Rafael Quesada, fotografiado ante una de las plantas que componen el complejo industrial de Repsol en Cartagena. ANTONIO GIL / AGM
Director del centro industrial de Repsol en Cartagena

Rafael Quesada: «La refinería está evolucionando hacia un 'hub' multienergético»

«La nueva planta de hidrógeno es un paso fundamental en la historia tan bonita de transformación de este complejo industrial»

Domingo, 16 de noviembre 2025, 07:19

El ingeniero Rafael Quesada (Córdoba, 49 años) dirige desde julio el complejo industrial de Repsol en Cartagena. Con 75 años de historia, es una ... de las refinerías más modernas de Europa gracias a las continuas inversiones de la compañía, que hace un año puso en marcha la primera planta de combustibles renovables de España. Además, es emblema del principal polo energético del Mediterráneo español, el del Valle de Escombreras. En esta entrevista repasa algunos de los proyectos que liderará en los próximos años.

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–Desde el punto de vista industrial, ¿en qué situación está esta refinería?

–Después de una historia larga tenemos un complejo que es una referencia industrial y del sector energético, tanto en la Región como en España y en Europa. Está en pleno proceso de transformación, que ya es una realidad, porque tenemos la planta de combustibles renovables que se puso en marcha el año pasado y más proyectos que vienen. Estamos en la punta de lanza de esa transformación.

–¿Qué importancia tiene para la compañía esa factoría de biocombustibles?

–La planta de combustibles 100% renovables procesa residuos orgánicos, como el aceite de cocina usado y cosas que antes se desechaban. Con eso ahora fabricamos combustible que por su origen orgánico reduce de manera muy significativa las emisiones de CO2 cuando se utiliza. En este caso, un 90% respecto a un combustible convencional, lo cual es una cantidad muy significativa. Fabricamos 250.000 toneladas aproximadamente al año de combustibles renovables que ya se pueden encontrar en las estaciones de servicio.

–¿Qué objetivos pretenden alcanzar este año en la comercialización de biocombustible?

–Más de 1.300 estaciones de servicio ya lo tienen y el objetivo es llegar a 1.500 antes de que acabe el año. Además es un proyecto interesante porque le da la vuelta al concepto de economía circular. Hace un par de semanas presentamos el proyecto de recogida a través de las estaciones de servicio de aceite de cocina usado de manera que cualquier ciudadano puede entregarlo.

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–¿Cuánto biocombustible obtienen de cada litro de aceite usado?

–Cada litro se convierte en 0,9 litros de combustible renovable. En la estación de servicio de Cartagena donde hicimos la presentación se ve el ciclo completo, el proceso de circularidad: puedes entregar el aceite usado y repostar con combustibles renovables procedentes de esos residuos.

–¿Esa planta está ya al máximo de producción?

–La planta funciona ya al máximo de su capacidad. Aquí también fabricamos combustible sostenible de aviación, SAF por sus siglas en inglés. En lo que va de año se han vendido 150.000 toneladas, con lo cual su aceptación es muy buena.

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–¿Y el futuro de los combustibles van por ahí o por los sintéticos, en cuyo desarrollo Repsol también trabaja?

–Los sintéticos son combustibles que persiguen el mismo fin, reducir o eliminar las emisiones netas de CO2, pero tienen un origen diferente. En este caso, los renovables se basan en un origen orgánico y en la captura de CO2 que en su momento la planta hizo durante la fotosíntesis, de manera que el CO2 que se libera es el mismo que la planta capturó y en el ciclo neto las emisiones son neutras. Sin embargo, los sintéticos tienen un proceso diferente: se captura CO2 de procesos industriales o de la propia atmósfera, se combina en un proceso químico con hidrógeno renovable y se fabrica la misma molécula. Cuando se utilizan en un motor de combustión, el CO2 que se libera es el mismo CO2 que capturaste para fabricarlo. Con lo cual el efecto neto de emisiones es neutro. Digamos que son diferentes caminos para llegar a un fin común, que es que los combustibles que utilizamos en los motores tengan emisiones muy bajas o cero frente a los convencionales.

–¿Qué combustible dominará en el futuro?

–Nosotros utilizamos el concepto de neutralidad tecnológica. Es decir, lo realmente importante es el objetivo: combatir el cambio climático, reducir las emisiones de CO2, pero también ser capaces de poner a disposición de la gente y de las empresas una energía accesible y asequible, que esté a un precio que pueda pagar. La tecnología para alcanzar ese objetivo no tiene por qué ser una determinada, no tiene por qué ser solo la eléctrica o los combustibles renovables o los sintéticos. Seguramente la movilidad del futuro será una u otra, en función de la necesidad y del uso que cada persona requiera, todas ellas persiguiendo un objetivo común.

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–En España ya se venden más vehículos eléctricos que de combustión. ¿Cómo les afecta?

–Vuelvo otra vez al concepto de de neutralidad tecnológica. En Repsol pensamos que la movilidad del futuro se resolverá buscando ese objetivo que contaba de lucha contra el cambio climático, pero también de energía disponible y asequible, a base de una combinación de tecnologías. Desde ese punto de vista, Repsol está poniendo a disposición de sus clientes puntos de recarga eléctrica. Tenemos más de 2.700 ya instalados, más de mil en estaciones de servicio. Somos líderes en puntos de recarga rápida en estaciones de servicio y a través del sistema Waylet se tiene acceso a 4.700 puntos más, con lo cual en total hay del orden de 7.000 puntos de recarga accesibles dentro del ecosistema de Repsol. Insisto en que la solución vendrá de una combinación de tecnologías que permitirá a cada usuario buscar la alternativa más eficiente.

–Teniendo en cuenta la transición en la que se encuentran los sectores energético y de movilidad, ¿cómo será este complejo en 2050, el año del objetivo de neutralidad climática?

–Los complejos de Repsol en general y este en particular evolucionan hacia 'hubs' multienergéticos con la incorporación de materias primas que no son fósiles. Ahora estamos incorporando residuos orgánicos, como el aceite de cocina usado, e incorporaremos otro tipo de residuos. Tenemos un proyecto muy interesante para producir combustibles a través de la fracción no reciclable de la basura urbana. Tendremos combustibles sintéticos, capturaremos CO2 del aire; tendremos un mix de materias primas mucho más amplio del actual y también utilizaremos dentro de nuestros procesos energías distintas fuentes a las que usamos hoy: electricidad verde, hidrógeno renovable, etcétera. Pasaremos de un modelo más cerrado de materias primas a un abanico mucho mayor, muchas de ellas relacionadas con la economía circular. Las energías que vamos a utilizar para que esos procesos se desarrollen van a ser también diferentes. El objetivo es que aquí en Cartagena pueda haber de todo. En ese plazo tan largo que antes mencionaba es muy difícil saber cómo van a evolucionar las distintas tecnologías. Pero lo más probable es que haya de todo.

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–¿Y qué pasará con esas plantas nuevas de refino que hace quince años fueron la mayor inversión industrial de España con 3.200 millones de euros?

–Se irán transformando. Muchas partes de esa refinería serán partes de la refinería del futuro. Hay unidades que hoy trabajan de una determinada manera que lo harán de otra. Un ejemplo muy claro de esto lo tenemos en el complejo de Puertollano, donde una planta antigua se está convirtiendo en la segunda de combustibles renovables de la península, equivalente a la que tenemos aquí. Todo este proceso al final se va a ir entrelazando con la velocidad a la que las distintas materias primas y productos evolucionen.

–¿A medio plazo existirán el diésel y gasolina?

–Creo que del diésel no nos vamos a olvidar porque ya lo hacemos renovable: la molécula es la misma obtenida de un origen diferente, con lo cual vamos a seguir utilizándolo. ¿Qué va a suceder en ese horizonte? Realmente es un poco especular, pero la reglamentación que hasta hoy hay encima de la mesa y que parece que va a evolucionar ya está aceptando combustibles sintéticos. Se está discutiendo la apertura a combustibles renovables y también la industria del automóvil está trabajando con los reguladores para que los plazos [de venta de motores de combustión para coches nuevos] posiblemente se amplíen. Dudo, y es mi opinión, de que realmente en el año 2035 dejen de venderse motores de combustión interna.

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–Asistimos también a un auténtico 'boom' de las gasolineras de bajo coste. ¿Afecta a la producción de esta refinería?

–Lo que ofrece a un cliente una estación de servicio de Repsol es diferencial por varios motivos. Lo primero por la gama de productos que se encuentra allí: combustibles tradicionales, combustibles renovables, autogás, gas natural vehicular, GLP, cargadores para vehículos eléctricos... Pero también se encuentra servicios adicionales: tenemos acuerdos con El Corte Inglés, con Lizarrán, con Starbucks... Y son centros relacionados con el comercio electrónico y la economía circular. Tenemos la red de estaciones de servicio más amplia del país, con 3.600 estaciones de servicio del orden de un millón de visitas al día. El cliente acude por la variedad de productos y de servicios.

–¿Hay diferencia en la calidad de los carburantes que venden ustedes y las 'low cost'?

–Nosotros garantizamos que nuestro producto es de la máxima calidad, está desarrollado con los mayores estándares buscando las mejores prestaciones y la mayor vida del motor. Lo que ofrezcan otros operadores no se lo puedo decir, no lo sé, pero lo que sí aseguramos es que el nuestro cumple esos estándares y entiendo que el cliente lo reconoce.

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–¿Cuándo pondrán en marcha la planta de hidrógeno renovable cuya construcción anunciaron en mayo?

–La previsión es que planta de hidrógeno renovable, que se aprobó de manera formal hace poquitas semanas, pueda estar en marcha alrededor de 2029. Esperamos iniciar las obras a finales del año que viene.

–¿Y qué va a suponer para este complejo industrial?

–Un paso fundamental en esta historia, si me deja decirlo, tan bonita de transformación que tiene este complejo. Al final es el primer gran proyecto de hidrógeno que aprueba Repsol y es un orgullo que venga a la refinería de Cartagena. Supone unos 300 millones de inversión, unos 900 puestos de trabajo durante las distintas fases del proyecto y un paso adelante muy importante en la descarbonización de nuestros procesos. La planta producirá s 15,000 toneladas al año de hidrógeno que vamos a utilizar para descarbonizar nuestros productos. Y vamos a alimentar nuestros procesos, en este caso sustituyendo hidrógeno convencional por el renovable.

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  1. «La nueva planta reduce de C02 lo que 400.000 coches eléctricos»

–Operar la refinería requiere trabajadores cualificados y una industria auxiliar actualizada y competitiva. ¿Sigue siendo un problema encontrar personal?

–Es un tema en el que estamos trabajando. Tenemos unos 900 empleados directos y otros 500 que trabajan a diario con nosotros a través de empresas auxiliares. De manera periódica hay paradas o proyectos que nos generan necesidades de trabajadores adicionales. Y las jubilaciones y la falta de relevo generacional hacen que cueste trabajo, en algunas ocasiones, encontrar perfiles especializados.

–¿Y cómo lo abordan?

–Estamos enseñando las oportunidades que para un joven que se plantea su futuro laboral ofrece nuestra industria: empleo de calidad y estable, buena remuneración y que permite organizar un proyecto de vida interesante, además de participar en un proyecto de transformación muy ilusionante, muy bonito. También trabajamos con las entidades académicas, con la Administración, con las organizaciones empresariales y los sindicatos en facilitar formación y la especialización que nuestra industria necesita.

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–Periódicamente, renuevan equipos para reducir emisiones con el objetivo de ser una compañía cero emisiones netas en 2050. ¿Los vecinos del entorno valoran sus avances medioambientales?

–Tenemos buena relación con el entorno y no sé si hacemos lo suficiente o no, eso nos lo tienen que decir ellos. La planta de combustible renovable reduce el equivalente al CO2 que evitan 400.000 coches eléctricos: en España hay 450.000. Y la planta de hidrógeno reducirá el equivalente a dos tercios de las emisiones que reducen los coches eléctricos puros que hay en España. Los volúmenes de CO2 que van asociados a todas estas inversiones son muy relevantes.

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