Pasión por el tiempo: así son los 'locos' de la meteorología que vigilan los cielos de la Región de Murcia: «Pensaba que era un 'friki' hasta que conocí a los demás»
En los últimos 15 años, las asociaciones de aficionados han desplegado una red con cientos de estaciones privadas capaz de ofrecer registros donde los instrumentos oficiales no llegan
La historia de la meteorología arranca mucho antes de que la ciencia le pusiera nombre: en el instante en que alguien levantó la cabeza y pensó que esa nube parecía una amenaza. La trascendencia del gesto, repetido por generaciones, la comprendió Pedro Gómez a los 9 años, el día en que se encontraba jugando en el huerto de su abuelo, en Abarán, y este, tras echar una mirada al cielo, le dijo: «Recoge y vámonos para la casa, que va a llover». «Le dije que no, que yo no me iba, porque estaba allí muy a gusto. Pero él insistió. 'Pedro, recoge y vámonos porque va a llover ya'». A regañadientes, finalmente Pedro obedeció y se marcharon. «Fue entrar en la casa y cerrar la puerta y 'pum', empezó un aguacero brutal. Y yo pensaba: '¿Cómo lo sabe?'. Desde entonces, la meteorología me ha fascinado».
En la Región de Murcia, un territorio marcado por la tradición agraria, anticipar el tiempo ha sido una preciada habilidad ejercida durante siglos a través de técnicas rudimentarias que se transmitían de padres a hijos hasta que la tecnología empezó a dar respuestas científicas a los miedos del campo.
En los últimos 15 años, los avances tecnológicos, la democratización de los instrumentos de medición y las posibilidades de las redes sociales han dado forma a un poderoso movimiento de aficionados a la meteorología en la Región de Murcia. Hoy hay un auténtico ejército de vigías ciudadanos al mando de una extensa red con más de medio millar de estaciones privadas capaces de poner datos a cada variación atmosférica.

Los instrumentos de medición más populares
Pluviómetro
Hellmann
De 100 cm2, está fabricado en acero inoxidable e incluye una probeta graduada de plástico para las lecturas de la lluvia caída
35 €
ESTACIONES METEOROLÓGICAS
125 €
Waldbeck Halley
Temperatura, presión atmosférica, precipitación, viento, radiación UV y luz, de -40 a + 60 °C, interior/exterior, wifi, app
170 €
Sainlogic WLAN
Con sensor de energía solar para exteriores, colector de lluvia, pronóstico del tiempo, indicador de viento, pantalla a color, wunderground

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Cada vez que llueve con intensidad o se desata un temporal, decenas de cuentas en redes sociales bullen compartiendo sus registros y los grupos de WhatsApp se llenan de vídeos y fotos de aficionados e imágenes transmitidas por 'webcams' desde parajes remotos. Aquel oscuro y antiguo misterio del cielo, hoy se desentraña desde todos los ángulos, y se sigue minuto a minuto.
'Influencers' de la previsión
Pedro, aquel niño de Abarán, tiene más de 30 estaciones meteorológicas propias. Unos años después de aquel episodio con su abuelo, se trasladó a Orihuela, donde siguió cultivando su pasión y avanzando en conocimientos. Estudió Geografía en la Universidad de Murcia (UMU), hizo el Máster en Meteorología, y creó MeteOrihuela, un proyecto con página web y diversos perfiles en redes que ofrece información meteorológica en la Vega Baja y varios municipios de la Región, donde tiene instaladas 16 estaciones meteorológicas. Por cifras, es lo que podría denominarse un 'influencer' del tiempo. Más de 150.000 personas siguen sus predicciones y análisis en Facebook, 70.000 en Instagram y cerca de 20.000 en X.
Con 34 años, acaba de iniciar una nueva aventura que le ha llevado a trasladarse a Madrid para trabajar como redactor especializado en meteorología en el programa de Televisión Española 'Aquí la tierra'. Y por el camino ha conocido a otros muchos como él: niños que crecieron mirando al cielo y que pensaban que eran 'bichos raros' hasta que la red los puso en contacto.
El murciano Ginés Mirón, orientador laboral de profesión y portavoz de la Asociación Meteorológica del Sureste (Ametse), señala el inicio de los años 2000 como el magma donde se fraguó el movimiento. Era la época de los foros, cuando todavía nadie había oído hablar de las redes sociales. «Había uno que se llamaba MeteoRed, y fue ahí donde empezamos a conocernos. Pensabas que eras un poco 'friki' hasta que conocías allí a los demás y descubrías que había gente compartiendo tu misma afición». En su caso, también fue clave la familia. «Mi padre y mi abuelo eran pastores», explica. «Si te dedicas a eso tienes que saber cómo funcionan el tiempo y el clima».
El foro fue el germen para la creación en 2008 de lo que en principio iba a ser la Asociación Murciana de Meteorología, y que acabó perdiendo la referencia a la Región de Murcia para englobar todo el sureste en el nombre Ametse. ¿El motivo? «Que las nubes no entienden de límites administrativos –señala Ginés–. Cuando planteamos el proyecto nos empezó a escribir gente de otras provincias preguntando si podían sumarse, y entendimos que era mejor ampliar el ámbito territorial y crear una unidad climática».
Otro de esos niños de la Región que crecieron mirando por la ventana y jugando con termómetros, el bullense David Espín, recuerda cómo la llegada de las redes sociales y Whatsapp ayudaron a la comunidad de aficionados a estrechar lazos. En 2009 se creó el grupo de Whatsapp 'Meteochat Sureste', que cuenta hoy con 90 participantes. Un año después, siendo un adolescente, David se haría con su primera estación meteorológica y empezaría a colaborar en una radio local ofreciendo el pronóstico del tiempo.
Puede decir exactamente qué estación era porque los aficionados a la meteorología distinguen marcas y variantes con la misma facilidad que los adolescentes identifican hoy modelos de iPhone en el transporte público. «Era una Oregon WMR200, un poco básica. Estaba bien, pero tenía que estar conectada al ordenador las 24 horas. Con ella empecé a ir anotando las temperaturas y la precipitación que se iba registrando en Bullas», recuerda. «Eso ha hecho que ahora tengamos series estadísticas bastante largas que han sido muy útiles en algunas investigaciones».
El 'boom' instrumental
La evolución y abaratamiento de este tipo de dispositivos, que hoy pueden adquirirse por poco más de cien euros, ha ido haciéndolos cada vez más populares, y abriendo la puerta a la medición colaborativa. «Hubo un 'boom' hace seis o siete años, con el lanzamiento de una remesa de estaciones que se conectaban directamente al wifi y eran más económicas y más fáciles de instalar y mantener en el tiempo», señala David Espín, que, como otros aficionados, ha hecho del 'hobby' su vida.
Se licenció en Geografía por la UMU, como Pedro, y complementó la carrera con el Máster de Gestión y Planificación de Riesgos Naturales de la Universidad de Alicante, lo que le ha llevado a abrirse camino como investigador en el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM).
La alegría de encontrar con quién compartir pasión no tardó en convertirse en el grupo Meteochat Sureste en una propuesta para realizar un encuentro físico y ponerse caras. Y así fue como nacieron los 'Meteoencuentros', unas quedadas para hablar de predicciones, instrumental y fenómenos extremos que se han instaurado como una tradición itinerante con tres citas al año en distintos puntos del sureste: una en invierno, otra en primavera y otra en otoño. Ya van casi 40 ediciones.
Entre los participantes destacó desde el primer momento por su extrema juventud un chico procedente de Hellín, Miguel Ángel Requena, creador de la cuenta MeteoHellín. «La primera vez que vino tenía solo 15 años», recuerda David Espín. De hecho, aquellas quedadas supusieron un punto de inflexión en su vida, marcándole el camino. «Si me decidí a estudiar Geografía en la Universidad de Murcia, fue porque David y Pedro ya estaban terminando la carrera cuando los conocí», reconoce.
Veinte años después de aquellos primeros contactos en el foro MeteoRed, el movimiento se ha consolidado dando forma a una malla de sensores y medidores que gana peso en la Región, y ofrece datos de gran valor con instrumentos propios incluso en áreas remotas que históricamente han permanecido en zona de sombra para las estaciones oficiales.
Colaboración con Aemet
Para hacerse una idea de la magnitud del fenómeno, basta resaltar que las dos principales asociaciones de aficionados que actualmente aglutinan el movimiento en la Región suman más de 550 estaciones meteorológicas conectadas a internet ofreciendo datos en tiempo real, mientras la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) cuenta con 26 estaciones dentro su red primaria, y otras 68 en la red secundaria, donde los datos los recogen de forma manual una vez al día colaboradores voluntarios.
Uno de ellos es el ceheginero Juan David Pérez, uno de los fundadores de Meteochat Sureste y director desde 2012 de la empresa de servicios meteorológicos Servimeteo. Cada día, «a las 8 horas UTC» –las nueve de la mañana hora peninsular en verano y las diez en invierno–, Juan David se desplaza hasta el observatorio de la red secundaria de la Aemet en su municipio y toma nota de la temperatura, la precipitación y la humedad. Lo hace «los 365 días del año».
–¿Y si no puedes ir, te pones malo o estás de viaje?
–Va mi tía, que vive cerca, para que no haya lagunas en la serie.
En julio de 2021 nació una segunda asociación de aficionados en la Región, FrostSE, con la idea de abrir las puertas de forma gratuita a cualquier aficionado que quisiera aportar una estación. Esta creó la red Suremet, que ya ha integrado más de 300 puntos de monitorización en la Región, y más de un millar en todo el sureste.
Por su parte, Ametse,cuenta con unas 40 estaciones propias en la Comunidad, que ascienden a cerca de 250 si se suman las de los socios integrados en su red, y medio millar en total en su ámbito de actuación. La asociación ha llegado a acuerdos con la Confederación Hidrográfica del Segura para integrar estaciones dentro del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH), con el centro de investigación Imida y decenas de ayuntamientos.
Respecto a la relación con la Aemet, hay un convenio de colaboración para impulsar actividades informativas y pedagógicas, y la agencia estatal ya utiliza datos de las redes de aficionados en la vigilancia de fenómenos adversos. «También se están considerando en procesos de 'crowdsourcing', es decir, en la obtención de información útil y de interés que se puede extraer de multitud de canales en plataformas 'online'», comenta el delegado territorial de Aemet en la Región, Juan Esteban Palenzuela, que destaca, además, la existencia del sistema SINOBAS, donde cualquier ciudadano puede informar de fenómenos singulares.
Sin embargo, los aficionados echan en falta una mayor integración de sus medidas en los registros oficiales. En este sentido, Palenzuela se muestra cauto. «Se valora la inclusión, con el nivel de validación y calidad técnica que corresponda, de algunos de los datos de las redes de aficionados en el Banco Nacional de Datos Climatológicos, aunque en principio no se considerarían datos oficiales de Aemet», señala. El motivo es la dificultad para valorar la calidad de los registros. «No se puede hacer de forma general para una determinada red de estaciones», afirma, ya que «depende de muchos factores» como su mantenimiento, su control y ubicación.
«Se van dando pasos, pero muy lentamente –cuenta Juan David–. Pero algo está cambiando, porque ya en algunos estudios sobre episodios recientes como la dana de Valencia, la Aemet ha incorporado datos de redes de aficionados para explicar algunos fenómenos y rellenar huecos».
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Por Lázaro Giménez
MeteoRed, el negocio millonario con vocación global nacido en Almendricos
En el año 2000, Javier López y Juan José Martínez eran dos estudiantes universitarios apasionados por la meteorología y a los que internet les abrió un mundo de posibilidades para conseguir más información, compartirla y ponerse en contacto con otras personas con las que vivían esa misma pasión. Fruto de aquello nació el foro MeteoRed, que, un cuarto de siglo después, han convertido en un gigante de la información meteorológica, con más de 55 millones de visitas al mes, 40 trabajadores en nómina y 110 colaboradores repartidos en 11 países de todo el mundo para ofrecer sus servicios a nivel local en otros 70 Estados. Y lo hacen desde la pedanía lorquina de Almendricos: «Es una decisión personal que tomamos los dos. Somos de aquí, vivimos aquí y estamos a gusto. Aunque tiene cosas buenas y cosas malas, hay suerte de que nuestro trabajo nos lo permite», explica Javier López, CEO de la empresa. Aunque pueda parecer que están alejados de los grandes centros de decisión e influencia en materia tecnológica, también asegura que esto les ayuda «a estar concentrados en lo que queremos hacer, porque lo tenemos claro».
Y tan claro: «Nuestro plan estratégico pasa por convertirnos en dos o tres años en un operador global», sentencia López, que detalla que han llegado recientemente a Japón y Filipinas y que esperan en breve entrar también en el mercado árabe.
Aquel foro amateur se ha ido convirtiendo con los años en una web, que tuvieron que repensar enfocada a nuevos soportes como el teléfono móvil, para los que también han desarrollado ya su propia aplicación. Su facturación anual supera los 10 millones de euros.
Para este economista, «cuando uno empieza un proyecto así, como una afición y en un entorno tan cambiante, nunca se piensa que se va a llegar a eso». Para ellos, entre isobaras y anticiclones, el sol sale por Almendricos.
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