Noche de velas en Aledo para volver al Medievo

La asociación vecinal encargada de la realización de la Noche en Vela de Aledo colgó, un año más, el cartel de «no hay entradas». Lo hizo días antes de la celebración del evento, en la noche del pasado sábado. Fue un evento mágico que trasladó a vecinos y visitantes hasta una población amurallada del Medievo.

Al atardecer, y cuando el castillo y su imponente torre aparecían en el horizonte, aquellos que se adentraron en este pueblo, a los pies de Sierra Espuña, se daban de frente en el horizonte con una estampa singular, un resplandor único. En esta nueva edición participaron unas 5.000 personas, en una pequeña localidad que apenas supera los mil habitantes. Todos los espacios dedicados al aparcamiento de vehículos estuvieron repletos.

Destacó la colaboración de los voluntarios de Protección Civil, unos 80 según la organización y llegados desde diferentes municipios de la Región, además de los tres agentes de la Policía Local de Aledo. Los accesos se realizaron en dos turnos. La entrada fue diferente a la salida, con la finalidad de evitar aglomeraciones.

Antes de acceder al casco histórico, donde se realizó el evento, en la plaza de la Diputación, los visitantes encontraron puestos de venta de comida y bebida. Hasta dieciséis rincones fueron iluminados solo por velas que colocaron los vecinos. El Calabozo, el Mirador del Agujero, El Infierno, La Judería, la puerta de Francisca y Francisco, la plaza del Castillo, el Nido de Águilas, el Rincón del Guardián, el patio del Cura y el Calabozo fueron algunos lugares engalanados.

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