El centro de Cáritas de Lorca para personas sin hogar ya tiene lista de espera
Más de 400 usuarios han pasado este año por el espacio de baja exigencia, donde se ofrece una atención integral, y por el albergue de transeúntes
«Es un recurso muy necesario porque hay mucha gente que vive en la calle», dice con insistencia Eva Terrer, voluntaria de Cáritas, sobre el ... centro de baja exigencia que se puso en marcha hace un año y medio para mejorar la calidad de vida de las personas sin hogar. La experiencia piloto iniciada en julio de 2023 con una duración de siete meses y financiada con 300.000 euros de fondos europeos se ha incorporado a los recursos de Cáritas porque «no podíamos cerrar y dejar a la gente colgada», argumenta.
Publicidad
Ahora tiene un presupuesto anual de 240.000 euros, de los que 80.000 son de aportación municipal y el resto de Cáritas, que hace equilibrios para poder mantenerlo. Permite estancias más largas en el albergue de transeúntes, de la calle Marmolico, que antes se ceñía solo a dos noches cada seis meses, para «trabajar de forma más integral las 24 horas del día no solo con personas que van de paso, sino con otras que, por su contexto social, se han visto en una situación de vulneración y marginalidad», detalla José Ángel Muñoz, pedagogo y coordinador del centro. En la mayoría de ocasiones «tienen un largo recorrido de calle y su salud mental se ha visto afectada» o «tienen una dependencia muy fuerte» del alcohol y las drogas.
El servicio se adapta a las necesidades de cada usuario: comer, ducharse, cambiarse de ropa y pasar el día bajo un techo en el local de la calle Galdo. No cierra nunca y es atendido por ocho profesionales en tres turnos diarios. Realizan talleres de ocio, de redes sociales o de consumo, los acompañan al médico si están enfermos o los derivan al psicólogo cuando lo necesitan, explica la educadora social Lorena Pérez.
«Es sorprendente la necesidad que hay y frustrante decirles que se tienen que marchar», dice la educadora
«Se prioriza la atención básica, esto no es una comunidad terapéutica para que dejen sus adicciones porque no somos psicólogos ni terapeutas. Hacemos de puente hacia esa terapia, intentamos impulsarlos» para que reciban ese tratamiento, asegura el coordinador. «Hace falta fortaleza, una red de apoyo para salir de ciertas situaciones y algunos usuarios han evolucionado muy bien y han dado el salto a la vida autónoma», añade.
Publicidad
Sin límite de estancia
No hay requisitos ni límite temporal de estancia, «vamos a objetivos muy pequeños para que vengan a comer y ducharse» antes de abordar el problema de las adicciones si los usuarios se ven preparados para ello. En otras ocasiones no presentan esas patologías, tienen «una carencia emocional por otra causa y nos centramos en reducir esos daños», añade la educadora social. En el caso de personas desahuciadas que se ven en una situación de calle, «les echamos una mano en el pago del alquiler de una vivienda si lo consideramos necesario y siempre con el objetivo de que consigan su autonomía y vivan dignamente», señala el coordinador. A los inmigrantes sin hogar procuran facilitarles una vivienda de acogida de las que dispone Cáritas en Lorca y en el resto de la Región.
En el albergue disponen de ocho plazas de larga estancia y cuatro para transeúntes y, cuando está completo, como ahora, estos son derivados a una habitación de hotel que paga Cáritas. Este año más de 400 personas han utilizado este servicio, la mayoría hombres de entre 20 y 50 años. Hay lista de espera para acceder al centro de baja exigencia. «Son muchos, sobre todo en esta época del año que hace frío», asegura la educadora social, pero es difícil calcular el número porque «vienen y van y pasan la noche en un cajero o en un banco». Es «sorprendente la necesidad que hay y nos frustra tener que decirles que les vamos a ayudar en la medida de lo posible, pero no hay infraestructura». Les ofrecen desayuno, comida y cena, poder asearse, lavar y secar la ropa y participar en los talleres, pero por la noche se tienen que marchar, lamenta.
Publicidad
Cáritas ha tenido que suprimir los equipos de calle para localizar a personas sin hogar por falta de presupuesto, pero cuenta con el apoyo de la Policía Local, que las deriva a este recurso y también de los hospitales cuando les dan el alta y comprueban que no tienen domicilio. «Buscamos socios, donaciones de empresas» para poder financiar los programas de Cáritas. «Nos estamos enfocando en el acompañamiento integral» a las personas más vulnerables. «Antes era suficiente con donar ropa o alimentos, pero apostamos por desarrollar sus habilidades y dignificar a las familias», señala Terrer.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión