Francisca Terol, cercanía y corazón al servicio de Alcantarilla

Francisca Terol Cano (Alcantarilla, 1960) tomó una decisión el 11 de marzo de 2004 que, de forma indirecta, cambiaría su vida 21 años después. Los atentados ocurridos en Madrid en esa fecha la animaron a dar un paso que llevaba tiempo rumiando en su cabeza: afiliarse al Partido Popular. Este inicio en la esfera política ha derivado en su elección, esta semana, como la primera alcaldesa de la historia de Alcantarilla.

Asume este reto con responsabilidad, aunque conoció mucho antes que el resto que le iba a tocar ponerse al frente del quinto municipio más poblado de la Región. Su relación con el exregidor Joaquín Buendía –que renunció a la alcaldía la semana pasada para iniciar una nueva etapa como gerente de Esamur–, le permitió conocer la marcha de su antecesor semanas antes de que se hiciera público. En su discurso de investidura prometió «cercanía, solidaridad y esfuerzo» y se comprometió a «escuchar a todos», valores que le inculcaron sus padres, quienes le trasladaron la importancia de respetar a los demás y tratar a la gente con amor.

Madre de familia numerosa, ahora le tocará aplicar a un municipio de más de 43.000 habitantes la misma receta con la que ha guiado a su familia, a la que se volcó por completo tras casarse en 1984, cuando tenía 24 años. Sus hijos –Joaquín, Paca y Pepa–, ya adultos de 40, 37 y 32 años, la apoyan totalmente en la nueva andadura pública que ha comenzado. Su desembarco en la política municipal le llegó de la mano de Joaquín Buendía en 2015, cuando ocupó el sexto puesto en la lista del PP local. Antes figuró en puestos residuales en los comicios de 2007 y 2011. Buendía redobló su confianza en ella en 2019 y 2023, cuando la situó de número dos, convirtiéndola en su mano derecha, lo que le ha hecho acreedora a ser la nueva alcaldesa tras la renuncia de Joaquín Buendía. Antes de empezar su andadura política, trabajó en Muebles Mabell, donde desempeñó labores de administrativa, misma función que ejerció, posteriormente, en la firma Cremades Internacional, dedicada a la exportación de almendra. A pesar del paso del tiempo, todavía guarda cariño a su etapa escolar. Estudió en el colegio de las Hermanas Salesianas. Décadas después, mantiene relación y sigue viendo al grupo de amigas que forjó en esos años. La llegada al centro educativo de una madre superiora con la que hicieron buenas migas fortaleció un grupo que, pese al paso de los años, sigue compartiendo charlas y vivencias.

Los estudios los continuó en el instituto Francisco Salzillo. Era una buena estudiante, pero inquieta, lo que le provocó alguna reprimenda, como cuando, junto a su compañero Modesto, la castigaron a hacer trabajos en beneficio de la comunidad por andar corriendo por los pasillos y desobedecer las continuas advertencias de sus profesores. Amante de la lectura (anhela la llegada del verano) cuando el ritmo baja, puede llegar a ventilarse hasta ocho libros, sobre todo, de temática policíaca. También le encanta disfrutar de la naturaleza. Su plan perfecto es hacer senderismo y rutas en bici por Santiago de la Ribera, donde veranea, con sus hijos y su nieta Micaela, de 18 meses.

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