La exclusión digital también es cosa de jóvenes
La barrera tecnológica se erige como un factor de riesgo social que priva de derechos a personas de colectivos vulnerables sin importar la edad: «Haber nacido en una generación donde todo el mundo tiene móvil no te salva»
El camino a la exclusión tiene múltiples trayectorias. En la Región de Murcia, una de cada tres personas se encuentra en riesgo de padecerla, según ... los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida de 2023 publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que sitúa a la Comunidad como la quinta autonomía más afectada por esta problemática, con casi medio millón de habitantes en esa situación.
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La cifra mantiene una preocupante estabilidad desde hace años, con una leve reducción del 0,5% de la población en riesgo en el último año, lo que llevó hace solo dos semanas, a la presidenta de la Red de Lucha contra la Pobreza, Rosa Cano, a insistir en la Asamblea Regional en la necesidad de la puesta en marcha de una estrategia regional.
En esa pendiente a la exclusión por la que se deslizan los más vulnerables ha ido ganado peso un elemento clave en los últimos años: la barrera tecnológica, que puede determinar el nivel de participación y acceso a derechos fundamentales de los ciudadanos. Y pese a que tradicionalmente se ha hablado de brecha digital para evidenciar la fractura en el acceso de servicios básicos que sufre una generación que creció sin internet ni dispositivos conectados, un reciente artículo publicado en la revista científica 'Studia Humanitatis' que ha sido elaborado por un equipo de investigadores entre los que se encuentra el antropólogo murciano y profesor del Departamento de Humanidades Contemporáneas de la Universidad de Alicante, Gabriel López-Martínez, subraya la prevalencia de un fenómeno distinto, más grave y complejo que no entiende de edad: la exclusión digital.
Del mismo modo en que la exclusión social se define como un fenómeno cuyos efectos determinan que un individuo o grupo se sitúen en diferentes posiciones sociales, los autores defienden que el avance de la digitalización ha provocado que se establezcan diferencias estructurales entre quienes tienen acceso y conocimientos en el uso de dispositivos y aplicaciones y quienes no. Y en esa distinción, ser joven no garantiza nada.
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Un artículo publicado por un equipo investigador donde participa el antropólogo murciano Gabriel López-Martínez, subraya la importancia de este factor en la vulnerabilidad social
La exclusión digital, señala López Martínez, «afecta también a los denominados 'nativos digitales'», personas que, pese a crecer con internet, no adquieren las habilidades necesarias para desenvolverse en el mundo conectado y se ven empujados a la marginalidad.
Muchos no tienen trabajo ni estudios, y cuentan con pocas opciones de conseguirlos por su falta de competencias. «La exclusión digital se puede incorporar como una dimensión más dentro de la exclusión social –añade López-Martínez–, es estructural, afecta a grupos de manera heterogénea, y por lo tanto es más persistente. Además, se hereda dependiendo del grupo social».
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Una paradoja en 'nativos digitales'
Gente hiperconectada que se siente perdida en internet
La responsable de Implantación Social de Cáritas, María Hernández Ortín, entidad que tiene en marcha diversos programas para acabar con la falta de competencias digitales en los colectivos vulnerables, como diversas ONG de la Región, subraya la alta presencia de ese «perfil joven, de gente que creemos que está hiperconectada, pero que luego no sabe aprovechar las funcionalidades del mundo digital, que se siente perdida y que se puede quedar fuera del acceso a ayudas y prestaciones sociales por esta causa».
El informe sobre exclusión y desarrollo social en la Región de Murcia de FOESSA, publicado en 2022, ya alertaba de que la falta de integración en el mundo digital alcanza al 43,7% del conjunto de los hogares de la Comunidad, un porcentaje que es del 41% entre los hogares en situación de integración social, del 54% en el caso de los hogares en situación de exclusión, y que llega hasta el 70,9% en el caso de los hogares en situación de exclusión severa. Todo en un contexto en el que el uso de la tecnología se configura como la puerta de acceso a derechos fundamentales como el derecho a la salud, la cobertura social o la educación.
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«No es solo tener la tecnología, es también cómo la usas», subraya
López-Martínez recuerda que «la Región es una de las tres comunidades de España con más 'ninis'». También es una de las tres únicas donde la cifra ha crecido en el último año. En concreto, según los últimos datos del INE, referentes a 2023, el porcentaje de población de entre 19 y 25 años que ni estudia ni trabaja es del 14,7%, casi un punto porcentual más respecto a los datos del año anterior. «La exclusión digital puede ser una herramienta para abordar este fenómeno. Sería interesante ver sus competencias digitales», añade, y subraya que «haber nacido en una generación concreta en la que, de manera generalizada, todo el mundo lleva un móvil en el bolsillo no te salva de la exclusión digital». En el mismo sentido, los investigadores recuerdan el error que supone pensar que los jóvenes «disponen de capacidades y conocimientos expertos de manera natural» solo por crecer en un mundo digitalizado.
«No es tener tecnología, es cómo la usas», apunta López-Martínez. En este sentido, un reciente estudio publicado por la Fundación Cepaim con personas en extrema exclusión social, tales como residentes en asentamientos chabolistas o infraviviendas, mostraba que más del 91% de esta población dispone de un teléfono inteligente. El informe, titulado 'Mapa Estatal sobre discriminación racial y/o étnica en el ámbito de la vivienda y asentamientos informales en España', muestra así que los problemas de exclusión no dependen del acceso a equipamiento tecnológico.
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Formación
La puerta que la red puede abrir para salir de la pobreza
Nuria Bastida, responsable del programa de digitalización y preparación para el entorno laboral de colectivos vulnerables que Cáritas lleva a cabo en el Centro de Acogida y Acompañamiento Integral (Cayam), en la pedanía murciana de El Palmar, explica cómo en esta formación, enfocada a jóvenes a partir de los 16 años, la entidad detectó la aparición de esas carencias en competencias digitales en los adolescentes. «Nos dimos cuenta de que aunque ahora mismo todos los adolescentes con los que trabajamos están muy en contacto con las redes sociales, algunos se pierden a la hora de manejarse en otros ámbitos del mundo digital».
El programa prelaboral, que realiza una formación en competencias clave y orientación para la empleabilidad durante un periodo máximo de dos años, se articula en torno a grupos interactivos que suponen una puerta de entrada al aprendizaje digital. «Muchas veces el sistema educativo no acompaña a estos jóvenes en estas situaciones».
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María Hernández Ortín explica que también hay en marcha iniciativas para formar en el uso de la identificación personal en los servicios digitales de la Administración. Un asunto crucial en la participación social. Asuntos como la utilización de la Cl@ve PIN, el certificado digital, el DNI electrónico, el pago de tasas o la solicitud de ayudas «puede marcar la diferencia».
«Saben usar TikTok e Instagram, pero no buscar un curso»
«Yo, con el móvil solo jugaba a los videojuegos», afirma Juan David López, un joven de 18 años procedente del barrio de Los Almendros (La Alberca) que llegó al Centro de Acogida y Acompañamiento Integral (Cayam) para recibir formación digital y prepararse para el acceso al mundo laboral. Su conocimiento y uso de las tecnologías se limitaban, aparte de la parte lúdica, al uso de TikTok. En el Cayam ha aprendido a expandir su uso de las herramientas digitales. «Ahora es capaz de realizar una búsqueda exhaustiva de la información, acceder a los cursos que realizamos a través de las 'tablets' y ordenadores del aula de informática, a realizar tareas 'online' mediante programas interactivos y a encontrar a través de recursos digitales cursos de formación que sean de su interés», explica Nuria Bastida. «Estamos preparando su salida formativa de cara al curso que viene». La responsable del programa formativo resalta el crecimiento de la autonomía y la autoestima de estos jóvenes cuando mejoran sus habilidades. «Saben usar TikTok e Instagram, pero no saben cómo buscar un curso en el Servicio de Empleo y Formación».
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