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Los autómatas queman etapas

Desde 1966, cuando una nave robótica de la URSS se posó en la Luna, se trabaja para lanzar al espacio robots más inteligentes. Algunos ya han llegado a Marte

MAURICIO-JOSÉ SCHWARZ

Lunes, 20 de junio 2016, 11:02

En un cierto sentido, hemos estado utilizando robots para explorar el espacio desde hace muchos años. La fecha clave podría ser 1966. Hace 50 años, la nave robótica 'Luna 9' de la URSS se posaba suavemente en la Luna y enviaba una serie de imágenes fotográficas, las primeras que teníamos en directo de otro cuerpo del cosmos. Entre entonces y hoy, cuando 'Curiosity' continúa su exploración del cráter Gale en Marte, en una misión que comenzó cuando se posó en la superficie del planeta el 6 de agosto de 2012, hemos poblado el espacio con otros robots: los 'Voyager', que han recorrido el sistema solar y ahora lo han abandonado, camino de otros barrios de la galaxia; los 'Viking', los primeros que recorrieron suelo marciano; y los 'Pioneer'. E incluso la Estación Espacial Internacional está dotada de un brazo controlado a distancia que llamamos 'brazo robótico'.

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Ahora bien, ¿son realmente robots? ¿Qué queremos decir con esa palabra? Algunos son tan solo aparatos teledirigidos, que no hacen nada sin órdenes enviadas desde los centros de control en la Tierra. Otros tienen cierta capacidad de toma de decisiones y autonomía. Pero su principal problema es que no parecen robots. La palabra 'robot' deriva del checo y significa 'trabajo duro' o 'servidumbre'. Fue acuñada por Josef Capek para darle nombre a los trabajadores artificiales que había imaginado su hermano Karel, para una obra de teatro que es hoy un clásico de la ciencia ficción.

Aspecto humano

Los robots de Capek tenían una característica fundamental: parecían humanos. Así que, de una parte, consideramos 'robot' a cualquier aparato con cierta autonomía de movimientos y acciones, pero los que suelen parecernos 'verdaderos robots' son los que tienen aspecto humanoide. Más 'C3PO' que 'R2D2', por usar ejemplos de la saga 'La guerra de las galaxias'. Y así son los robots 'Valkyrie' o 'Valkiria' con los que la NASA está trabajando, conjuntamente con una serie de universidades de todo el mundo, con la vista puesta en Marte. Los robots 'Valkyrie' (o 'las' robots, dado que quienes trabajan con ellas suelen utilizar un tratamiento femenino para mencionarlas) o, para usar su denominacion técnica, las robots modelo R5 de la NASA, empezaron a desarrollarse en octubre de 2012 y la primera versión quedó montada en julio de 2013. La inspiración de esta generación de robots se encuentra en los 'Robonauts', diseñados por la NASA y empresas privadas como General Motors a fin de tener la máxima destreza posible en el manejo de objetos y herramientas.

De hecho, los Robonauts empezaron solo existiendo de la cintura para arriba. Su objetivo principal era la percepción de su entorno y la manipulación de los elementos a su alrededor. Las 'Valkyrie' tienen una misión adicional especialmente compleja: poder caminar eficazmente en un terreno lleno de obstáculos. Ambos tienen que ser capaces de colaborar de modo eficiente y seguro con los seres humanos. Para su desarrollo, la NASA ha reclutado a universidades en un programa destinado a crear robots avatares «para la coexploración de entornos peligrosos» con humanos. La palabra 'avatar' significa que las 'Valkyrie' deberían llegar a Marte y después, con apoyo a distancia, montarán las estructuras básicas indispensables para la supervivencia de los seres humanos que lleguen más tarde (algo similar a la base que se pudo ver en la película 'Marte') y realizarán la exploración básica del entorno. Cuando los humanos estén allí, las robots deberían poder ocuparse de las tareas de mantenimiento y reparaciones para mantener vivos a los frágiles humanos, que podrían dedicarse así a la ciencia y la exploración.

Todo ello parece ciencia ficción. Quizá lo es. Los robots que han ido al espacio en la literatura y el cine compartían características que ni siquiera sabemos cuándo se podrán replicar. Quizá, como mucho, los futuros exploradores marcianos deberán conformarse con uno como 'Curiosity', que mueva unas pocas cosas y explore sobre ruedas. Y asumir que la exploración de nuevos mundos difícilmente será una empresa sin riesgos.

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¿Y si no van al espacio?

Si todavía es demasiado aventurado el sueño de enviar estos robots a Marte o para hacer labores de reparación en la Estación Espacial Internacional, ¿tiene sentido entonces diseñarlos y producirlos? La respuesta la encontramos, por ejemplo, en las tecnologías que se han desprendido del proyecto Robonaut: un guante robótico auxiliar para facilitar las tareas no solo de los astronautas, sino de los trabajadores en la Tierra; un exoesqueleto que además de ayudar a mantener sanos a los astronautas (que tienden a perder tejido óseo y muscular en largas estancias en el espacio), sino que es una esperanza par a la independencia y recuperación de personas con discapacidades.

Los robots surgidos de los programas de exploración de la NASA, además, podrían ser empleados en labores de rescate y salvamento en entornos demasiado peligrosos para los seres humanos: alta montaña, incendios o cavernas. Quizá no del modo heroico que se hace en el cine, pero sí con la silenciosa eficiencia que hoy nos aportan otros avances tecnológicos como la telefonía móvil y los drones... Juntos podrían considerarse también un eficaz robot.

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