Cuando la clase de música se traslada a la UCI
Alumnos del Conservatorio Superior tocan para los pacientes del Morales Meseguer, una actividad por la que obtienen un crédito de libre configuración
Pedro Medina ingresó en la UCI del Morales Meseguer el jueves por un infarto. Al día siguiente, cuando todavía estaba rodeado de cables, escuchó con asombro cómo la 'Fuga en sol menor' de Johann Sebastian Bach se colaba en su box, seguida de algunos de los pasodobles que le han acompañado en tantas verbenas a lo largo de su vida en Yecla, su pueblo. «Esto es un regalo. La música hace milagros», confesaba emocionado, con una sorprendente vitalidad a apenas 24 horas del susto que le dio su corazón.
Ainhoa Alonso, Carla Mansilla, Timon Kaiser y Pablo Gamón, alumnos de segundo curso del Conservatorio Superior de Música Manuel Massotti, estrenaron este viernes, con su cuarteto de saxofones, un nuevo programa de la institución docente y el Área VI de Salud (Morales Meseguer) para llenar de «momentos musicales» la UCI. A cambio de los 20 minutos de concierto frente al box que ocupa Pedro, recibirán un crédito de libre configuración, bautizado como 'crédito solidario'. Pero, sobre todo, lo que se llevaron de su paso por Cuidados Intensivos fue una lección magistral de humanidad, la que se respira en todos los rincones de un servicio en el que los profesionales luchan cada día por la vida.
A Pedro Medina, las notas de los cuatro saxos le llegaron a su alma de músico. «Yo también toco el saxofón, empecé a los 18 años», contaba con nostalgia. Ahora tiene 81 y sigue dirigiendo la rondalla Los Ruiseñores de Yecla, que fundó junto a un grupo de amigos en los años 60. «Espero salir pronto para poder participar en el concierto de Navidad. Ayer íbamos a hacer un ensayo, pero me dio el infarto y lo suspendimos», explicaba preocupado.
A Pedro Medina, el concierto le abre la puerta de los recuerdos: «Yo tocaba el saxo con 18 años»
Acompañado de su hija Mónica y como el resto de pacientes de la UCI, Pedro pudo escuchar un ameno concierto que recorrió desde el barroco, de la mano de Bach, hasta 'Suspiros de España', pasando por los Village People. Un repertorio para todos los gustos.
Repetirá como solista
Pablo Gamón, uno de los estudiantes del cuarteto, se confesaba «impresionado», aunque al mismo tiempo se sintió «muy cómodo» ante este inédito público. Tanto le gustó la experiencia que esta semana repetirá como solista. «Al final, se trata de traer a los pacientes la música, ya que no pueden salir de aquí, y de hacer su estancia un poco más amena y más alegre», reflexionaba su compañera Carla Mansilla. Era la primera vez que Carla y Pablo tocaban en un hospital, algo que ya había vivido Ainhoa Alonso, aunque con otro tipo de pacientes: los niños ingresados en el Santa Lucía de Cartagena.
Aunque ante la música, todos volvemos a ser otra vez un poco niños, sobre todo si algunas melodías abren la compuerta de los recuerdos. Y así se veían pasar tantos momentos de felicidad por los ojos de Pedro Medina y de otros pacientes que escuchaban en silencio. Desde el control, enfermeros, técnicos en cuidados, auxiliares de enfermería, médicos y celadores aplaudían con ganas cada pieza.
Proyecto de humanización
La iniciativa del Conservatorio Superior supone un paso más en un proyecto que nació a principios de año en la UCI del Morales Meseguer dentro de los planes para humanizar este entorno. Por aquí han pasado ya músicos de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia y profesores del Conservatorio. «Lo que hemos hecho es coger el testigo e involucrarnos, facilitando la participación de los alumnos», explica el vicedirector del Manuel Massotti, David Pons. «Este es uno de esos proyectos que suma en todas direcciones. Para los alumnos supone elegir un repertorio, pensar en el público y adaptarse al lugar en el que van a tocar. Los músicos tenemos una labor social: tenemos que ayudar a que la música llegue a todos los rincones y, sobre todo, a lugares como este», reflexiona. Mientras, para los sanitarios y los pacientes, estos minutos musicales representan «un momento de paz, de reposo, de relajación».
María Cerón es la médica de la UCI que está detrás de esta iniciativa. «Hay muchos estudios que demuestran cómo después de una experiencia musical mejoran las constantes de los pacientes, desde la tensión arterial a la frecuencia cardíaca. Pero no podemos definir esto como una actuación terapéutica, no es musicoterapia. De lo que se trata es de aportar confort, de crear algo bonito durante unos minutos, de generar buenas sensaciones», explica.
En las aulas hospitalarias
Una vez iniciado este camino, el Conservatorio Superior quiere ir más allá. Por eso está en conversaciones con las Aulas Hospitalarias, que dependen de la Consejería de Educación, para que sus alumnos de Pedagogía puedan desarrollar talleres dirigidos a niños y adolescentes ingresados en los hospitales de Murcia. «La música es algo transversal que permite tratar cualquier tema», recuerda Pons. La iniciativa está lista para echar a a andar, a falta de cerrar algunos flecos.
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